miércoles, 22 de febrero de 2012

UN PRIMER PASO Y EL DESENFORQUE DE LA IZQUIERDA ABERTZALE

La Izquierda Abertzale vuelve a equivocar el análisis. Fue Xabier Mikel Errekondo primero quien acusó de “excluyente” y de “vender humo” el acuerdo firmado por varias fuerzas políticas como contraposición a una moción de UPyD que reclamaba la ilegalización de Bildu y Amaiur. Se le sumó a la crítica Rufi Etxeberria quien calificó de "absolutamente insuficiente" el acuerdo alcanzado este martes en el Congreso de los diputados porque el mismo no plantea "una hoja de ruta" para "una resolución política". Etxeberria centró el foco de su crítica en el PNV a quien acusó de haber excluido de dicho acuerdo a “Amaiur”.



Resulta cuando menos curioso que quienes anteayer “aplaudían” las declaraciones del Ministro de Interior hoy se enfurezcan por haber quedado fuera de la rúbrica de un texto por el que ni tan siquiera se interesaron en su elaboración. Pero, aquí, cada cual es responsable de sus actos y sus omisiones.


Vayamos por partes. El discurso de que “acordemos entre todos la hoja de ruta” está bien. Pero tengamos en consideración que si el camino por el que se opta no es el que le interesa y quiere la Izquierda Abertzale nos encontraremos con la respuesta de que la opción adoptada es “insuficiente” o no responde las necesidades del proceso. Luego o se va por donde ellos dicen o se va por la vía equivocada.


Segunda consideración. Cada formación política tiene sus planteamientos, sus obstáculos y sus ritmos a la hora de abordar el camino final hacia la paz definitiva y la desaparición de ETA. El PP tiene sus condicionantes, el PNV los suyos y la Izquierda Abertzale los propios. Sin embargo, cuando la Izquierda Abertzale declaró que el compromiso a favor de la pacificación era un proceso “unilateral”, todos confiamos que así era y que “motu proprio” darían los pasos que debieran dar. Por lo tanto, que lo hagan y dejen de imputar a los demás una supuesta “falta de compromiso”


Los demás, y el PNV así lo ha manifestado, facilitará los espacios y las acciones que sean precisas, para que las voluntades y las decisiones de unos y otros confluyan en la superación de la violencia y sus consecuencias.


Tercero. El acuerdo suscrito en Madrid y al cual Amaiur ni se interesó en conocer, es un primer paso en la buena dirección pues, por primera vez, el Partido Popular reconoce que el “cese definitivo de la actividad terrorista” abre un nuevo espacio en el que se “insta al Gobierno” a “mantener el diálogo” con las “fuerzas democráticas” en la exigencia de la disolución de ETA, el reconocimiento de las víctimas y en la decisión de “favorecer los esfuerzos hacia una convivencia social construida sobre los principios y valores en que se sustenta el Estado de derecho”.


La verdad es que literariamente, el acuerdo suscrito por la mayoría parlamentaria representada en las Cortes Generales, no ofrece gran relevancia pero su espíritu y su vocación reporta solidez y confianza. Vamos, que la música indica que una amplia mayoría parlamentaria le está susurrando al Gobierno de Rajoy que “haga lo que deba hacer”, que no encontrará reproche en su actuación. Que ese planteamiento es ¿insuficiente?. Tal vez. ¿Que haya que concretar más?. Quizá. ¿que el mensaje deba ser más nítido? Puede que sí, puede que no. Lo relevante es que no hay opción al enquistamiento de posiciones. Se camina. Lentamente, pero se sigue avanzando.


¿Que eso no lo entiende la Izquierda Abertzale?. Será su problema enfocar su objetivo y establecer su posición. El PNV ni ha excluido a nadie ni ha renunciado a plantear soluciones al “conflicto político”. El contencioso vasco es anterior a ETA y lo sigue siendo después que ETA haya decido poner fin a su actividad armada. El “problema vasco”, su sustancia política nada tiene que ver ni con ETA ni con la violencia y se resolverá políticamente, no como consecuencia de un proceso de desmilitarización o de desmantelamiento de una estrategia de violencia terrorista.


Eso, lo sabe la Izquierda Abertzale y confiamos que lo comparta.


Mientras, el PNV seguirá con su papel. El mismo que desarrolló en los últimos tiempos del Gobierno Zapatero. Habilitándose como “facilitador” para que el objetivo de la paz definitiva se consolide. Intermediando ante unos y abriendo puertas ante otros. Gestionando el tiempo y posibilitando que el nudo se desate satisfactoriamente. Por eso, ante la petición de terceros, posibilitó e hizo prosperar el acuerdo parlamentario de Madrid ante la moción de UPyD. Y así lo va a seguir haciendo.

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