sábado, 19 de noviembre de 2011

RESCATE O RESISTENCIA. DOS MODELOS. DOS OPCIONES

Hemos llegado al tiempo de la reflexión en cifras de rescate económico. Y nadie parece percibir la gravedad de la situación. España está a punto de la quiebra, en el borde mismo del precipicio. ¿Alguien se ha parado a pensar qué sería del Estado español fuera de la eurozona?. Sin crecimiento económico, ni atisbo de recuperación futura, con cinco millones de parados, con un déficit desbocado….y sin más cartuchos públicos que gastar para reconducir temporalmente el azote de los mercados, la situación se hace insostenible.



A eso se le suma el vacío de poder. No habrá gobierno en dos-tres meses como mínimo. Catástrofe a la vista. Malísima coyuntura para un Partido Socialista que le puede pasar una factura enorme mañana domingo. Y peor bienvenida a un PP que, habiéndose descontado su victoria, tampoco genera la confianza suficiente para eliminar la tensión que estrangula el futuro de su España. Por eso Rajoy pide a los mercados “un mínimo de margen” para poder comenzara a aplicar unos ajustes que en toda la campaña ha ocultado al electorado.


El riesgo de quiebra, de ser intervenidos por los poderes europeos, amenaza a todos. También Euskadi. Pese a tener condiciones objetivas diferentes y sensiblemente más positivas que las que confluyen en el caso español. Lo han reconocido todos; “Euskadi es a España lo que Alemania es a Europa”.

Euskadi, y sus poderes públicos debieran haber previsto ya una estrategia para salvar los muebles ante una hipotética, pero real, situación de rescate. La solución pasaría por mantener la línea de rigor económico y presupuestario. Por detener el déficit y la deuda, multiplicada por seis en los dos años y medio últimos. Por acompañar a la industria a fortalecer su afán exportador, incrementando en el exterior el mercado de negocio. Las autoridades institucionales deberían haber aprovechado el tiempo para fortalecer una marca propia, una marca “Euskadi” que la diferenciara de la imagen negativa que España arrastra por el mundo.


Pero, los representantes institucionales vascos, y quienes apoyan su gestión externamente, no lo han hecho. Todo lo contrario. Han preferido aferrarse a una España que se ahoga y, con ella, nos empuja un poco más hacia el fondo.

Una primera reflexión en este día de análisis previo al voto; España, hoy por hoy, puede que no tenga futuro en la zona Euro. Euskadi sí.

Por ello, se hace apremiante, actualizar un estatus político para afrontar, en las mejores condiciones posibles los cambios que se producirán en la Europa en transición que vivimos. Un nuevo estatus que nos permita tener acceso directo a los niveles decisivos de la nueva eurozona. Acceso directo en todas aquellas materias cuya competencia sea exclusiva del País Vasco, y de manera especial, la política fiscal y tributaria, ya que en la nueva UE, la armonización fiscal de sus miembros será uno de los pilares básicos sobre los que sustente su estructura.

Segunda consideración: Nada será igual de ahora en adelante. Quien piense que la crisis no apretará más, se equivoca. Viene tiempos duros. Tiempos de sacrificios y de recortes sociales. Tiempos de resistencia y de políticas públicas comprometidas. España deberá encontrar un nuevo modelo productivo que le genere empleo. De lo contrario, la crisis que se ha llevado a los socialistas del gobierno podrá llevarse por delante también a su sucesor.

Y, en Euskadi, también se acabó el plazo de la inacción, de la incapacidad institucional y de la propaganda gratuita. Si el actual gobierno no reacciona, deberá buscarse alternativa. Este país no puede seguir parado. Quedarse quieto es ceder a la atracción de la antimateria, del agujero negro de la economía española.

Tercer y último apunte. Quienes viven en la cresta de la ola, impulsados por la espuma de la emancipación ilusionante, deben saber que no hay ola que no acabe en la rompiente. Si su intención verdadera es impulsar a este país que no esperen solamente al flujo mareal. El final de la violencia debe propiciar aguas tranquilas sobre las que hundir los remos para bogar en la dirección adecuada.


Toda crisis tiene su punto de oportunidad. También ésta. Rescate o resistencia. Los modelos de gestión están bien diferenciados en las papeletas que mañana depositaremos en las urnas.

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