jueves, 13 de octubre de 2011

SOLAR DE ALMUNIA

Las principales bodegas de la Rioja alavesa están estresadas. La causa no son los trabajos de vendimia y de elaboración de la nueva añada, que por temporalidad las mantiene en plena agitación, sino por la incertidumbre en las que se encuentran a raíz de la denuncia presentada por la Comisión Europea contra las denominadas “vacaciones fiscales” vascas.


Según diversas filtraciones interesadas, las autoridades comunitarias habrían tasado en más de cien millones de euros las supuestas ayudas “ilegales” que las empresas vitivinícolas debieran reponer a las arcas de la Diputación foral alavesa. La cantidad asusta y a muchos que, con moderación, nos encanta el “caldo” riojano (alavés, por supuesto), nos empieza a alarmar las consecuencias que una decisión tan grave como la señalada pudiera tener , tanto desde el punto de vista económico para el territorio, como para el futuro del vino y su consumo.

Desde la Diputación de Araba se ha manifestado, ahora y antes, que los incentivos fiscales concedidos respetaban la legalidad vigente. Que ninguna de estas ayudas se destinó a la apertura de nuevos negocios, sino a relanzar los existentes con importantes inversiones «que no estaban dirigidas a incrementar la producción, sino al turismo o al medio ambiente»; unos fines que, según los abogados y la Diputación, pasarían el filtro de la legalidad y que podrían encuadrarse dentro de las llamadas ayudas regionales, sí permitidas.

En su defensa, al igual que el resto de sectores, alegan el contexto en el que se aprobaron los incentivos, en un País Vasco en plena recesión con tasas de paro superiores al 20%, índices de producción industrial negativos y el azote del terrorismo en su mayor apogeo.

El Comisario Almunia no se ha creído los argumentos esgrimidos por la Administración alavesa. Por eso interpuso una demanda ante la Corte de Luxemburgo el pasado verano. De prosperar su querella, y las sanciones que con ella van aparejadas, las bodegas alavesas más representativas del sector podrían verse obligadas al cierre. Sus propietarios, como dijera gráficamente Xabier Agirre, tendrían que entregar las llaves de sus instalaciones a la Diputación foral. Las inversiones están ya consumidas (renovación de instalaciones, modernización de las mismas, ampliación de la actividad vitivinícola a otras complementarias –turismo, medio ambiente-) y han reportado notables retornos a la sociedad (el paro en la Rioja alavesa es mucho menor que en el conjunto de la Comunidad Autónoma). Recuperar ahora más de cien millones de euros de ahorro fiscal para el entonces relanzamiento industrial vitivinícola sería la ruina.

¿Se imagina alguien, por ejemplo, que la majestuosa bodega de Riscal, diseñada por Frank O´Gehry terminara siendo , como consecuencia de la demanda europea, una sociedad pública foral?.

Antes de su periplo americano, el Lehendakari López se ha reunido, el pasado martes en Bruselas, con el Comisario de la Competencia, Joaquín Almunia.

Del encuentro ha trascendido que el presidente de Euskadi planteó al Comisario la posibilidad de negociar fórmulas financieras que permitan reducir el impacto sobre las empresas y la economía vasca de la devolución de las ayudas de las vacaciones fiscales. Un loable interés que confiamos prospere. Ahora bien, hubiese sido más alentador que el lehendakari hubiera pedido oficialmente a Almunia la retirada de la demanda presentada. Sin demanda no habría riesgo de cierre de empresas. También hubiera sido deseable que Patxi López hubiera contado con el parecer de Javier de Andrés –Diputado General de Araba- antes de su entrevista con el Comisario socialista quien, por cierto, no ha movido un dedo ni ha presentado denuncia alguna ante las paladas de dinero público que los estados miembros de la Unión están aportando a los bancos como inyecciones económicas de rescate.

Es decir, que si las ayudas fiscales vascas, pensadas para combatir la crisis de entonces fueron “ilegales”, las vitaminas multimillonarias de hoy a la banca no lo son. El mundo al revés.

 
Espero y confío que la intermediación del Lehendakari tenga éxito. De lo contrario, si sus propuestas no son atendidas ni por sus propios compañeros socialistas quedará en evidencia y, recogiendo un dicho popular de la zona, “pintará menos que Maximino en Haro”. Que así no sea, porque, de prosperar la denuncia, la única bodega que va a quedar en la Rioja alavesa será la del “Solar de Almunia”.

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