viernes, 9 de enero de 2015

¿TODOS IGUALES?. ROTUNDAMENTE NO.

Basta el despecho de un fiscal, al borde de su jubilación, porque, a su juicio el Tribunal de Cuentas no responde a sus peticiones, para que un “contundente” informe de 15 folios, filtrado a un medio de comunicación, te sitúe en el escaparate público con el sanbenito colgado de actividad ilícita o abiertamente de ser una organización delincuente.

Basten unas conclusiones no contrastadas y matizadas horas más tarde como “preliminares”, para que todo el mundo te apunte con el dedo acusador y pases a formar parte de un todo identificado como “corrupción política”. Baste un titular cocinado con sal gorda para que te aprestes a sufrir la lapidación  más injusta e irracional que hayas pensado.

Al Fiscal jefe del Tribunal de Cuentas del Reino de España se le supone un grado de responsabilidad y rigurosidad en su trabajo. De ser así, en su labor evaluadora del cumplimiento de la legalidad, debería, antes de sacar conclusiones y hacerlas públicas, confrontarlas y verificarlas para alcanzar su autenticidad. Para evacuar denuncia o archivar su expediente. Debería, cuando menos, estudiar las alegaciones, las explicaciones  de quien siendo investigado haya aportado para el esclarecimiento de sus actuaciones.

El Tribunal de Cuentas del Reino de España, donde se convendrá que el PNV no tiene amigo alguno que le eche un capote, había –como es su obligación- auditado los  presupuestos de las formaciones políticas en el pasado ejercicio 2012. Fruto de ese estudio,  en el que los investigadores profesionales de este estamento destripan y desnudan las cuentas de cada organización, aparecieron, en el supuesto del PNV, diversas cuestiones que a juicio del estamento fiscalizador, pudieran suponer algún tipo de irregularidad. Y el PNV, como siempre lo ha hecho, explicó y matizó dichas dudas. Con total transparencia.

Las aclaraciones fueron dadas por buenas por el Tribunal de Cuentas y como tal aparecen en su informe del año 12. Sin embargo, el Fiscal parece, a tenor de lo publicado por un medio de comunicación,   que ni tan siquiera las ha mirado. Y ha elevado a categoría de “posibles delitos” de “financiación ilícita” lo que el propio Tribunal dio por bueno.  Y metió al PNV en el mismo saco de la “casta corrupta”.

Tres  fueron las acusaciones básicas lanzadas por el fiscal en el informe conocido a través de un diario madrileño. La primera hablaba de una lucrativa plusvalía por una operación de permuta de una “extensa finca”. ¿Sotogrande?. ¿Un cortijo?. No, el batzoki antiguo de Barakaldo situado en la céntrica calle de los Fueros. Para su remodelación, y con todos los permisos y licencias en orden –no olvidemos que el PSE gobierna en el municipio fabril- el PNV pactó con quien realizó las obras de modernización  una permuta. Es decir, los jeltzales se quedaron con los bajos y otros locales del edificio remozado y quien ejecutó los trabajos se hizo cargo del resto. “¿Extraña y lucrativa” operación?. Transparente y ajustada a derecho.

La segunda acusación del Fiscal jefe, según el diario “El País”, hablaba de “maraña de sociedades mercantiles” que podían dar origen a “financiación ilícita”. La legislación vigente prohíbe a los partidos políticos tener actividad mercantil.  Pero no impide a las formaciones partidarias tener sociedades mercantiles para gestionar sus inmuebles siempre y cuando no haya actividad de lucro y sus servicios estén vinculados directamente a sus afiliados o simpatizantes.

El único fin de las sociedades en las que participa el PNV radica en el sostenimiento de la actividad política, social y cultural del propio partido (los batzokis). La “maraña de sociedades” a las que se referiría el fiscal jefe no son más que cuatro entidades, de las cuales una está ya liquidada (Lurukanez, constituida en su día para la adquisición de los terrenos de Foronda donde el partido celebra cada año el Alderdi Eguna, y disuelta una vez cumplido su cometido con pérdidas de 148.000 euros). Las otras tres son Batzokia, Landaburu e Iguzkia, que el fiscal jefe situaría en Francia. Iguzkia cuenta con un capital social de 7.500 euros y se encarga de gestionar los tres batzokis que el PNV tiene en Iparralde. ¿Maraña de sociedades mercantiles? ¿Ingeniería financiera? ¿Financiación ilícita?. Sólo le faltó hablar de “emporio empresarial”.

La  tercera imputación del Fiscal Jefe; “las cuentas del PNV no son reales y no incluyen toda su actividad verídica. El PNV tiene 357 cuentas corrientes, depósitos y fondos de inversión por importe de 3,1 millones de euros, que oculta en sus balances oficiales”.

Las cuentas ni son opacas, ni están ocultas. Esas 357 cuentas corrientes que conoce el fiscal y el Tribunal de Cuentas,  con un saldo medio que no alcanza los 9.000 euros, son correspondientes a los batzokis y las Juntas Municipales que el PNV tenía en 2012 a lo largo y ancho de la geografía vasca.  La obligación de incorporar esas cuentas a la contabilidad general del partido se estableció por ley el 1 de enero de 2014 y no en 2012 cuando el Fiscal Jefe establece su análisis.  Dicha adecuación, con la complejidad que tiene, el PNV la está ejecutando ya.

Hasta aquí, las acusaciones y las explicaciones.(ver información detallada en http://www.eaj-pnv.eus/noticias/valoracian-eajpnv-del-informe-del_39888.html)

Todas estas informaciones, y algunas más, estaban ya en poder del Tribunal de Cuentas cuando el Fiscal escribió su “contundente” informe.  Su no consideración ha provocado ya un daño irreparable a la imagen pública del PNV. Lo fácil hoy es decir que “todos son iguales”, que “la porquería afecta a todos por igual” y que “nadie se libra de la corrupción”. Por muchas rectificaciones, matices o datos que se expongan en sentido contrario.

Somos rehenes de una globalización comunicativa que nos deja indefensos ante buena parte de la opinión pública. Porque nadie, entre los medios de comunicación hace diferencias. Si se descubre una trama corrupta en  Castilla la Mancha o en Andalucía, la noticia se rebota en Euskadi como su hubiera pasado en Gernika o Vitoria. Si los mangoneos afectan a Bankia o a Caja Madrid,  la sospecha se extiende a todas las entidades financieras. También a las de ámbito vasco aunque aquí jamás haya habido ni tarjetas negras o blancas. Ni sobresueldos, ni comisiones ni rescates. Sólo buena gestión y primer puesto en solvencia.

Llevamos asistiendo durante mucho tiempo ya al poco edificante espectáculo en el que los medios de comunicación (privados pero también públicos por desgracia), lejos de separar la paja del grano, parecen abonados a  hacer tabla rasa en el descrédito –en ocasiones bien ganado- de toda la actividad política. No hay matices, ni rigor, ni responsabilidad. Es lo fácil. Convertir la acción política en un lodazal  en el que la crítica genérica es parte consustancial del pim-pam-pum. Se escribe y se dice de todo sin el mínimo rubor. Tertulianos, opinadores y hasta profesionales de los medios  se han convertido en una parte más de la lapidación pública, dotando a la cabreada opinión pública de toneladas de piedras que llevarse al bolsillo para, cuando mejor convenga, lanzarlas contra el primero que pase por delante. Tenga éste responsabilidad o no. Como todos son iguales, que más da.

Y, por si esto fuera poco, el canibalismo político de algunos, abona aún más el terreno. Denuncias infundadas. Acusaciones sin la mínima prueba, ataques ventajistas para debilitar al adversario.

La perseverancia en intentar demostrar que la corrupción ha anidado también en Euskadi, los mensajes indiscriminados en este sentido, la falta de rigor a la hora de discernir lo propio de lo ajeno, de la verdad del rumor,  nos puede conducir a una quiebra de confianza en el sistema democrático de convivencia.

Poner en valor lo bueno que entre todos hemos construido parece no estar de moda. Es más fácil destruir con el “calumnia que algo queda”.
Menos mal que todavía hay voces sensatas entre nosotros que nos alivian un tanto de la sensación de indefensión que padecemos.
Una de ellas es la de Fermin Muguruza. El hiperactivo artista radical fue entrevistado el pasado jueves  en ETB en el programa “Iñaki & cia”. La pregunta fue directa; “¿En Euskadi no hay corrupción... o no sale a la luz?. Su respuesta no admite equívocos. “Hay y ha habido casos...pero en Euskadi gobierna un partido que aun siendo de derechas tiene una cultura de servicio social. No me gusta generalizar, pero aquí hay una cultura del trabajo distinta. Yo no me imagino a Ibarretxe mangoneango como han hecho otros en otras comunidades autónomas”.


Yo tampoco. Ni a Ibarretxe ni a centenares de mujeres y hombres de todos los colores políticos que  con honestidad  y honradez representan a la pluralidad de una sociedad –la vasca- que necesita seguir creyendo en la democracia y en la dignidad de las personas. ¿Todos iguales?. No. Rotundamente, no. 

1 comentario:

  1. Tarde o temprano alguien tenia que intentar enmierdar al PNV. Esta mas que claro que es una pura calumnia. Has comentado que no te imaginas a Ibarretxe mangoneando, yo tampoco. Solo hacer mención de lo que un sentimiento "nacionalista" tan criticado,enseña a nosotros abertzales, de cuna o no, querer a nuestro país, familia, vecino, el del taller de abajo, el panadero de la esquina, el del ventanillo del banco....cualquiera que este en nuestra tierra debe saber que los que ha este partido pertenecemos, hemos crecido en lo mas escrupuloso de la legalidad con dos máximas ,paga lo que debas y no cojas lo que no es tuyo. Pertenecemos a una tierra de palabra y honor y eso se debe notar y de echo en el exterior de Euskal Herria lo notan. No quiero parecer presuntuoso pero amago de chorizo en este mi partido no dura un minuto. Eskerrik asko a los políticos de EAJ por seguir fieles a nuestras ancestrales construmbre de ser honestos.

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