lunes, 30 de abril de 2012

POLÍTICA PENITENCIARIA; QUE LA RUEDA DEL CAMIÓN SE SIGA MOVIENDO

Llevábamos tiempo observando que la política de pacificación –tras el anuncio de ETA de octubre pasado por el declaraba el fin de la actividad armada- se encontraba atascada. Unos y otros apelaban a la necesidad de que el Gobierno español diera los primeros pasos en materia penitenciaria para poder alcanzar una paz justa y duradera. Declaraciones de todo tipo para alimentar la proactividad del nuevo ejecutivo en relación al nuevo escenario de convivencia. Encuentros privados, contactos, mensajes, intermediaciones... para que algo se moviera.


Y , por fin, se movió. La pasada semana, el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy anunció su voluntad de impulsar un plan de reinserción de presos. Un plan, siguiendo las líneas maestras ya anunciadas por el Gobierno del PP. Un Plan desde la legalidad vigente. Individualizado y que diera cobertura a todos aquellos reclusos que decidieran abjurar de la violencia.

Alguien consideró que se trataba de una ampliación de la denominada “vía Nanclares”. Sin la exigencia explícita de pedir perdón. Simplemente la manifestación de rechazo personal a la violencia y la vocación de retornar a la sociedad civil desde planteamientos pacíficos y democráticos.


Desde la Izquierda Abertzale y medios próximos al colectivo de presos, se consideró una medida insuficiente. Y quizá lo sea. Pero no hay que perder la perspectiva, ni las reacciones que este planteamiento ha tenido en los sectores más reaccionarios de la derecha española (basta contemplar las reacciones de Mayor Oreja), de la caverna mediática y del grupo más integrista vinculado a las víctimas del terrorismo (AVT, COVITE).

Vistas las críticas de ambas partes cabe pensar que nos encontramos ante un primer paso. Tímido aún por las retincencias de los propios, pero relevante, si pensamos que la mejor forma de expresar el movimiento es andando.

Cuando uno ve esos programas televisivos en los que forzudos tratan de impulsar pesados macrocamiones a través de una pista, observamos el ímpetu que demuestran los hercúleos atletas por hacer girar inicialmente las ruedas de los vehículos. Impulsan acompasadamente la mole para que en el balanceo, los neumáticos tiendan a moverse en un primer giro. Y cuando la rueda , tras múltiples intentos, cede y se desplaza en una primera vuelta, la fuerza impulsora hace que el movimiento sea mucho más factible y rápido. Lo importante es romper la inmovilidad , el bloqueo, el peso muerto de una voluntad enquistada en la inacción. Y eso, se ha conseguido.

Probablemente la medida publicitada por el Gobierno de Rajoy en materia de política penitenciaria sea corta. La podamos considerar roma o sin gran relevancia. Pero es el indicio que necesitábamos para no cejar en el impulso y en el empeño de hacer que las cosas evolucionen en este camino. Pese a su crítica inicial, la Izquierda Abertzale también lo sabe y lo valora. El camino es largo y no podemos desfallecer, porque , seguramente, a este pequeño paso, le seguirán más. Gestos más audaces y significativos.

Un “comisionado” de nuevo cuyo, que busca protagonismo y “objeto social” en este escenario, ya se está encargando de anunciar, a todo aquel que le quiera oir, los previsibles futuros pasos que el gobierno popular dará o tiene intención de llevar adelante en el corto-medio plazo. La excitación, en esta materia, siempre acarrea imprudencias. Presagiar posiciones cuya ejecución no está en tus manos evidencia la irresponsabilidad de quien las prodiga. Charlatanería ilustrada de quien busca un papel en el reparto de la escena.

Lo importante, aquí y ahora, no es actuar de pregonero o de oráculo de nadie. Lo importante es seguir motivando y acompañando al Gobierno español a continuar por la línea iniciada, deshabilitando temores o ofreciendo cobertura para una política de pacificación gradual, efectiva y que puede obtener los resultados que todos deseamos; la superación de las consecuencias de una violencia que todos queremos dejar atrás definitivamente para siempre jamás.

Que la rueda se siga moviendo, aunque sea lentamente porque eso implicará que el estancamiento se habrá superado.

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