viernes, 10 de abril de 2015

EXPERIMENTOS PELIGROSOS



En mi vida, me habían llamado de todo. Me gustan, sobre todo, las definiciones enraizadas en el acervo popular. Lerdo, jebo, sinsorgo, aparvado, insustancial, atorrante, mamarracho…Estas y más imputaciones, por despreciativas que resulten, suenan a reproche familiar o cercano. Y las contemplo con una sonrisa cómplice de displicencia dialéctica. Pero jamás me había sentido tan contrariado como al escuchar al ministro de Exteriores de España definir a mi opción ideológica –la nacionalista vasca- como “experimento peligroso”. García Margallo, que así se llama el jefe de la diplomacia española, alertó el pasado jueves a los empresarios catalanes de los males disolventes que a su juicio amenazan su destino patrio. Y entre ellos, junto a las formaciones políticas emergentes que cuestionan el bipartidismo y que estiran el sistema partidario por la izquierda y la derecha, se encuentran –nos encontramos-quienes buscamos la “fragmentación nacional” de su España. Somos “experimentos peligrosos”.

Margallo ha empezado a poner voz a lo que algunos analistas políticos y económicos que campean por los alrededores venían alertando a los “mercados” y a los “fondos de inversión” que sobrevuelan nuestro espacio aéreo. Que la incertidumbre, como borrasca estable, se cierne sobre nuestras cabezas. Y que, los posos de té que aún se observan en el fondo de la taza son insuficientes para vaticinar qué cambios y de qué naturaleza se cernirán sobre nosotros en un horizonte próximo.

A Margallo le han llegado los mismos informes que nos han llegado a otros. Estudios  elaborados por analistas reconocidos que auguran un derrumbe, por méritos propios, de las opciones políticas  que han protagonizado  el binomio poder-oposición en el Estado y que no encuentran alternativa en las opciones emergentes  que, pese haber hallado el mejor caldo de cultivo para hacer prosperar sus alternativas no parecen haber encontrado la tecla decisiva con la que manifestarse como realidades determinantes. Y me refiero a “Podemos” y a “Ciudadanos”.

Dichos informes, que se atesoran como fiable prospección de cabecera, vaticinan un escenario político convulso en el Estado español. Con un PP en horas bajas y en caída, con un socialismo en mínimos históricos pero que parece haber detenido su sangría, dibujan un nuevo parlamento en el que los populares seguirían siendo primera fuerza pero que no llegaría a los 150 escaños y con un PSOE cuyas mejores hipótesis les reservan un centenar de representantes en la Carrera de San Jerónimo.  Números que desbaratarían el tradicional bipartidismo que ha gobernado España desde la caída del dictador.

Y ahí es donde la ecuación de nuevas mayorías permite ejercicios teóricos donde los analistas de mercados afilan sus plumas. La “gran coalición” es la primera hipótesis que apuntan pero que ven imposible. Lo hacen porque no creen previsible que el PSOE  anteponga su “patriotismo” a su propia supervivencia, ya que echarse en manos del PP provocaría la rebelión de buena parte de su base social, alimentando la opción de “Podemos” que , según sus propias previsiones se situaría en tercer lugar del ranking parlamentario a un margen próximo de la formación del nuevamente desaparecido Pedro Sánchez. La historia reciente del PSOC griego, desmantelado tras su pacto con la conservadora Nueva Democracia, representa todo un augurio para los socialistas españoles cuya única alternativa viable de futuro estaría en editar una minoría mayoritaria de izquierdas con “Podemos”. Pero esa tesis de establecer un gobierno en minoría con la incógnita de Pablo Iglesias convertido en árbitro de una nueva situación, en la que pasaría a ser de “alternativa” a “opción de mando”, también resulta descabellada.

La alianza del PP con los otros emergentes, “Ciudadanos”, es tenida en cuenta como siguiente hipótesis, pero, hasta donde se analizan las encuestas, la suma tampoco da. Y tiene visos de que no alcance la expectativa de una mayoría absoluta. “Ciudadanos” que ha emergido con fuerza en los últimos meses como consecuencia del electorado fluctuante del propio PP, está aún en fase de construcción y los de Albert Ribera no cuentan ni con los platós de televisión con los que ha gozado Iglesias en su ascenso en popularidad, ni con el discurso demagógico del partido de los círculos. “Ciudadanos” cuenta con los apoyos mediáticos de los dinosaurios de la derecha, de Pedrojota, Zarzalejos y compañía. Y, además goza de la oportunidad de trasvase masivo de dirigentes de la organización magenta de Rosa Díez. Aun así, pese a la oportunidad inigualable de engorde, Ciudadanos no parece tener gran capacidad de medrar, máxime si en su fase expansiva da cobijo entre sus filas a arribistas de todo signo que conviertan a esta opción en una miscelánea de divos y divas a la búsqueda de notoriedad política y mediática.

Sea como fuere, los estudios que han llegado hasta Margallo o hasta la Moncloa, dibujan para Ciudadanos la nada desdeñable veintena de actas parlamentarias en las futuras Cortes, lo que haría del juego político una caótica búsqueda de alianzas sin solución.

Y, por si fuera poco el puzzle, faltamos los “periféricos”. Vascos y catalanes de distintas familias que, para entonces, viviríamos concentrados en nuestras respectivas estrategias nacionales. Catalunya con las elecciones plebiscitarias y en Euskadi con la fase intensiva de posibilitar un nuevo estatus. De ahí que las luces de alarma se hayan encendido en la capital del reino. Inestabilidad parlamentaria y tensionamiento territorial.  Resultado de la ecuación; crisis global y por lo tanto, “experimentos peligrosos”.

La descarga dialéctica de Margallo en Barcelona ha sido el primer cohete de una larga traca de discursos que van a incidir en el miedo y en la catástrofe política  para intentar enderezar el rumbo de un bipartidismo en fase de desintegración. Miedo y pánico a un nuevo tiempo que , conociendo el percal, puede desembocar en modificaciones legales de última hora que pretendan variar el actual esquema de representación proporcional para, como medida ventajista, afianzar un nuevo sistema mayoritario en el que se pretenda eliminar a los periféricos y amortiguar el crecimiento de los terceros y cuartos en liza.

De ahí que merezca la pena estar en “prevengan” y agudizar el olfato ante cualquier tentativa de cambio electoral pactado entre socialistas y populares.

En Madrid preocupan las elecciones generales y parecen desdeñarse los comicios próximos, venideros en mayo. Al parecer, según los analistas de referencia, las elecciones municipales –forales en nuestro caso- y autonómicas en otros lares, no serán referentes para lo que acontezca a final de año. Y en ese sentido parecen minusvalorarse, a la espera de la gran confrontación.

Quienes solo pensamos en Euskadi discrepamos de ese análisis. Los cambios territoriales que puedan darse –especialmente en la Comunidad Foral de Navarra- son de primera magnitud. La pugna por el liderazgo va estar centrada entre los nacionalistas del PNV y EH Bildu. Las formaciones de obediencia española aguardan capear el temporal mitigando daños. Los socialistas a no perder más espacio del exiguo mapa municipal que conservan -8 municipios en la Comunidad Autónoma Vasca-. 

Los populares de Arantza Quiroga a salvar los muebles, en su caso más carismático, Araba y Gasteiz donde Maroto no quiere saber nada de su sigla que ha silenciado de todo soporte propagandístico.
El resto, a contrastar su grado de aceptación social. Ciudadanos quizá tenga cabida en Araba. Su discurso compite en dureza con el de Maroto y quizá, por su novedad, consiga restañarle espacio. De “Podemos”, qué decir. Sabemos más de esta formación por lo que no es que por lo que realmente representa. No es nacionalista vasca (su negatividad respecto al Aberri eguna lo ha dejado patente). Tampoco se identifica con la tradición foral. Eliminarían las diputaciones, centralizarían las Haciendas, no pactarán con nadie. ¿Qué carne o qué pescado es este?. Veremos.

Todas las elecciones son importantes. Especialmente para los partidos. Pero la auténtica trascendencia de unos comicios estriba en los cambios políticos y sociales que provocará. Mayo está a la vuelta de la esquina  y más allá de quien gane o no en esa cita con las urnas, nos traerá una mayoría abertzale como quizá jamás había tenido este país en su reciente historia democrática. Si es así y unos y otros sabemos leer bien el resultado, quizá dispongamos de un momento relevante para dar un paso decisivo en nuestro reconocimiento nacional futuro. Quizá por eso para algunos seamos “experimentos peligrosos”.

1 comentario:

  1. Cuando de txikitxu me empezaron a llevar a un piso de la calle Elcano de Bilbao oficialmente guardería, extraoficialmente los mimbres de la Ikastola. Me imagino que a mis Aitas "valientes Aitas" alguien les diría, no hagas experimentos con la educación de tus hijos.
    Ellos hicieron caso omiso. La necesidad de no morir como pueblo, que tiene como corazón el idioma, les hizo seguir adelante. Hoy en día de aquel experimento peligroso nadie se acuerda y ahora la matriculación en nuestra lengua es muy superior a la del castellano.
    Podríamos seguir con mas experimentos. Cuando la suma de votos era mas cortos entre Abertzales y no, también en los mítines de los no Abertzales se Hablaba de experimentos. La subida imparable del auge del voto Abertzale es un experimento peligroso?, pues señores del estado salgan de su zona de confort y mimetícense con la realidad de este pueblo. I+D+I, Ilusion+Dedicacion+Iimplicacion, máximas por las que se mueve al menos mi Partido. Gora gu ta gutarrak.

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