martes, 4 de octubre de 2011

CUANDO A LA TORTUGA LE DA POR CORRER.

Hace apenas un año, ETA emitía dos comunicados en el corto espacio de quince días. En el primero, hacía un llamamiento al gobierno español a iniciar un proceso de diálogo al tiempo que anunciaba que desde hace meses había tomado la decisión de no llevar a cabo “acciones armadas ofensivas”. En su segunda comunicación confirmaba su cese de actividades, respondía a la declaración de Bruselas y manifestaba su voluntad de adentrase en “aguas más profundas”. La Izquierda Abertzale pedía ritmo. Había anunciado su compromiso con los principios Mitchell (uso de medios pacíficos y democráticos en el ámbito político, desarme organizaciones violentas…) y se aprestaba a presentar unos estatutos para una nueva formación política.



La izquierda Abertzale quería correr hacia su emancipación. Pero ETA no. A pesar de sus dos comunicados, reservaba sus cautelas para dar nuevos pasos clarificadores.

Hoy, un año después, la tortuga quiere correr. En otoño caen las hojas y el bosque se manifiesta desnudo. Todo un símbolo.

La declaración del Colectivo de Presos adhiriéndose a la Declaración de Gernika, la autodisolución de EKIN como heredera política de KAS y del frente político-militar del MLNV, y la última notificación de ETA en la que confirma su intención de auditar su cese de actividades violentas por parte de la Comisión Internacional de Verificación recientemente creada confirma la tesis de que ahora sí, la carrera hacia la paz definitiva ha tomado velocidad de crucero.

El hecho de que este mundo haya quemado dos cartuchos en el mismo día –disolución de EKIN y comunicado de ETA- hace pensar que la táctica trazada de dosificar pasos para poderlos rentabilizar mejor, ha cedido el terreno a la necesidad de reaccionar con rapidez para que el proceso no se pudra o, cuando menos, resulte irreversible.

El cálculo político llevaba a ETA a dilatar en el tiempo su anuncio de “cese definitivo”. Teniendo en cuenta que para la Izquierda Abertzale el precio del cierre de la lucha armada era y es la victoria política, ETA tenía, con su decisión pública, poner en bandeja la rentabilidad de la paz ante unas futuras elecciones autonómicas.

Pero el adelanto electoral en España, la previsible llegada del PP a la Moncloa y la satisfactoria respuesta obtenida de Zapatero para “arriesgar” en el breve plazo ha dado como consecuencia que la tortuga esté dispuesta a correr más rápidamente que Usain Bolt en los 100 o 200 metros lisos. ETA y la Izquierda Abertzale necesitan que el proceso en marcha resulte irreversible, que el PP no pueda desandar el camino practicado o que no lo sitúe en clave de “derrota” policial (que podrá intentar hacerlo).

Por eso han puesto un pie delante del otro y han forzado la máquina para que, verificación internacional de por medio, su decisión de enterrar las armas para siempre resulte creíble aquí y en el escenario internacional.

Por eso han quemado dos cartuchos el mismo día y quemarán más en el corto plazo. Más cartuchos y de mayor relevancia para que cuando el tren pase por la estación del 20-N nadie tenga la tentación de volver atrás. Atentos pues al compás de un nuevo ritmo de gestos y pronunciamientos.

Se anticipan momentos señalados en los que la consecución del bien mayor de la paz acallará reproches e intenciones rentistas.

Urkullu lo ha vuelto a decir. Intermediará ante el PP con la misma fuerza y eficacia que lo ha hecho con Zapatero y la Izquierda Abertzale, para que la tortuga llegue a la meta como todos esperamos. Sin protagonismo pero con decisión y poniendo toda la carne en el asador. Aunque a medio o largo plazo le resulte gravoso. Para el PNV la paz no tiene precio. Que la tortuga corra todo lo que pueda.

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