¿Quien dice que las campañas electorales no sirven para
nada? ¿Que no se aprende nada?. No es verdad. Conoces muchas cosas que tu
intelecto ignoraba.
En mi caso, los últimos quince días han sido como un pozo de
sabiduría.
Primero, he
descubierto lo que son unos “manolos”. En mi cortedad mental, identificaba a
los “manolos” como un grupo de rumba catalana que se hizo famoso en las
olimpiadas del 92 –que viejo se hace uno- con aquello de “aloviu, la-lara-la la”. Y no.
Los “manolos” son unos zapatos de señora carisísímos. Deben
su nombre a su diseñador, el canario Manuel
Blahnik Rodríguez, y sus precios oscilan desde unos 1.100 euros los más baratos
hasta los que superan los 6.000 euros por ser los modelos exclusivos.
Vivía en la ignorancia cuando siguiendo la pista a la
candidata de una formación emergente alguien me pasó un antiguo enlace de un
espacio televisivo ya emitido en ETB en
el que aparecía la mencionada cabeza de lista enseñando ante las cámaras su casa de Bilbao. Uno de esos espacios de
entretenimiento en los que nos enseñan “casoplones” a la búsqueda de venta.
La primera candidata de Udalberri/Bilbao (oferta
electoral apoyada
por independientes y por las organizaciones locales de Ezker Anitza-IU, Equo,
Podemos y Alternativa Republicana) dejó grabado y emitido un capítulo en el que
mostraba su hacienda. Un bonito piso reformado en la zona más selecta de la villa en el que había marcado su impronta. Muebles de estilo asiático adquiridos aquí y
en los múltiples países que había visitado, una nevera desatendida y un
zapatero hecho a medida en el guardaba sus “manolos”. Eso sí, adquiridos, según
dejó dicho en el reportaje, con una
importante rebaja en el precio.
Estaban equivocados quienes
pensaban que la progresía o el movimiento alternativo estuviera reñido con el
lujo o el buen vivir. No todos los “parias de la tierra” tienen por qué ser
“descamisados” o formar parte de la “famélica legión”. Aunque sus propuestas
públicas abonen tesis de izquierda radical o de afán populista. Se puede ser
progresista y hippy. O piji.
Lo que no se yo es si Roberto
Uriarte y los líderes “anti-casta”, tan universitarios ellos, conocían lo de los “manolos”. Al fin y a la postre, no
son sino unos zapatos. Exclusivos, pero zapatos.
Otra cosa que he aprendido en
esta campaña es que a fuer de tanto trabajar en sus municipios, algunos cargos
públicos se pierden en el entorno. Y no encuentran más referencia geográfica a
su vida que las cuatro paredes de su despacho en el consistorio.
Eso es lo que le debe haber
pasado a Carlos Totorica, el alcalde por antonomasia de Ermua y candidato a
Diputado general en Bizkaia.
Los compañeros-periodistas de
la Cadena SER
prepararon en sus entrevistas a los candidatos, unas preguntas sorpresa de esas
que buscan pillar al interlocutor de turno. Y a Totorica le tocó la geografía.
¿Qué río pasa por Balmaseda?.
El munícipe socialista se
quedó en blanco. “¿En Balmaseda hay río?”. “No sé, a lo mejor desemboca en
Laredo...”
¡Ay que despiste!. Ni tan
siquiera acordarse del puente viejo, emblema de la villa encartada. Seguro que
hace años, cuando la contaminación de la papelera hacía de este río un caudal
casi sólido de espuma a su paso por Sodupe, se habría acordado del ripio que lo
nombraba; Kadagua, que tiene más mierda que agua.
Hoy el Kadagua, es un río limpio y lleno de vida.
Desde su origen en el valle de Mena hasta su confluencia con la ría en Bilbao. Aguas
nuevas en un curso antiguo.
Las campañas electorales dan
mucho de sí. La comunicación ha evolucionado una barbaridad y aunque todavía
hoy hemos podido ver por algunas calles camiones con altavoces emulando a aquel
anunciante del “colchonero lanero”, los mensajes, las imágenes han corrido por
las redes sociales. Algunas como la pólvora. Rompiendo
la barrera del ridículo, como el grotesco video del alcalde de Oion,
fonendoscopio en ristre calle abajo en un pasacalle de tonadilla desafinada. La
cencerrada fue calamitosa y quizá por
ello se convirtió en un espectáculo viral, contemplado por miles de usuarios en
la red. Internautas
que se quedarán con el video-bodrio del PP
local en lugar de por y tener el
dudoso honor de ser primer edil del municipio con más tasa de paro de la Comunidad Vasca. .
De todo se aprende. Hemos
asistido, por ejemplo, a una clase magistral de elaborar un mensaje de profundo significado sin necesidad de
asistir a clase alguna de periodismo o comunicación. El diario “Gara” nos
regaló en su portada uno de esos
titulares con los que se entiende perfectamente lo que se dice y hasta lo que
se quiere decir.
El periódico que dirige Iñaki
Soto titulaba a toda página; “Una Ertzaintza desatada ejecuta la dura condena a
jóvenes activistas”. Llama la atención
el primero de los adjetivos; “desatada”. Por no hablar del verbo; “ejecuta”.
Similares acepciones aparecieron más tarde impresas con pintura en
las paredes de varias sedes nacionalistas donde “jóvenes activistas” conminaron
al PNV para que “atase” a sus “perros” –“lotu zuen
txakurrak”-
Son casualidades de la vida. Casualidades
en la que los “fatxas” del país se escudan
en un disfraz para demostrar cual es su verdadero sentido democrático. El de la
imposición, la intolerancia y el desprecio a los demás.
Esta campaña electoral
también nos ha enseñado a vislumbrar que la supuesta fidelidad y cohesión
interna de la izquierda patriótica, como la del resto de organizaciones
partidarias, también sufre de fatiga cuando su discurso transcurre por la senda
de la normalidad política.
No basta con llamar a la
ilusión, a la consigna o al ideario político. La normalización conduce a la desmovilización. De
ahí que cuando los signos de debilidad
aparecen se busque como acicate de
unidad al enemigo externo. Y en eso de
encontrar una víctima propiciatoria que
aunae ánimos, siempre aparece el PNV en la diana de la radicalidad. El
odio es un gran motor y así lo ha puesto de manifiesto nuevamente EH Bildu, una opción que pese a tener una
gran capacidad de penetración social en Euskadi, ha necesitado activar su perfil más sensible –presos,
jóvenes detenidos, etc- para activar a su parroquia.
Pero, ojo, téngase en cuenta otra
gran enseñanza de las estrategias electorales;
movilizar a los propios con impulsos reactivos puede “acumular fuerzas”
de puertas adentro pero, al mismo tiempo, puede hacer huir de la perspectiva de
voto a un universo más templado, desapegado cada vez más de las dinámicas de
enfrentamiento y confrontación.
La campaña electoral se ha
acabado. Y nos ha enseñado muchas cosas. Nos ha enseñado cómo quienes, como el
PP, circulaban cuesta abajo y sin frenos,
ha acelerado su deriva con discursos erráticos.
Hemos aprendido que los
suflés son efímeros y que quienes nada tienen que presentar a la
ciudadanía esconden su incapacidad en la
crítica a los demás.
Yo he aprendido hasta de
calzado. Mis zapatos no son de lujo. Tampoco llevan cordones. Ni atados, ni
desatados. Son recios. Útiles. Cómodos. Con buena suela. Para no resbalar. Por
cierto, mañana llueve. Cuidado con los patinazos.
Ya he reflexionado.
Últimamente, casi siempre inicia su entrada semanal - a la que me he aficionado - con un ... "en mi cortedad mental" o similar. Eso ¿por qué es?... ¿porque Bildu les llama "prepotentes" -mire quienes hablan-?, ¿no nos habrán acomplejado al Burukide, verdad? No encuentro otra explicación, la verdad.
ResponderEliminarP.D: El Domingo a primera hora de la mañana mi voto al PNV ya estará depositado en la urna.