viernes, 3 de abril de 2015

ABERRI EGUNA 2015

La nación vasca no es una definición abstracta, ni un invento político. Es el horizonte cierto en el que tienen cabida las esperanzas de miles de mujeres y hombres que se sienten concernidos con Euskadi. Construir esa casa común, como un espacio de encuentro y de solidaridad, como una promesa para los más débiles, como un lugar de reconciliación entre lo económico y la justicia social y como un territorio en el que se  cita la esperanza de felicidad y progreso personal y colectivoes principal labor de todo patriota. 

Vivimos tiempos de confusión. De crisis de valores, de falta de confianza. Tiempos de cambio, de nuevos actores y de agonía de esquemas lastrados por conductas improcedentes.
El año que acontece se presenta por lo tanto especialmente trascendente en el devenir político de nuestro país. Elecciones, reformas estructurales en el ámbito institucional,  nuevos agentes emergentes que pretenden facilitar una transición política. Oportunidades y amenazas que dibujan para los vascos un panorama apasionante. No por la trascendencia de unos comicios próximos. Las elecciones siempre son importantes, y más para quien quiere seguir contando con la confianza mayoritaria de la ciudadanía. Las elecciones, son especialmente relevantespor los cambios sociales y políticos, por el impacto que sus consecuencias pueden tener para el conjunto de la sociedad. 
En la Comunidad Autónoma Vasca se vislumbra, en el plano político, un afianzamiento de las formaciones abertzales y el retroceso de las opciones españolas en un cuadro general en el que la disputa del liderazgo político e institucional deberá dejar margen para que cuestiones sustanciales para el futuro del país  gocen de un amplio consenso. Volver al crecimiento económico, cerrar definitivamente la página de la violencia, dando  respuesta satisfactoria a las consecuencias de la misma, o la definición de un nuevo marco político, un nuevo estatus, que posibilite un mayor autogobierno para Euskadi, deben ser los tres ejes centrales en los que, disputas legítimas al margen, conciten acuerdos de amplia base. Acuerdos difíciles pero que deberán buscarse  si se pretende empezar a caminar en un nuevo tiempo mejor para todos.
En Navarra por su parte, el cambio de ciclo que se vislumbra no tiene parangón en la historia reciente. Por primera vez en los últimos años, las fuerzas políticas que han sostenido el régimen del aislamiento vasquista en el Viejo Reyno podrán perder su capacidad de veto, abriendo la puerta también a un nuevo tiempo de oportunidad de apertura y de acercamiento entre aquella comunidad y el conjunto de la colectividad vasca. Desde la premisa básica del respeto a la decisión de los navarros y las navarras, confiamos en que esa ventana a la esperanza pueda abrirse por el impulso de la voluntad de la ciudadanía, rompiendo el maleficio de que vascos de un lado y de otro sigamoscondenados a vivir de espaldas unos de otros.
En este Aberri eguna 2015, los nacionalistas vascos tenemos el deber de responder a estas expectativas. Crecimiento, empleo,  paz, convivencia, unidad,  libertad. En ellas están depositadas las esperanzas de miles de personas que nos exigen respuestas propias para sobrevivir como colectividad homogénea y reconocible. Para ser cada día menos dependientes. Más nación. Más Euskadi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario