Cada vez tengo más claro que el fín último de Cristobal Colón al descubrir América fue posibilitar que las grandes multinacionales establecieran allí sus “call center”de marketing telefónico.
Llevo varios días atacado de los nervios . Llamadas y rellamadas de un operador de cuatro dígitos que me persigue. “Buenos días señor –se escucha con indisimulado acento latinoamericano-. Le habla Belinda para presentarle la oferta de…”
.-No , gracias señorita. Estoy muy contento con el contrato de mi teléfono móvil. No me interesa su propuesta.
“Pero si aún no ha escuchado lo que le voy a roponer…” Y colgué sin dar opción a más.
No más pasan unos minutos –se me queda hasta l acento- y nuevamente el móvil y los mismos dígitos.
“Le atiende la operadora Isabel. Le hablo en nombre de Movistar para presentarle la oferta de …”. .-Que no, que ya le he dicho a su compañera que no me interesa. Y di por terminada la conversación.
No debí ser convincente ya que un cuarto de hora después, el mismo numerito insistía. Ni contesté. Interrumí la llamada y punto. Pero el “call center” siguió con su función. Hasta en tres ocasiones más sonó el teléfono. En el coche, en la comida y oh fatalidad, en el inicio de una placentera siesta en la que ni las incómodas moscas habían impedido el goce de un sueño de media tarde.
Entonces salió el tauro que llevo dentro y cuan morlaco en el tendido de la plaza de toros de Tafalla me lancé hacia el tendido embistiendo a diestro y siniestro. No se libró ni Cristobal Colón. Ni el amigo de pupitre de Aznar, la compañía telefónica , Movistar y todo lo que por allí pasaba. Me sentí atropellado y atropellé. Amenacé con una denuncia por acoso en la oficina del Consumidor. Creo que mencioné la Convención de Ginebra e incluso me referí a las Naciones Unidas. Luego colgué. Alterado. Con la adrenalina a mil y el sueño interrupido. Intenté dar una cabezadita pero imposible. Las pesadas moscas de verano se habían transformado en “moscas cojoneras” y emulando a Obama sólo conseguí sacudirme tres manotazos mientras los insectos voladores continuaban con sus acrobacias y zumbidos característicos.
Así que no me quedó otra que incorporarme y olvidarme del reposo. En pleno mes de agosto , el teléfono móvil se había convertido en toda una amenaza. Lo silencié. Incluso estuve tentado de apagarlo, pero la responsabilidad me pudo, y superado el cabreo , desistí de hacerlo.
No hubo tregua. Una nueva llamada.. Esta vez con muchos dígitos –sólo dejo de contestar a los números ocultos (si se esconden ¿para qué llaman?). Reconocí la voz de un compañero periodista. Me preguntaba por la broma de Pepe Blanco y la pretendida subida de impuestos. Le respondí que me pareceía de más interés dedicar las páginas del periódico a las barracas y a las fiestas. Que las ocurrencias políticas de verano eran como los torneos amistosos de fútbol. Es decir una pachanga. Pero no me hizo caso. Dos páginas en economía al día siguiente y llamada en portada. Cosas de la “pertinaz sequía”.
Por el contrario, el teléfono no calló. Otra llamada entrante de al menos diez números. Casi no entraban en la pantalla. Y caí en la trampa. “Buenas tardes caballero. Soy Osvaldo Céspedes y le vengo a informar de las mejoras que el operador “Orange” tiene para usted…” ¿Orange?. Primero la roja, ahora Orange?. Me contuve un momento, respiré profundamente y le interrumpí. .- Disculpe que le corte, pero tengo una pregunta para usted –le dije muy serio-. ¿Qué le parece la idea de Pepe Blanco de subir los impuestos para mejorar los servicios públicos?.
.-“Pepe Blanco?. Ese no era un cantante de época? –respondió en tono guasón-.
.- Bueno, canta de vez en cuando pero no. Es el ministro de infraestructuras.
.- “Dispense pero es que yo no estoy informado “…y fue el locutor con voz de actor de culebrón el que en esta ocasión colgó la llamada.
Pobre Osvaldo. Sacar a relucir el nombre de Pepe Blanco y echar a correr todo fue uno. Seguro que me borró de su lista de Orange. Si lo sé, le hablo de Ernesto Gasco y de su personal idea de gestionar el transporte en Bizkaia. Seguro que, aterrado, hubiera advertido a Belinda o a Isabel para que no me llamaran más.
Los hechos reales acojonan más que cualquier advertencia y, a este paso, el viceconsejero donostiarra va a ser recordado en el Metro de Bilbao como el Duque de Alba en los Países Bajos. O como el caballo de Atila tras cuyo galope no volvía a crecer la hierba.
Ring-Ring. Suena el celular. Es un amigo. Me pregunta si me ocurre algo, que a media tarde me ha llamado y que no le he dejado ni respirar. Inquieto, me quería invitar a una cerveza fría y , sin mediar palabra, le he mandado a la Convención de Ginebra con Cristobal Colón. Le he respondido que es una larga historia. Que lea mi blog. Y que apague el móvil.
Hola,lei tu articulo en el un periodico y te confirmo que yo tambien fui acosado durante 6 meses por jazztel,hasta julio 2010.
ResponderEliminarPero encontre la solucion despues de todo:
https://www.listarobinson.es/default.asp
Sigue los pasos y tachan mano de santo...UUfff.
De todas formas si googleas,veras mas casos de acoso hay apatadas,mira este caso:
http://www.outono.net/elentir/2010/08/25/jazztel-%c2%a1que-pelmazos-sois/
Saludos