viernes, 28 de octubre de 2011

GORA EL "SINFLICTO"!

Hacía tiempo que no encontraba una evidencia científica tan relevante. Un equipo internacional ha descubierto en Cueva Bajoncillo (Torremolinos, Málaga) que los homo neanderthalensis ya comían marisco hace 150.000 años.


Hasta ahora, los investigadores creían que las prácticas más antiguas de marisqueo las había realizado el “homo sapiens”, según los descubrimientos realizados en el yacimiento de Pinnacle Point (Sudáfrica). Sin embargo, este hallazgo constituye el vestigio más antiguo de consumo de moluscos por parte de uno de nuestros antepasados más directos, confirmándose la tesis de que los neandertales podían ser brutos, pero no tontos.


Aún así, pese a las nuevas evidencias, siguen existiendo voces que mantienen que los neandertales se extinguieron y que sucumbieron en su pugna por la supervivencia frente al “homo sapiens”. ¡Qué sabrán ellos!


Que los neandertales, poco o mucho evolucionados, existen -existimos- es sencillo de probar y hasta de adivinar. Basta fijarse un poco en el perfil del individuo para darse cuenta de su vertiente genética; “sapiens” o “neandertal”.


En esta semana pasada me he reencontrado con especímenes que creía olvidados lejos de mi balneario temporal. Una fauna diversificada de “robadores de tiempo”, “blandiblús”,“ectoplasmas”, “tontos” de todas las características -“activos”,“útiles”...- “bobos esféricos”, y dos nuevas subespecies que han comenzado el curso con especial brío. Son los “cansavacas” y los “aminoácidos”.


Los primeros son los precursores de la tortura llamada “gota malaya” y sus habilidades comienzan a destaparse en la más tierna infancia. Basta montar a un niño/a en un automóvil y ponerle el cinturón de seguridad para detectar su condición. “¿Falta mucho?. ¿Cuándo llegamos?. Me canso. ¿Falta mucho?” (aún sin el arranque encendido).


Un “cansavacas” de estos atacó la semana pasada. Llevaba una temporadita rondando las inmediaciones, pero fue en los últimos días cuando decidió emplearse a fondo. El cansino acosador, que se me presentó como un seguidor de mis comentarios, quería convencerme (para que lo reflejara más tarde en un post) de que la crisis económica mundial no era otra cosa que un “conflicto de gobernanza”.


La primera vez que escuché su aserto me picó la curiosidad. Y caí en la tentación de preguntar qué quería decir con aquello. Grave error. Me bombardeó a escritos. Correos electrónicos, sms, mensajes de voz, visitas inesperadas. (lástima de Blackberry). Todo empezaba y terminaba por “conflicto”. Hasta tomando un café soporté un discurso del “conflicto” del “comercio justo en la producción cafetera mundial”. No he conseguido quitarme la palabra de encima en siete días. “Conflicto” de civilizaciones, “conflicto” ideológico, “conflicto” político, “conflicto” de intereses, “conflicto” de convivencia, “conflicto armado”, etc. Una auténtica pesadilla. Como esas canciones que se te pegan y no hay dios que te las quite de la cabeza ni en sueños. Ayer mismo tomé una decisión. Me enfrenté a la amenaza. Le miré a los ojos y le dije; “mira librepensador; a mí no me va lo del “conflicto”. Yo soy un hombre de paz y a mí no me va eso. Prefiero el “sinflicto” al conflicto”.


El petardo embaucador se quedó callado. “Ya te veía venir –me contestó-. Tanto “a mí no”, tanto “a mí no”…ya me he dado cuenta de que lo que en verdad eres es un aminoácido”


.-“¿Aminoácido yo?. A mí no me llamas eso, “cansavacas”. A mí no me insultas. Que como me faltes, saco el neandertal que llevo dentro y …


.- “Pues venga una mariscada como resolución del conflicto”.


A riesgo de que el “cansavacas” terminara por convertirse en “facilitador” llamé a un amigo como “mediador” de la disputa. El “sinflicto” me costará caro. Por lo menos unas nécoras. Y un cuarto agente en la mesa que lo verifique.


La paz bien vale un poco de cascarilla.  Gora el sinflicto!



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