viernes, 27 de agosto de 2010

SINDROME POSTVACACIONAL


Llega la etapa del año en la que más explicaciones tienes que dar a los que están a tu alrededor. ¿Dónde has estado?. ¿Qué has hecho? ¿Has tomado mucho el sol? ¿Has viajado mucho?.¿Cuando has vuelto?...Es, como la necesidad de rellenar un formulario para inscribirte en una de las redes sociales que transita en Internet.. Pero, lo peor de todo es que lo tienes que repetir tantas veces como individuos se crucen en tu camino.

¡Ay como te equivoques y cuentes a uno algo diferente a lo ya dicho a otro!. Entonces prepárate para un interrogatorio de tercer grado que solvente la contradicción.

Esta liturgia, habitual tras el descanso vacacional, me deja exhausto. Y mis respuestas, por más que , año tras año, son las mismas, me colocan en una situación que los expertos han llegado a definir como “síndrome postvacacional”.
Qué haríamos nosotros sin expertos capaces de dictaminar cualquier cosa. A veces, me paro a pensar lo infelices que debieron ser nuestros abuelos o nuestros ancestros más lejanos al desconocer, por carecer de especialistas en el diagnóstico, que la mala leche que a uno se le pone cuando después de unos días de fiesta tiene que volver al tajo, se le denomina “síndrome”. No acierto a comprender cómo podían vivir con tanta ignorancia a cuestas.

Pero vamos a lo que nos ocupa, las explicaciones. Para este año he decidido que tengo tres opciones. La primera, seguir con el rito de contestar uno a uno a quien me pregunte. La segunda, convocar una asamblea de preguntadores ociosos. Y la tercera , colgar en mi blog todas las respuestas.
Estoy persuadido de que ninguna de ellas es la solución perfecta ya que, en muchos casos, quien te interpela lo hace no por tus respuestas sino porque le da pie a convertirse en protagonista y ser él quien te cuente qué ha hecho, dónde ha estado y cuantas paellas se zampó en una semana.

Sin ir más lejos, ya he tenido dos experiencias en apenas 24 horas. El primero , tras interesarse por mi descanso, me habló de sus pericias por el parque Yellowstone. Por las bellezas naturales de Yosemitey el derroche capitalista de Las Vegas. Para no ser descortés, le pregunté por el oso Yogui y por Greeson de CSI. Funcionó. Creyó que le estaba tomando el pelo y se machó con cajas destempladas.¿No quería preguntas?

El segundo, un individuo de los en mi catálogo está en la estantería de “bobos esféricos”, (lo cojas por donde lo cojas es bobo. Sin aristas) , se empeñó en contarme su crucero por las islas griegas. Y pese a que le hablé del yogurt o que “parakaló” el bochorno de aquí, no se inmutó. Santorini, Miconos, el peloponeso, las cariátides,Palas Atenea, Fidias, Zorba el griego…Esférico, Lo dicho.

Mis respuestas. ¿Dónde he estado?. Por ahí. Donde siempre. Perdido entre pinos.
¿He viajado mucho?. A la mañana a comprar el pan y los periódicos. Luego a llevar a la familia a la piscina. Y después a preparar la comida.
¿Qué he hecho? . Nada.
Esta pregunta tiene trampa porque si mi respuesta es “No he hecho nada” significa que dos negaciones afirman, luego he hecho algo.

Pese a que no hacer nada sea, según creo, el estadio natural de las personas, siempre se termina por hacer algo. Así, en mi listado de respuestas incluyo: He hecho sombra cuando me ha dado el sol. He hecho de espantador de moscas. He hecho la siesta siempre que he podido o me ha dejado Movistar. He hecho de ocupa de espacio público en un banco frente a un bar. He hecho de trasegador de cerveza. Jodé cuantas cosas. Ni me había dado cuenta. No me extraña que vuelva al currelo entrenado.

Por eso, decir que no se hace nada es siempre falaz. Incluso cuando algún acerado comentarista achaca al Gobierno del cambio no hacer nada. Seguro que ha hecho algo. Aunque sea preparar la transferencia de las políticas activas de empleo que dicen que vendrá en septiembre . Genma Zabaleta ha anunciado a sus próximos (los que no se le han marchado aún) que si esa transferencia no llega en fecha ella también se marchará. Por eso, seguro de que algo habrán hecho, aunque sea las maletas..

Arriola el ferroviario, con su escudero Gasco han hecho mucho estos últimos días. Han cabreado a miles de viajeros que se han quedado en tierra sin que nadie les explicara por qué el Metro de Bilbao no funcionaba.

El Consejero Aguirre, el “insolvente”, tan locuaz para destacar el lado oscuro de la crisis, por lo menos ha hecho algo positivo. Estar callado en coyuntura económica de aparante crecimiento (los datos de recaudación así lo atestiguan). El Supertintendente Ares ha velado por la paz de nuestras fiestas, actos de gamberrismo aparte. Y el ejecutivo de López en su conjunto se prepara para aprobar, en lo que queda de año, 21 proyectos de ley para cumplir sus compromisos parlamentarios.
21 leyes en cuatro meses. Eso sí que estresa. Ya se sabe, no dejes para mañana lo que puedas hacer pasado. Así superarás cualquier síndrome, postvacacional o postelectoral..

Yo, a lo mío. A seguir respondiendo. Si puedo porque de tanto hacer nada estoy agotado. El descanso fatiga. No estoy preparado para tanto tedio. Me tomaré un aperitivo y me tumbare un rato, no vaya a ser que de tanto síndrome me salgan agujetas.

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