“Con el 90% de la opinión pública española en contra de la legalización, el Tribunal Constitucional no va a tener pelotas de permitir a Bildu su presencia en las elecciones”. De esta manera tan rotunda, un dirigente “popular” me hacía patente ayer su estado de ánimo en relación a la presencia o no de esta coalición en los próximos comicios municipales y forales.
El PP y toda la caverna mediática que le jalea, ha echado el resto para presionar a Zapatero y los suyos en una controversia que, por legitimación democrática debiera estar zanjada hace tiempo. Y los socialistas, de aquí y de allí, incapaces de recuperar el rumbo ni con gps, han caído en su trampa una vez más.
Los de allí, porque creyeron que en el recurso ante el Supremo encontraban un escudo protector frente a la “brunete mediática” y salvaban la cara a su “candidato in péctore” Rubalcaba. Los de aquí, porque con la calculadora en la mano, vislumbraron que el “apartheid” político les garantizaba la supervivencia.
El discurso era sencillo; “que decidan los jueces”. Y mientras se lavaban las manos impulsaban – ellos y nada más que ellos- un recurso intolerable, desmedido e irresponsable, basado en la argucia de que “todo es ETA”.
El “fardo” llegó a la sala 61 del Supremo, cuya composición ideológica era por todos conocida. Sin matices trasladaron un paquete que la sala especial del alto tribunal solamente se limitó a forrar y poner un lazo. Afortunadamente, el cordel era de celofán y a modo de “voto particular” seis magistrados cuestionaban el fallo por vulneración de derechos básicos, lo que ha dado pie a que, en un último acto jurisdiccional sea el Tribunal Constitucional quien valide o no la presencia de “Bildu” en las próximas elecciones.
El plazo para que el TC sentencie –tras recurso de Bildu- concluye la noche que la campaña arranca, es decir el próximo jueves. Hasta entonces, y mucho más, “Bildu” y sus conformantes habrán acaparado todos los focos de atención y, sin despeinarse, habrán rentabilizado el victimario de una torpe e incompetente actuación política cuyo debe fundamental recae en el Partido Socialista.
Hace tiempo que no juego a la lotería y en cuestiones tan trascendentes como la que acontece –alguien está jugando con el derecho a la libre expresión, opinión y elección política- resulta un tanto imprudente hacer previsiones.
En mi último comentario hablaba de que un buen pescador debe saber “leer el río”. Pues bien, aventurado por este torrente, percibo que los socialistas son conscientes de que en su estrategia de autoprotección “se les ha ido la mano” y que si pudieran rebobinarían la historia para que el final previsible de la misma fuera otro.
Así que creo que el final de este culebrón pasará por una participación activa del Pleno del Tribunal Constitucional. No será la sala segunda sino el Pleno en su conjunto quien participará en el debate y en el fallo. Se evitará así contingencias de mayorías-minorías y la sentencia será inapelable. Inapelablemente del lado de la libertad de organización, expresión y elección.
Por lo tanto, creo sinceramente –así lo espero- que Bildu estará en las elecciones y rentabilizará con un resultado magnífico su estancia en el infierno. Pilatos podrá, al fin, secarse las manos y los sudores incómodos provocados por su obtusa gestión. Serán los tribunales (el más alto de todos) quienes decidan, intentando acallar a los voceros de la oposición. Y los pescadores de ríos revueltos podrán exhibir sus ganancias.
Aunque si es preciso hablar de ganancias, diremos que hemos ganado todos y fundamentalmente la sociedad vasca que ganará en pluralidad, en democracia y en normalización política.
¿Habrá pelotas?
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