martes, 13 de diciembre de 2011

EL “ENAMORAMIENTO” DE “EL CORREO” Y LA IZQUIERDA ABERTZALE


Aquí, nada es gratuito. El repentino “enamoramiento” que el grupo de comunicación Vocento, y más concretamente su cabecera de referencia “El Correo”, mantiene con la Izquierda Abertzale  solo  sorprende a quienes angelicalmente confían en la objetividad y neutralidad de las empresas periodísticas.  Pero la candidez  es síntoma de ingenuidad.

Todas las empresas  de comunicación tienen alma. Y cartera. Cada una defiende legítimamente los principios editoriales y económicos de sus respectivos Consejos de Administración  y presentan, a través del trabajo de profesionales su oferta informativa y de opinión.

Todo es muy respetable y digno de encomio, puesto que la libertad de expresión y de pensamiento, forman parte de los pilares básicos de una sociedad democrática y libre. Vocento y “El Correo” elaboran un producto de calidad, avalado por los lectores y el mercado. Y nadie puede negarles, en tal sentido, un éxito de producto y de negocio. 
Cada cual tiene su historia, su evolución y su bagaje particular. “El Correo”, mancheta centenaria también. Del yugo y las flechas a la defensa de la libertad sin paliativos. Del “movimiento” a la democracia y, en ella, a la defensa de la pluralidad, de los derechos humanos y al servicio público  como contraste permanente de una sociedad cambiante.

“El Correo”, como empresa de comunicación, ha sido durante años, la expresión de una derecha que atesoraba los valores de la monarquía constitucional y de la españolidad del País Vasco. Jamás lo ha ocultado. Sus apuntes editoriales, expresión viva del sentir de la propiedad, han sido, en tal sentido, diáfanos y coherentes. Y esa coherencia, vinculada a la libertad de expresión y opinión, le hizo sufrir doloras sacudidas de un terrorismo  delirante que atentó brutalmente contra sus directivos, trabajadores y bienes.

“Vocento” y su grupo de comunicación, como el conjunto de la sociedad vasca, han pagado en años pasados un enorme tributo de dolor y sufrimiento  en el mantenimiento de su dignidad profesional y empresarial. Asesinatos, amenazas, estragos que nadie olvida y que están presentes también en los momentos actuales.

Ni el nuevo tiempo de paz y concordia que se abre ante nosotros, ni la esperanza de libertad que respiramos, debe hacernos perder la memoria del horror vivido. En mi caso, no lo hace  y reservo mi recuerdo íntimo del padecimiento provocado por compañeros de profesión, por sus familiares o directivos.

Por eso, teniendo en la memoria a Santiago Oleaga y a tantos otros, no llego a comprender cómo se entrevista a Arnaldo Otegi sin pedirle una mínima explicación o un argumento que reconozca el dolor causado. Y, a partir de ahí, si se quiere,  atender a la función periodística de relejar la actualidad noticiable.

No quiero que se interprete como un reproche. No tengo ninguna duda del compromiso y de la cercanía de este grupo de comunicación para con la víctimas, y más para con “sus” víctimas.  Pero reflejo aquí mi extrañeza por abrir de par en par las páginas de unos diarios sin la incomodidad de una pregunta surgida del padecimiento propio.

Nadie puede desdeñar  la relevancia informativa de los acontecimientos provocados alrededor del final del terrorismo. La emancipación política de la Izquierda Abertzale ha sido un hecho  reseñable. Su legalización, a través de Bildu, su éxito electoral en los pasados comicios municipales, forales y generales. Su representación institucional en Gipuzkoa. Su expectativa de futuro prometedor. Sí, es una nueva variable informativa digna de tener en cuenta. Pero, sorprende  que tal novedad haya llegado a cautivar a algunos hasta el punto de regalar portadas y reportajes exentos del más mínimo cuestionamiento o contrapunto.  Hoy, ha sido la foto de los diputados electos en las Cortes generales. Habrá más instantáneas y más noticias de “impacto” tejidas bajo una sintonía de noviazgo prometedor.

Lo mismo ocurrió con el Gobierno López. Un ejecutivo que en sus inicios, y avanzada su decadencia, gozó del mayor respaldo mediático de cuantos se han conformado en Euskadi en los últimos treinta años.

A veces, uno tiene la percepción de que  ese embelesamiento  gratuito y sin crítica obedece más a un reposicionamiento propio  que a un afán premeditado de halago o complacencia. Reposición de un grupo mediático que apostó por el “cambio” político hace dos años y medio y que, fracasado en su experimento,  busca un nuevo espacio desde el que influir sobre la opinión pública. Una apuesta nueva, legítima y entendible, para que el poder que la información y la opinión que un poderoso grupo mediático tiene, vuelva a condicionar  la política en este país.

“Vocento” y “El Correo” están en su derecho. Suya es la opción. Y también el riesgo a equivocarse, pues quien apuesta, no siempre gana.

1 comentario:

  1. Pues a mi, Koldo, lo que me está sorprendiendo y muy desagradablemente es la virulencia, intoxicación y mala baba para, no sólo la Izquierda Abertzale, sino con EA, Alternativa, Aralar, y todo lo que huela a Bildu, Amaiur.. que expresa DEIA.
    Lo siento, pero éstos parece que no han asumido lo que tú tan bien explicas y han elegido una forma de comunicar que tampoco creo que de resultado alguno, más allá de la crispación y el desasosiego, que a mí por ejemplo me provoca.

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