jueves, 1 de diciembre de 2011

PODEROSO CABALLERO ES DON DINERO

Tenía razón Francisco de Quevedo cuando señaló aquello de “poderoso caballero es don Dinero” pues , además de hacer iguales “al rico y al pordiosero”, da también autoridad al “gañán y al jornalero”.


El dinero, ay el dinero, ese vil metal que agudiza el ingenio de pícaros y de gandules, de nobles y de plebeyos.

No hablamos ya de la prima de riesgo sino del yerno del rey. En qué lío te has metido Urdangarin. Favores suculentos, elusión fiscal, facturas sospechosas, tráfico de influencias, paraísos opacos. Lo que le faltaba a la realeza. Satraperías variadas de cuello blanco y moral distraída. (Yo ya era republicano-vasco, por supuesto-, pero ahora con más motivo)

Jose Antonio R.C. trabajó un poco más para ganarse unos cuartos. Aproximadamente 290.000 euros según fuentes policiales. Siguiendo la tradición de la hormiga, el mencionado Jose Antonio dedicaba su tiempo a la sustracción de carros de compra en diferentes supermercados. Carros que luego vendía en una chatarrería.

Como no quiere la cosa, el individuo en cuestión, se acercaba hasta un centro comercial y allí tiraba de carrito. Uno tras otro. Hasta tres mil en lo que va de año.


Los responsables de los hipermercados, cansados de ver cómo se esfumaban artilugios móviles, decidieron instalar en una parte de su flota un dispositivo GPS. Jose Antonio R.C. no cayó en la cuenta de que la tecnología arruinaría su vocación de conductor de carros. La policía le quitó el carnet, los puntos y casi hasta los dientes cuando, siguiendo la señal de aparatito emisor, le encontró en una chatarrería. Le pillaron con el carrito del helado. Maldita tecnología.

El tercer caso vinculado al enriquecimiento “atípico” es para ser enmarcado en el ranking del disparate. Se trata del colosal saqueo (ni en el tren de Glasgow) producido en la sociedad EMARSA (Entidad Metropolitana de Aguas Residuales Sociedad Anónima), creada por el Ayuntamiento de Valencia y 17 entidades locales más de la comunidad levantina.

La entidad gestora de la cloaca valenciana tenía como objeto social depurar las aguas residuales de la comarca antes de liberarlas al mar, destinarlas al riego o alimentar al parque natural de la Albufera. Se financiaba con un canon de saneamiento que los vecinos de Valencia y su área metropolitana pagan con la factura del agua.


En julio del pasado año EMARSA fue disuelta dejando como pozo séptico un agujero de 17 millones de euros. Una investigación judicial abierta tras la quiebra ha desvelado que el fraude fétido cometido por los responsables de esta sociedad podría superar los 30 millones de euros. Unas diligencias, que cada día que pasa, se encuentra con una nueva revelación, aún más sorprendente que la anterior y que ya mantiene imputadas a 16 personas por presuntos delitos de malversación, estafa continuada y delitos societarios.

El pufo. La sociedad pagaba con fondos propios joyas, bolsos de Loewe, relojes, bolígrafos Montblanc, prendas de vestir en Armani, dispositivos electrónicos de todo tipo, accesorios de automovil, mil euros de lotería … Cargaban el alquiler de vehículos de lujo y circuitos de spa. Hacían viajes de placer con sus familias a París, Nueva York, Johannesburgo y más destinos (hoteles de cuatro y cinco estrellas). Se hospedaban en establecimientos de similar categoría en la misma comunidad valenciana, acompañados por teóricas traductoras rumanas. Fueron capaces de gastarse 92.443 euros en un año en asadores, marisquerías y restaurantes con estrellas Michelín.

El pillaje se produjo mediante el pago de suministros y servicios falsos, inverosímiles. Pagó por la supuesta reparación de los tanques de depuración 4, 5 y 6 cifras desorbitas cuando la planta de tratamiento sólo tiene dos tanques (el 1 y el 2). Contrató cursos de formación por Internet y sin control de asistencia por importe de 188.000 euros. Adquirió en poco más de seis meses 164 teclados de ordenador, 149 ratones, 155 fuentes de alimentación, 141 licencias anti virus y 79 monitores si bien en la empresa sólo había 32 puestos informatizados. Y todo ello siendo el proveedor de este material el propio director de informática de la planta. A esto hay que añadir que nueve empleados de la instalación ganaban más que Zapatero y proliferaron los contratos de segundo nivel, algunos de los cuales sólo acudían a las oficinas a cobrar.

La sociedad ahora investigada judicialmente estaba controlada por una asamblea metropolitana en la que el ayuntamiento de Valencia tenía el 45% de los votos y el PP gozaba de amplia mayoría. Hoy, a pesar de los residuos fecales y de la putrefacción que desprende el caso, este tipo de actitudes corruptas no han generado ni el más mínimo desgaste electoral de quienes actuaron, permitieron o silenciaron estas prácticas bochornosas.

 
No conozco a nadie que justifique la corrupción. Pero la envidia, el subconsciente del pelotazo y del dinero fácil, mueven a la especie humana por unos derroteros de indignidad que avergüenzan a cualquiera. Y en esto no se libra ni Agamenón ni su porquero.

 
Poderosos caballero es don Dinero. Sí. Así es y así será. Y las prácticas indecentes se sucederán hoy y mañana. Lo único que nos queda en nuestra mano es que, una vez conocidas, articulemos la correspondiente denuncia judicial y pública. Que quien la haga, la pague. Y con intereses, si es posible.

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