Estamos acostumbrados a las malas noticias. Las buenas parecen haber desaparecido de las cabeceras de los diarios o de los boletines informativos. Pero las hay.
Hoy me he desperezado con una y el biorritmo se ha acelerado de repente. La Organización Mundial de la Salud y UNICEF han asegurado que se ha cumplido un uno de los objetivos del milenio; el 89% de la población mundial dispone ya de agua potable para el consumo.
Según un informe de la OMS y UNICEF , entre 1990 y 2919 más de 2000 millones de personas obtuvieron acceso a fuentes mejoradas de agua potable, como por ejemplo suministro de agua por medio de tuberías y pozos protegidos.
A finales de 2010, un 89% de la población mundial, equivalente a 6.100 millones de personas, utilizaba fuentes mejoradas de agua potable. Este porcentaje supera en un punto, el 88 por ciento previsto por los objetivos de desarrollo del milenio.
Esta es una buena noticia para todos, especialmente para los niños pues hay que tener en cuenta que más de 3000 niños mueren a diario a causa de enfermedades diarreicas.
En ocasiones miramos al SIDA, a la malaria, a las pandemias como causa de preocupación de la salud mundial. Sin embargo son las enfermedades diarreicas, vinculadas a la falta de potabilidad del agua, las que mayor carga mortífera aportan a los países empobrecidos.
Por eso, pese al paisaje general de crisis y de pesimismo, es digno resaltar noticias como la de hoy. Un mundo mejor es posible. Y el compromiso del primer mundo –nosotros- con la cooperación y desarrollo de los países pobres debe continuar. También en los presupuestos públicos de hoy.
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