Una de las primeras reacciones que escuché tras explicitarse
el acuerdo PNV-PSE en materia de fiscalidad es que los nacionalistas habían
aceptado una “reforma comunista”. Ni que decir tiene que quien esto afirmaba se
identificaba plenamente con los postulados más conservadores y de derechas que
puedan encontrarse. Vamos que la escuela de Milton Friedman a su lado podía
asimilarse a una corriente económica progresista.
Después llegaron las informaciones catastróficas que
vinculaban el cambio tributario con la penalización de las clases medias. Ayer
mismo, sin ir más lejos, los sesudos comentaristas económicos de Vocento aseguraban que el PNV había pasado en un abrir y cerrar de ojos del liberalismo
a la socialdemocracia. Rojos, más que rojos.
Pero el símil duraba poco. Durante la misma mañana que el
titular lucía como estandarte de la versión digital de “El Correo”, el Partido
Popular - que debe ser trotskista o maoísta-
hacía pública su decisión, tras acuerdos de matiz, de sumarse al pacto fiscal.
Ya no sé lo que somos si liberales, socialdemócratas,
comunistas, melifluos autonomistas o masones libertarios.
Yo, por lo pronto, me he levantado y me he sentido el mismo
de ayer. Un día más viejo pero con la misma conciencia. Eso sí, más complacido
por ver que en este país se pueden llegar a grandes acuerdos entre la mayoría
de formaciones políticas. Sólo falta que EH Bildu se sume al consenso. Ellos tendrán que decir por qué no.
Creo que todos los medios y "opinadores" han buscado por activa y por pasiva demostrar quién ganaba con el pacto, sin darse cuenta de que quien más gana con el pacto es Euskadi.
ResponderEliminarAmigo Koldo, soy un militante del PNV. Como bien sabes, el nuestro es un partido plural en el que conviven todo tipo de ideas y personas, con un denominador común, el amor a este país. Me considero liberal, no de la escuela de Milton Friedman (esta reflexión la abordaré algo más adelante) sino de la mía propia. Creo en un sistema fiscal atractivo, flexible, amigable con rentas de capital y de trabajo, por cierto, estrechamente vinculadas las unas a las otras. Desde luego, defiendo el Estado de Bienestar, creo que todo ciudadano tiene que tener derecho a un mínimo de prestaciones que garanticen un nivel de vida digno; para eso pagamos impuestos. Pero hay que redefinirlo y ver realmente hasta dónde puede/debe llegar la administración. No voy a entrar a valorar el pacto, que puedo entenderlo por la aritmética parlamentaria y la necesidad de estabilidad que este gobierno necesita; pero la reforma fiscal no me gusta. No voy a referirme a ella comunista, porque me gusta llamar a cada cosa por su nombre, y creo que has hecho lo mismo que has criticado. Llamar derechista/conservador a un liberal es, en mi opinión, un sacrilegio. En EEUU se llama liberal a los demócratas, en Reino Unido los liberales son los LibDems, en el centro del espectro político y podría seguir numerando ejemplos. Ser liberal no sólo no es ser conservador, sino que supone ser su principal combatiente. Un saludo, y le animo a seguir escribiendo, ya que considero que lo hace estupendamente.
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