martes, 28 de julio de 2015

LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO SE REPRIME, SE DEFIENDE

Una denominada "comisión anti violencia" ha determinado proponer a la fiscalía  una serie de sanciones al F.C Barcelona, Athletic club, Federación Española de fútbol y demás entidades como consecuencia de la monumental pitada que decenas de miles de personas protagonizaron  en la final de copa  en el preciso instante de que sonaba el himno español que anunciaba la presencia en el campo del rey Felipe VI.

Decenas de miles de personas pertenecientes a dos equipos rivales  que , ni antes, ni después , ni tampoco en el desarrollo del evento futbolítsico protagonizaron episodio alguno de violencia o de riesgo, como lo atestigua la ausencia de incidencias constatada por los cuerpos de seguridad. 

Civilidad y buen ambiente como contrapunto a otros eventos deportivos en los que la rivalidad, cuando no el sectarismo suele acabar en actos de violencia extrema en los que han llegado a cobrarse víctimas humanas.

Pero no, ni la concordia entre aficiones, ni el magnífico espectáculo deportivo y social que supuso la final de copa,  han merecido reconpensa alguna. Ni tan siquiera un reconocimiento público del ejemplo de civismo dado por ambas aficiones.

Había que sancionar la pitada. Un hecho que, aunque de dudosa educación , debe ser entendido como un ejercicio voluntario e individual de la libre expresión. 
Las instituciones y los símbolos están para ser respetadas, pero cuando no se hace habrá que preguntarse el por qué, en lugar de sacar la porra a paseo y sacudir a quien se muestre desafecto.

La Corona se puede sentir incómoda ante una situación como la vivida en el campo blau grana. A nadie le gusta que le silben o le recriminen. Ahora bien, la virtud de la democracia está en que sus dirigentes deben saber aceptar el halago, el aplauso y el besamano , pero también las muestras de desaprobación y la crítica. Aunque sean sonoras y de dudoso gusto.

Por cierto, como resulta imposible identificar a los miles de silbadores  que ensordecieron el Nou Camp,  los enterados de la comisión anti violencia han decidido sancionar a quienes ni silbaron  ni abuchearon; a los clubs correspondientes y a la federación futbolítsica. Dicen que la amonestación económica les llega por no poner los medios que impidieran la protesta. Como si la voluntad de las personas pudiera someterse  por orden gubernativa. Eso ocurría antes. Cuando el himno era obligatorio y se entonaba brazo en alto.

Quizá de aquellos polvos lleguen estos lodos.
Si la justicia fuera seria, y así quiero creerlo, la sanción debería quedar en nada. Porque la libertad de expresión no se reprime, se defiende. 

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