martes, 20 de diciembre de 2011

LOS SILENCIOS DE RAJOY

La doble sesión de investidura de Mariano Rajoy no ha dejado gran novedad en el panorama político. Su discurso, más en la línea de un alegato planteado en un foro de opinión que en una toma de posesión presidencial, ha estado plagado de buenas intenciones y de obviedades. Reforma del mercado laboral, acuerdo por la sanidad y la educación, actualización de las pensiones, supresión de los puentes festivos, incentivación de los emprendedores, recorte del déficit… Nada que no se hubiera sabido o comentado en la pasada contienda electoral.

Foto. "El Páis"

Guante blanco para un mensaje sin aristas que pone en evidencia lo no dicho más que lo afirmado. Sí, lo trascendente es el “plan oculto” de Rajoy.

Porque lo importante es saber de dónde recortará los 16.500 millones de euros –el 1,6% del PIB- necesarios para llegar al compromiso del 4,4% ya establecido por la Unión Europea y ratificado por el anterior gabinete de Rodríguez Zapatero.

La clave va estar en la letra pequeña, en ese paquete de decretos que deberá aprobar una vez instalado en La Moncloa. Veremos el tamaño de las tijeras cuando se presente la “carta de servicios sanitarios” o cuando se paralicen inversiones en marcha.

El debate no fue tal, quizá porque Rajoy no quería aguar la fiesta de su investidura. Ya llegarán los “ajustes” y la “austeridad” desde el bunker de la Moncloa. El “Plan oculto” comenzará a desvelarse en breve, a partir del mismo viernes, en el primer Consejo de Ministros.

Los que han resultado clamorosos son los silencios del nuevo mandatario español. Silencio en relación a Euskadi, al nuevo tiempo político. Silencio en relación a la nueva configuración del Estado y la amenaza centrípeta de recuperar centralismo. Silencio en relación a la fuerza centrífuga de una nueva Europa, que restará soberanía a los Estados. (dos fuerzas opuestas, la interna y externa que deberán conciliarse en un nuevo modelo institucional) Silencio en relación al final de la violencia y a la gestión de la paz.

Silencio calculado. Mejor así que no la estridencia o el desatino.


Rajoy sabe qué tiene que hacer, qué debe hacer para que la paz prospere. Ha pedido, en privado, que no se tensione este ámbito, que se baje la presión a la caldera, para que la “caverna mediática” y los sectores más recalcitrantes no distorsionen y enmarañen la situación.

El nuevo presidente del Gobierno español sabe que una cosa es predicar, y otra dar trigo. Y a él le corresponderá gestionar, no criticar. Deberá tomar decisiones, desatascar el enredo y encauzar el camino. Y eso es mucho más que un simple discurso o una retórica.

Además, se va a encontrar, en breve plazo –quizá mañana mismo- con decisiones sobrevenidas que le indicarán el sentido de sus pasos. Vendrá y la recibirá recién llegado, la sentencia del Tribunal Constitucional en torno a la legalización de “Sortu”. Será –así lo confío- un paso más, surgido entre silencios premeditados.

Quienes jalean el zafarrancho de combate o la epopeya se equivocan de plano. Mejor el silencio al ruido. Para trabajar, sin duda alguna, es preferible el sigilo al alboroto. Esperemos un poco para discernir a qué nos enfrentamos. No hay prisa. De momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario