LAS “COJONÉSIMAS” DEL CIS

El Centro de Investigaciones Sociológicas ha enchufado su oráculo y el resto de bolas de cristal han saltado por los aires. Se nos han fundido los plomos.

El CIS, organismo estatal de solvencia reconocida, ha vaticinado para los próximos comicios generales  una victoria socialista en la Comunidad Autónoma Vasca  (siete diputados de los dieciocho en liza). En su muestreo, el segundo partido en escaños será el Partido Popular (5) y al PNV y Amaiur, la nueva marca de la Izquierda Abertzale, le adjudican tres actas de diputados a cada uno.

En mi caso, el “pico” informativo del CIS me ha pillado en Gernika, en un pleno de las Juntas Generales , pero su flujo lo he notado como los pobladores de la isla del Hierro las sacudidas sísmicas. Conocida la noticia,  hasta los vizcainos reflejados en el cuadro  del “besamanos de Fernando V” por Francisco de Mendieta  en el siglo XVII, se han girado hacia el hemiciclo con gesto de sorpresa.

Y no es que los resultados mostrados por el sociómetro oficial resulten inverosímiles, que la aplicación de la ley D´Hont en ámbitos reducidos puede hacer estragos, sino porque la anunciada victoria de los socialistas en la Comunidad Autónoma Vasca ha suscitado una sensación catártica, propia de quien contempla , en vivo y en directo, un milagro inesperado.

Intuitivamente he pretendido encender mi bola de cristal para contrastar datos, pero por muchos intentos realizados todos han sido infructuosos. Los plomos se habían fundido.

He acudido a la fuente madre, a Internet, y allí he visto cómo algún medio de comunicación se regodeaba no del dato estadístico general, sino de un aledaño particular: “El PNV se quedaría sin su grupo parlamentario”.  Del “milagro” socialista, ni un miserable apunte (ya ganaron antes y podrán ganar ahora, aunque en el Estado desciendan hasta las calderas de Pedro Botero).

Ayer, por simple intuición, vaticiné un mapa postelectoral diferente (empate técnico a tres, PNV, PP e Izquierda Abertzale). Seguramente mis pituitarias olfativas, con tanto viento sur, se habían desorientado. Por eso, y para contrastar el informe del CIS, riguroso y empírico como pocos, me puse en contacto con mi sociólogo de cabecera. Éste, como buen profesional, antes de entrar en harina se puso el traje de neopreno. Que si la casuística, el error muestral, la tipología del cuestionario, el momento de la encuesta…Nada que desmintiera categóricamente el resultado publicado. Y nada de fundamento para pensar lo contrario.

Retórica y palabrería. Hasta que llegamos a la clave estadística que justificaría un margen de error. “En la distribución de escaños –me decía mi amigo el sociólogo- y en ámbitos de reparto tan reducidos , tanto en los escaños a repartir como en las circunscripciones electorales, juega un papel relevante en el resultado final lo que denominamos “cojonésima””. “Cojonésima? –pregunté-“.

.-“Sí, es la parte decimal  que sirve al sociólogo para alimentar su creatividad “

.- Es decir, que es donde el prescriptor  se convierte en artista.

.- Algo así. Donde se asignan indecisos, votos ocultos, tendencias…

.- Ya, muy tendencioso.

.- Para nada. Depende del interés de la encuesta, de quien la encarga, quien la financia y si se va a hacer pública o sus resultados quedan en el ámbito privado.

Me quedo más tranquilo. He llamado a un electricista para saber si mi bola de cristal tiene arreglo o el cortocircuito del CIS la ha achicharrado (quién dijo que estaba así que no me acuerdo?).

Lo de la “cojonésima” me ha impactado. Igual que la noticia de que el PNV  perderá el grupo parlamentario. A lo mejor sí. Ya pueden espabilarse en Sabin Etxea y movilizar a su militancia para encontrarlo o para evitar su extravío. Perder un grupo es algo muy serio, y si es de parlamentarios más.  Yo que el PNV hacía una campaña de rescate. Más vale prevenir que fiarse de las “cojonésimas”. Aunque sean propias.