viernes, 9 de diciembre de 2011

“PODEMOS SOÑAR SI PERMANECEMOS DESPIERTOS”

Entre tanta noticia económica negativa, el EUSTAT alumbraba los pasados días un informe según el cual las exportaciones de la Comunidad Autónoma Vasca habían alcanzado en el último trimestre el nivel anterior a la actual crisis, situando nuestro superávit comercial en el punto más alto de la última década.

Exportar no lo es todo para una economía netamente industrial como la nuestra, pero el éxito de los productos vascos en exterior, básicamente en las sociedades emergentes, debe hacernos reflexionar sobra la oportunidad que a este país se le abre de cara a posicionarse en el nuevo escenario europeo que comienza a dibujarse. Un panorama en el que las economías centrales van a arrancar con un nuevo modelo embrionario de una nueva Europa. Quizá el germen de unos Estados Unidos de Europa, una opción que ya barruntan en sus análisis pensadores como Jürgen Habermas o el ex jefe de la diplomacia germana y cerebro del movimiento Verde, Joschka Fischer. (Der Spiegel 29-XI-2011).https://docs.google.com/document/d/1kp5vudlPTFfSuKHptYHMpBmCKwBUL3vXuuuRmWFd03k/edit?hl=en_US

Sí, la crisis azota nuestro bienestar, pero nos abre una oportunidad inédita a los vascos. La posición económica de nuestro país se encuentra a medio camino entre los países centrales tractores de la Eurozona y los periféricos que penosamente se dejan arrastrar por aquellos.

La salud de nuestra estructura financiera y su compromiso real con nuestro entorno, el moderado nivel de endeudamiento público-privado , el reforzamiento de las exportaciones –básicamente a países emergentes- y una decidida actividad pública en el impulso de la innovación y de la inversión tecnológica orientada, deben ser las fortalezas sobre las que se impulse una nueva Euskadi, Nación en Europa.

En los tiempos que corren, la competitividad de una sociedad, la capacidad de su entramado productivo de ganar nuevos mercados y, con ese ímpetu, el afán de sus instituciones por generar bienestar y calidad de vida a la ciudadanía, serán de mucha más ayuda en la consolidación y afianzamiento de un proyecto nacional como el vasco, que la pura reivindicación política o la exhibición de la expresión identitaria. Todo debe conjugarse en un ejercicio de nacionalismo útil. Raíces para poder identificar qué y quienes somos. Voluntad de vivir por nosotros mismos, por propia decisión. Y eficacia en la gestión para aprovechar al máximo nuestras capacidades. Pequeños pero bien gobernados. Con vocación de pervivencia. Con el objetivo de ser, cada día, menos dependientes y, por lo tanto, más independientes.

La globalización, tan demonizada por algunos, es, para nosotros, una oportunidad, no una fatalidad. Los mejores momentos de nuestra historia han ido unidos a la apertura al mundo. El Consulado de Bilbao, nuestra temprana relación con Los Países Bajos transportando por mar la lana de la Mesta castellana; el inicio de una flota mercante que permaneció por los siglos; la colonización de América, la Compañía Guipuzcoana de Caracas, marinos, clérigos, guerreros, administradores e investigadores que favorecieron el progreso. La identificación de lo vasco en el mundo y la Ilustración en nuestro propio País; La Revolución Industrial en Inglaterra, el desarrollo de una minería, siderurgia y sector naval. Tres Globalizaciones que supusieron para nuestro país oportunidades de desarrollo y progreso. Ventanas de oportunidad abiertas al mundo. La cuarta Globalización, la presente, es la de la Sociedad del Conocimiento. Saber algo que el competidor ignora o no lo puede hacer con la excelencia y economía que nosotros poseemos. El valor del conocimiento agregado es un intangible de mayor peso que el puro negocio. Un valor que deberemos acrecentar con una apuesta decidida por la Investigación, por la Tecnología, por la Innovación. Por la Educación, por la Universidad, por la formación profesional, el dominio plurilingüístico.

¿Alguien pedía retos y desafíos para los próximos años?.


El concepto de “abertzale” hoy no reside ya en la épica. Ni en la manifestación vehemente de una voluntad defensiva de la Nación Vasca. El “abertzalismo” del nuevo tiempo tiene más que ver con el “para qué” que con las preguntas que siempre se ha hecho (¿a dónde?, ¿por donde?, ¿cómo?,¿cuando? y ¿con qué medios?.)

Un pueblo que se manifiesta interesado en garantizar su supervivencia debe permanecer en vigilia en los tiempos de grandes cambios mundiales. Y éste es un momento de tener los ojos bien abiertos pues se avecinan acontecimientos extraordinarios que pueden cambiarnos la vida. De nuestra pujanza, de nuestra destreza e inteligencia dependerá, en buena parte, el porvenir de Euskadi, Nación Europea. Economía, tecnología, internacionalización, competitividad, innovación, empleo...para hacer crecer Euskadi.

Hace cuatro años, en su discurso de investidura como nuevo presidente del PNV, Iñigo Urkullu, señaló que “podemos soñar si permanecemos despiertos”. Soñemos pues, pero con los ojos bien abiertos.

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