No hay nada peor para un representante público que tratar a la ciudadanía como menor de edad. Basta recordar aquella cita de Aznar de que la “sociedad vasca no estaba madura” para percibir el error mayúsculo, por prepotencia, del arengador de Quintanilla de Onésimo.
Otros –recuerdo a Anguita tras unos comicios- se permitieron tras una debacle electoral afirmar que quienes habían votado se habían equivocado a la hora de emitir su sufragio. Así acabó políticamente el “califa”.
El empecinamiento de posiciones frente a la realidad, huyendo de la obviedad, es un síntoma de febrilidad, de distorsión de las cosas por malestar, incomodidad o irresponsabilidad.
Llevamos varias semanas escuchando la consigna –cuando varios interlocutores dicen lo mismo así debe interpretarse- de que existe un boicot activo contra EITB. Que existe una especie de cruzada contra la Radio y la Televisión Vasca desde que Alberto Surio asumiera la Dirección General del Ente a propuesta de la mayoría gobernante PP-PSE.
En esa supuesta operación de desgaste se identifica claramente a dos actores principales; por un lado un grupo de trabajadores vinculados a la mayoría sindical que se resiste a aceptar el “cambio” en EITB, y, por otro, a la “radicalidad” del PNV que no ha dado, según los gestores de Ente, ni un segundo de tregua a los nuevos – cada vez menos- responsables de la radio y la televisión públicas.
Hasta ahí, el argumentario podría tener coherencia. Pero el dislate que a continuación se ha fraguado y hecho público, insulta a la inteligencia de la ciudadanía. Decir, como se ha dicho repetidamente, que existe un boicot activo a EITB para alimentar de audiencia a un nuevo grupo de comunicación privado gestado desde el PNV es tamaña insensatez que por pintoresca pudiera asimilarse a aquella parodia en la que el humorista Gila pegaba brochazos al aire intentando encontrar la onda de emisión para, así, inventar la radio en color.
Decir que el supuesto boicot contra EITB tiene como objetivo primar la audiencia de los medios de comunicación del PNV es una lección de estupidez. ¿Cómo se trasvasa la audiencia?. ¿A paletadas? ¿en sacos como las patatas?, ¿por transferencia bancaria?. Hay que ser insensato para decir tal cosa, sobre todo cuando ver un canal u otro de televisión, por poner el caso, es un ejercicio de voluntad personal y se ejecuta de manera tan sencilla como pulsar un botón u otro en el mando a distancia.
¿Qué ocurre en nuestro caso? ¿Qué casi el 50% de quienes hace un año veían ETB-2 han sido coaccionados por el PNV para que cambien de canal y abandonen a la televisión vasca?. Se marchen ¿a dónde?. ¿Tiene el PNV algún canal específico al que dirigir en su “coacción” televisiva?. ¿No será que casi la mitad de los espectadores que hace un año tenía ETB-2 se han sentido ellos los abandonados por su cadena?.
No se insulte pues ni a la inteligencia ni a la ciudadanía cuando ejerce su libre voluntad.
La situación del grupo público EITB es verdaderamente comprometida, y de manera especial en sus divisiones televisivas.
La audiencia de ETB-1 el mes de octubre de 2008 era del 3,1% de share. En octubre de este año ha sido del 1,8%.
La audiencia de ETB-2 en el mes de octubre de 2008 era del 15,3%, en octubre de este año ha sido del 7,8%.
Podemos decir por tanto que ETB ha perdido la mitad de sus audiencia (un 47,8% exactamente) en sólo dos años.
La empresa Sofres (luego TNS y ahora Kantar Media) viene midiendo la audiencia de televisión desde enero de 1992. Es la primera vez que la audiencia de ETB-1 y ETB-2 bajan del 10%. No había ocurrido nunca antes en ningún mes durante más de 18 años.
ETB está por tanto en el peor momento de su historia.
Más datos. De las doce televisiones autonómicas hay cinco que han ganado audiencia estos dos últimos años (las más pequeñas) y hay siete que la han perdido.
La televisión autonómica que más audiencia ha perdido de todas ellas es ETB.
Los informativos de ETB eran líderes de audiencia el pasado año 2009. Hoy han bajado a la tercera posición. ¿Alguien quiere más evidencias de la gravedad del momento?. Las hay, pero alargaría demasiado esta entrada en el blog.
Una consideración final, el filósofo Montaigne afirmó que “a nadie le va mal durante mucho tiempo, sin que él mismo tenga la culpa”. Quizá no sea el momento de buscar responsabilidades sino de evitar la catástrofe. EITB es el grupo de comunicación público de nuestro país. Es el nuestro –entiéndase bien, sin carácter patrimonialista-, por el que hemos luchado y trabajado durante décadas para hacerlo prosperar. Quien crea que, en aras a incidir en una determinada coyuntura política, es de aplicación el dicho que “cuanto peor, mejor”, se equivoca. Cuanto peor, mucho peor.
Señor Alberto Surio, en su mano está rectificar. Cuenta usted en EITB con un grupo profesional contrastado y reconocido que ha obtenido grandes resultados en el pasado más reciente, vuelva usted la vista hacia el interior, confíe en sus propios profesionales y comience a responder a los verdaderos problemas de EITB, aquellos que cada día le están señalando los ciudadanos vascos desde la libertad de su hogar y con el poder de sus mandos a distancia. Es la hora de volver a la profesionalidad propia de EITB.
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