sábado, 6 de enero de 2018

MAS PENDEJO



Cuanto más viejo, más pellejo. Así lo afirma un dicho popular, aunque yo creo que pegaría mucho más el ripio “cuanto más viejo, más pendejo”. Cada año que pasa, más se acentúan mis rarezas, y con ellas las manías y las fobias.  

No soporto los petardos. Ni las bengalas o los fuegos artificiales de nochevieja.  No sé qué extraño placer pirotécnico encuentran quienes están dispuestos a reventar tracas o bombas que sobresaltan la tranquilidad hasta dejarnos sin respiración.

No aguanto a quienes, a cualquier hora, no se privan de enviar un mensaje telefónico supuestamente gracioso. A quienes utilizan  el efecto multiplicador de las redes sociales como un replicador de comunicaciones a granel. Como aquel anuncio de “hola soy Edu, Feliz Navidad” pero en chat masivo.

Me rebelo ante las colas en los comercios, en los accesos a los parkings de los grandes almacenes. A las masificaciones  en los semáforos. A los listos que pretenden  saltarse la fila  porque “solo llevo una cosita”.

Pero si hay algo con lo que no puedo  es con los anuncios televisivos que nos bombardean con enunciados  indescifrables. En inglés, francés o alemán. Como si para ponerte una colonia debieras ser políglota. O idiota. Fragancias  de “carroinnarrera” o “Pacorrraban”. Un acoso de perfumistas, o de creativos publicitarios a los que les importa más  cómo suena un spot que el mismo pueda ser entendido por los seres mortales como yo.

Y sí, soy pellejo. De los que siempre han diccionado “Tirone Pover” o “Espencer Tracy” en lugar de sus pronunciaciones anglófonas. Para elegir mis aromas  no necesitaba ni a la motera pechugona que buscaba a Jack´s  ni al apolíneo joven que se despelotaba al otro lado del espejo ante la mirada lujuriosa de ocultas seguidoras.

Solo precisaba un poco de olfato, de frescor. Y nada más.
Las madres siempre han olido a rosas  de “Joya”(Myrurgia), y los padres a… vaya usted a saber. Cayendo en lo viejuno, mi pituitaria reconoce pronto el “varón dandy” o la loción  post afeitado “Floïd”.  Mi tío José utilizaba “Floïd”  y sabías por donde había transitado a un kilómetro de distancia.  A veces, para localizarle, bastaba perseguir aquel aroma penetrante para dar con él. No necesitabas ser un rastreador apache para encontrar su rastro. Solamente con tener la nariz despejada y la loción, suspendida en el ambiente, hacía lo demás.

“Floïd” pese a su denominación extraña fue un producto catalán, impulsado a mediados del siglo pasado por el mecenas Joan Baptista Cendrós i Carbonell , hijo del humilde barbero de Valls (Tarragona) que devendría dueño de una inmensa fortuna gracias a la popular loción anaranjada dispuesta para después del afeitado, ungüento elaborado en la trastienda de la peluquería  durante la posguerra.

Cendró fue uno  de los cinco  fundadores de Òmnium Cultural en 1961, financió el funcionamiento del Instituto de Estudios Catalanes, fue uno de los patrocinadores de los autores de la Nova Cançó, de ediciones Proa, los premios Sant Jordi de novela y Carles Riba de poesía en 1959 y de la Fundación de la Gran Enciclopedia Catalana en 1980. También fue uno de los fundadores del grupo financiero Banca Catalana y directivo de la misma, encontrándose entre los dieciocho miembros de dicha entidad a los que la fiscalía quiso procesar en el denominado Caso Banca Catalana.

Participó igualmente en política. A finales de la década de 1960 fundó, junto con otros el grupo Llibertat i Democràcia Social, que en 1975 se convertiría en el partido político Esquerra Democràtica de Catalunya. Esta agrupación se presentó a las primeras elecciones democráticas en 1977 dentro del Pacte Democràtic per Catalunya, que finalmente se integró en Convergència Democràtica de Catalunya. En 1985 recibió la Cruz de Sant Jordi.

El empresario de “Floïd”, fue, además, el abuelo de David Madí, mano derecha de Artur Mas en la Generalitat y , según se dice, uno de los autores intelectuales del “procés”, hoja de ruta  conducente a la República catalana.

Es curioso cómo de las fragancias, los olores y mis fobias a la publicidad ininteligible he terminado en estas líneas en Catalunya. Y es que, inexorablemente todos los caminos políticos nos conducen a Catalunya.
Si hay algo que me tiene especialmente consternado es el encarcelamiento preventivo de dirigentes políticos catalanes.  No es de recibo que en un Estado de derecho se mantenga en prisión cautelar a quienes , simplemente, han pretendido llevar adelante sus ideas políticas  de emancipación nacional.  Y lo han hecho sin violencia y sin incitación al odio.

Se me dirá que unos responsables institucionales no pueden eludir la legalidad en sus acciones, pero aun admitiendo tal extremo, que no lo hago, no me entra en la cabeza la aplicación de la prisión preventiva previa a cualquier procedimiento judicial que evalúe y dirima las responsabilidades  que pudieran derivarse  (a mi juicio ninguna). Ya no es cuestión de fondo, el procedimiento se ha convertido en un fondo en sí mismo ya que los encarcelamientos  preventivos suponen una excepción inasumible. Junqueras, los ex consellers, los “jordis” deberían salir de prisión inmediatamente porque su comportamiento no supone riesgo alguno contra la sociedad . Al contrario, ha sido la propia sociedad catalana la que les ha rehabilitado en un nuevo proceso electoral democrático para defender su ideario y poder llevarlo a cabo pacíficamente.

En la actualidad política todo vuelve  pasar por Catalunya. Quienes pensaban que el problema estaba zanjado, se han vuelto a equivocar y todos esperamos a un gesto , de unos u otros, que posibilite atisbar el comienzo de un nuevo ciclo de diálogo que posibilite un nuevo escenario.

En diez días deberá constituirse el nuevo Parlament. Todas las incógnitas siguen desplegadas. Puigdemont deberá regresar si desea optar a la investidura. Cualquier otra opción , por innovadora que sea, resultará rocambolesca  e inverosímil. La formalización de un nuevo govern también está en el aire. Dependerá del futuro de los parlamentarios imputados. De la evolución judicial de sus causas.

Lo peor que nos puede pasar es que la necesaria normalidad  se vea alterada por fuegos de artificio, petardos o tracas. Que el diálogo pretenda establecerse a través de whatsapp o que los mensajes que se establezcan no los entienda ni la madre que los parió.

Nada, que estamos casi igual a como estábamos. Vamos, más viejos. Más pendejos.  
Dos cositas más para terminar. La primera; ayer tarde-noche miles de personas se echaron a la calle tumultuariamente , condicionando en algún caso la marcha y el tránsito de las autoridades reales  que se vieron obligadas a apoyarse en las policías locales para alcanzar sus destinos previstos. Confío que nadie interprete estos hechos con el principio de “sedición” tan en boga en los últimos tiempos. Aunque cosas más increíbles ya hemos visto.

Y un segundo apunte. En esta encrucijada de final-comienzo de años hemos padecido  trucultentas informaciones que nos han hablado de sufrimiento, de vulneraciones de derechos, de desapariciones, muertes violentas o incalificables actos delictivos . Ha sido un cúmulo de desgracias que por separado, o todas a la vez, han impedido tener una visión positiva del ejercicio ahora emprendido.

Entre  estas noticias terribles se encuentra el descubrimiento del cadáver de una joven en Galicia desaparecida hace más de un año y la detención de su presunto criminal. La indignación generada por este hecho nos ha dejado otra información soterrada y que ha pasado inadvertida. Quien compareciera en rueda de prensa para facilitar las circunstancias de la investigación policial en el caso Diana Quer fue el máximo responsable de la UCO, Manuel Sánchez Corbi. Sánchez Corbi, y aquí está la novedad, fue condenado por torturas en noviembre de 1997 a cuatro años de prisión y seis de inhabilitación. En 1999 fue indultado por un gobierno presidido por Jose María Aznar y el entonces capitán pudo completar su carrera hasta alcanzar el grado de  coronel jefe de la Unidad Central Operativa  (UCO).del cuerpo armado. No diré más. Sólo que la utilización selectiva de la justicia nos depara paradojas como la presente; demócratas en prisión y condenados por torturas dando ruedas de prensa. Cuanto más viejo, más pendejo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario