El pasado jueves se reunía en Madrid el Consejo de Política Fiscal y Financiera, un órgano en el cual las Comunidades Autónomas y el Gobierno español se dan cita para analizar la salud económica de la España institucional. La buena noticia del encuentro es que todas las Comunidades Autónomas –excepto Asturias por su inestabilidad gubernamental- han conseguido sacar adelante sus planes de ajuste para la disminución del déficit público.
Carlos Aguirre acudió a la reunión comoun campeón. Sacó pecho por el trabajo llevado a cabo por la entidad que representaba –el Gobierno vasco- e incluso se permitió vaticinar (que no es lo suyo) antes de la reunión que ninguna Comunidad Autónoma sería intervenida.
Lo relevante del caso no es que Euskadi superara la prueba de ajuste a la que había sido sometida sino qué demonios pintaba su gobierno en dicho órgano, previsto en exclusiva para las autonomías financiadas vía LOFCA. Luego, Carlos Aguirre estuvo donde no debía.
Hay que tener en cuenta que Euskadi (como la Comunidad Foral Navarra) tiene un aspecto singular en el mapa autonómico del Estado. Se trata de una autonomía cuyas relaciones económicas con el Estado se establecen a través del Concierto en un sistema de bilateralidad. Es el “fuero” en el ámbito del autogobierno. Por lo tanto, cualquier vínculo o acuerdo con el Gobierno central debe hacerse en el marco específico de la Comisión Mixta del Concierto y no en el Consejo de Política Fiscal y Financiera (el órgano del café para todos).
Con el lehendakari López invocando la defensa del autogobierno, su ejecutivo arrastra por el suelo la singularidad vasca en el marco jurídico-político. Y, lo que es peor, ni se enteran de las barbaridades que cometen.
Mucha ikurriña, mucha palabrería, para después, no saber ni dónde están.
Ni los problemas en el flujo del Cupo, ni la negociación de las medidas de ajuste, ni la repercusión de los decretos leyes, son suficientes para que el Lehendakari , y mucho menos su Consejero Aguirre, soliciten de Montoro una reunión de la Comisión Mixta de Concierto (en la que debieran participar también las diputaciones forales). Mucho hablar de fiscalidad, de defensa de la autonomía, bla, bla, bla, para luego, comportarse como analfabetos institucionales.
Que no, que no. Que nuestro régimen de autogobierno no es como el de Murcia, Andalucía o Aragón. Que es distinto. Entéresen de una vez y recobren la dignidad institucional perdida. O váyanse a casa de una vez por todas.
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