viernes, 2 de diciembre de 2011

HACERSE EL “LONGUIS”

Amama Teresa tenía dichos para casi todo. Esa socarronería la heredó, genéticamente, mi madre. A veces, de pura locuacidad, dice cosas inapropiadas, pero siempre apunta lo que piensa. Cuando lo hace. La verdad es que debe pensar rapidísimamente.



No sabe disimular. O como ella diría, “hacerse el longuis”. Muchas veces me he preguntado de donde provenía tal afirmación, y la única explicación que he encontrado es que “longui” en idioma caló significa “inocente”. “Hacerse el longuis” es una expresión muy vulgar que significa abstraerse voluntariamente de una situación.

Para tal circunstancia, Amama Teresa aplicaría el dicho de “con disimulo, me rasco (ella diría “arrasco”) el culo”.

Hay momentos en los que inhibirse resulta imprescindible. Yo, sin ir más lejos, disimulo lo que puedo cuando hago el ridículo. Recuerdo una vez que, jugando a la pelota con mi hija intenté hacer de Magic Johnson. En un intento inverosímil de regate pegué un traspiés que llevó mi orondo cuerpo al suelo. Caí como a cámara lenta y, en cuanto pegué con el piso, reboté hasta incorporarme. Como un tentempié. Ante la carcajada generalizada del público (no sé por qué la gente se ríe cuando alguien se cae redondo), me incorporé. Me quité el polvo de encima y esbocé una falsa sonrisa de “aquí no ha pasado nada”. Quienes me rodeaban, casi entre llantos por la situación cómica, no acertaban a preguntar “…te has hecho dadadaño? Je, je”. Yo, impertérrito. ¿Daño?. ¡Que va!.


.-“Si ha rebotado como una moviola –apuntaba una que sé yo mientras se partía la caja-“


.-No, no ha sido nada –repetía con mueca de dentífrico-. Disimulé cuanto pude. “ Pa machote, yo mismo”. Y tomé aire, mientras el cachondeo general se apaciguaba.


Mi exceso baloncestista me fisuró dos costillas. Y durante un mes, aproximadamente, contemplé las estrellas a plena luz del día y sin telescopio. Eso sí, ¿daño?. ¡que va!.

Eso de adaptarse a las situaciones debe ser una característica de familia. Pido perdón por delante a mi querido tío Benito por citarle nuevamente en este blog. Me recriminó por sacarle a escena en otro episodio. Pero, con todo el cariño, me veo obligado a contar la parte final de aquella historia en la que le dejé volviendo andando hacia Basauri después de una larga noche festiva en Bilbaohttp://koldomediavilla.blogspot.com/2011/02/el-destino-de-un-viaje-en-barco.html. Desde Atxuri subió a Miraflores. Paró para hacer aguas menores y comenzó el descenso. Cuando llegó a las luces que adivinaba cuesta abajo se dio cuenta de que no estaba en Bolueta, como creía, sino nuevamente en Atxuri . No había GPS y la noche le confundió.

Pero el sucedido no terminó ahí. Armado de paciencia, Benito remontó y, poco a poco, fue haciendo el camino hasta su casa. De nuevo Miraflores, Bolueta, Puente Nuevo-Zubi barri. El Boquete, el Kalero. Y por fin, bien pasada la madrugada, en casa. Entró con todo el sigilo que pudo para no despertar a nadie. Cerró la puerta. Destapó el catre y cuando se disponía a quitarse la ropa para descansar, apareció mi abuelo (su padre) en la habitación.
Donato era un hombre de principios, disciplinado. De los de antes.


.-¿Qué haces Benito?, le preguntó severamente.


Y, mi tío, se hizo el longuis. No cabía otra solución. “Me levanto –respondió- para ir misa”. Y a misa fueron, padre e hijo. Uno, orgulloso de la vocación cristiana del vástago. El otro, con resaca y disimulo. Y sueño, mucho sueño.


El Partido Popular ha comenzado a soltar amarras con Patxi López. Ha pactado la reforma fiscal con el PNV. Ha cerrado un acuerdo presupuestario en Bizkaia. Sus iniciativas normativas y legislativas en las Juntas Generales vizcainas y Parlamento vasco arremeten, una y otra vez y sin pudor, contra el gobierno que sustentan en Gasteiz. Hasta su secretario general, Iñaki Oyarzabal, se ha permitido decir del ejecutivo vasco socialista que “cada vez hace peor las cosas”.

El “socio preferente” golpea y puntea al ejecutivo de Patxi López, que encaja la paliza como un boxeador sonado, con sonrisa “profiden” pero, cada vez, con menos dientes. Pastor disimula. Como lo hacía yo. “Todo es una escenificación postelectoral”. “El pacto está a salvo” –repiten los inquilinos de Ajuria Enea-. Pero tienen las costillas magulladas.


PSE y PP irán juntos a la misa presupuestaria en el Parlamento de Gasteiz. Será, probablemente, una de las últimas fotos conjuntas de su álbum familiar de conveniencia. Hasta que el cuerpo aguante y el rictus de “normalidad” se transforme en un mal gesto.

El PP mide su tiempo. Patxi López lo administra como un efímero tesoro. La “nueva mayoría del cambio” ha entrado en crisis. Disimulemos. Hagamos como que no nos hemos enterado. Hagámonos el longuis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario