viernes, 17 de febrero de 2012

"SUPER RATÓN" Y LAS FOSAS ABISALES

Todos los comentaristas auguraban un cataclismo. Y no ha pasado nada. Por lo menos nada que no estuviera previsto. El pasado martes se celebró la reunión del Consejo Vasco de Finanzas Públicas y no hubo choque de trenes como algunos habían anunciado. Simplemente se certificó el cierre de la recaudación prevista para el pasado ejercicio 2011.


El parón en la actividad económica en Euskadi dejó a las arcas públicas un desfase cercano a los mil millones de euros. De ellos, setecientos de descubierto al Gobierno vasco. Lo que todo el mundo sabía y el ejecutivo autónomo trataba de maquillar. Afortunadamente, el enfrentamiento verbal de días pasados no tuvo nuevas secuelas incendiarias. El Consejero de Economía, Carlos Aguirre, en un gesto de vuelta al realismo, asumió la situación y dio cuenta de nuevos datos macroeconómicos negativos que remachaban el clavo del pesimismo instalado en la opinión pública. Más paro y recesión.
Ante esta situación, de incremento del déficit y de malas perspectivas, Aguirre tuvo un momento de sinceridad para no descartar “recortes” en inversiones y gastos corrientes en un reequilibrio presupuestario que el Gobierno vasco está ya estudiando, ya que, según dijo a preguntas de los periodistas, “ya hay poco margen para ajustes”.


Durante la pasada semana, el ejecutivo de López se había pasado el tiempo sacando pecho, repitiendo por doquier que las cuentas del Gobierno vasco gozaban de una salud de hierro.


La confesión del Consejero Aguirre desbarataba el discurso oficial. Quizá por ello, minutos después de que la rueda de prensa finalizara, portavoces cualificados del mismo gabinete socialista se dedicaron a matizar y a desmentir las palabras de su responsable económico. Unas palabras que todos habían escuchado y grabado. Sólo un medio de comunicación, “El País” accedió a contextualizar su discurso añadiendo el carácter “limitado” a los “recortes” anunciados.


El “ataque de sinceridad” de Carlos Aguirre echaba por tierra la estrategia oficial de “fortaleza económica” forjada por el Gobierno del “oasis”. Un argumentario impulsado por el propio lehendakari quien en sesión “off the record” con periodistas y líderes de opinión en su sede de Ajuria Enea había exhibido su exultante entusiasmo en esta materia. Y en otras.


Patxi López ha vuelto reforzado del congreso socialista de Sevilla. Tiene motivos. Apostó por Pérez Rubalcaba y ganó, y, por si fuera poco, consiguió abrirse una expectativa de futuro en Madrid.


El lehendakari, si el desastre andaluz se confirma, será el único bastión institucional que le quedará al socialismo español. La concatenada pérdida de ámbitos de poder (municipios, comunidades autónomas, Gobierno del Estado...) le ha supuesto una sangría de recursos económicos y humanos que le será difícil se superar. Dicen los malévolos oráculos, que su pérdida de poder ha provocado el ERE más importante del todo el Estado, afectando a más de 20.000 militantes que , a la intemperie, buscan un cobijo diferente al que pueda prestarles el INEM. Y en esa pugna de supervivencia, se reproducirán los conflictos territoriales y las luchas banderizas que lastrarán la capacidad de Rubalcaba para presentar un proyecto de oposición sólido y cohesionado.

Sentirse fuera de la quema y, además, con la puerta de la ejecutiva federal abierta, ha enardecido a Patxi López, quien estos días pasea su condición de pavo real por Euskadi. Como super ratón, el lehendakari se siente “supervitaminado y mineralizado” y esta nueva fortaleza, consecuencia de la debilidad extrema de sus compañeros de formación, le ha animado a conservar su privilegiada posición, si es posible, hasta que su mandato expire en el plazo establecido. Es decir, que, si puede, agotará la legislatura. Y no habrá ni límite de deuda o de déficit que se interponga en su deseo. Aunque el agujero que cree se acerque en profundidad a la fosa abisal.


Lo único que necesita es que nadie rompa el hechizo de la estabilidad de su economía. Decir que habrá “recortes”, aunque sean limitados, como ha deslizado su Consejero de Economía, distorsiona el espejismo y puede despertar de su letargo a su socio preferente. Sobresaltar a quien tiene el dedo sobre el interruptor de la luz puede hacer que ésta se apague de repente. Y, en las fosas abisales, ya se sabe, si no hay luz, no hay esperanza de subsistencia. Aunque quien allí transite se sienta “super ratón”.

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