No pensaba yo que el panorama daba para tanto. La
proliferación de discursos rayanos a la derecha extrema que últimamente
escuchamos la situaba en una pugna entre Rivera y Casado para atraerse a un
electorado conservador que las permita un nivel de prevalencia en el escenario
político español. Y algo de esto hay. Pero apenas me han bastado dos días fuera
de Euskadi para percibir que socialmente hay un caldo de cultivo muy peligroso
y que si algún espabilado juega a manipular la opinión pública puede cosechar
un resultado que democráticamente sería muy peligroso.
Comprando el pescado lo constaté. En el ultramarinos en el
que me encontraba estaba encendida una televisión y en ella se reflejaba un
problema de orden público con unos “manteros” en una localidad que no pude
precisar. Mientras aguardábamos
pacientemente el turno, llegó un comercial
que encendió la mecha. Mirando a la pantalla exclamó “cualquier día de
estos nos van a echar del país. Se están haciendo los reyes de España”.
Inmediatamente, dos mujeres situadas a mi lado contestaron. “Yo tengo miedo
hasta de salir a la calle, Te roban el bolso, te pegan…” “O algo peor –espetó
otra joven que hacía cola con una chiquilla-“. La pescadera, que me conocía de
años atrás pretendió desviar la atención pero ni por esas. El viajante
apuntilló. “Para que luego, el Pedro Sánchez
ese –se supone que hablaba del presidente de su gobierno- y diga que
vengan a España todos los africanos que quieran”, afirmación ratificada por la mayoría allí concentrada.
Entre pescadillas y rodajas de bonito traté de distender un
poco la situación con un comentario irónico. “Los reyes de España…para eso está
Corinna”. Intenté localizar una sonrisa pero no fue eso lo que provoqué.
Afortunadamente pude coger mi pedido y salí apresuradamente. El horno no estaba
para bollos.
Se trata, sin duda alguna de una simple anécdota, pero
comenzado el mes de agosto hay una serie de informaciones, declaraciones e
indicios que apuntan a un proceso de regresión política y social notable. No
solo por los problemas que acompañan a
la llegada de refugiados y a las oleadas de migrantes que salen de sus países
(África no es un país) la búsqueda de
oportunidades de vida en el hemisferio norte. No por la utilización del miedo a los
diferentes como germen de la xenofobia, sino por el retorno a una mentalidad
que creíamos –afortunadamente- superada y
que nos retrotrae al franquismo. A aquella España negra del nacional
catolicismo.
A la espera de que los restos del dictador puedan ser
retirados del mausoleo público del “Valle de los caídos”, se han producido
diversas noticias que nos obligan a estar en situación de alerta.
La primera de ellas hace referencia a un manifiesto firmado
por 181 ex mandos militares titulado “Declaración de respeto y desagravio al
general Francisco Franco Bahamonde, soldado de España”. En dicho escrito, los
altos cargos del Ejército ya retirados (Generales , almirantes, comandantes,
capitanes y un ex asesor del Jefe del Estado Mayor con el
Gobierno del Partido Popular) piden respeto por la figura de Franco “vilipendiada hasta extremos inconcebibles" con el
objetivo "de borrar medio siglo de nuestra historia" a través del
"empeño visceral de revancha" del Gobierno del Partido Socialista que
lidera Pedro Sánchez.
"Después
de los permanentes ataques a la persona del General Franco desde su muerte,
borrando sin prisa pero sin pausa todo vestigio de su quehacer por España, la
izquierda política y todos sus medios afines han desatado una campaña sin
medida", afirman en la misiva. Según apuntan, el objetivo de la exhumación
de los restos del dictador no es otro que el de hacer "desaparecer
definitivamente" al "principal artífice" de la historia de
España.
En el
manifiesto los ex militares indican que al inicio de la guerra del 36 “Franco
accedió debido a la insistencia de sus compañeros a ejercer "el mando
único de la España agredida y asediada por el comunismo internacional aceptado
y adoptado por el Frente Popular".
En ese sentido,
los ex mandos militares de la pasada dictadura instan a "los directores y
actores de esta campaña infame, a retomar la verdad histórica", así como a
poner fin a lo que han calificado de "perversa pretensión" de exhumar
los restos de Franco del Valle de los Caídos.
En un pasado no
muy remoto, a este tipo de declaraciones se les asociaba con el término de
“ruido de sables”. Confío en que las autoridades democráticas españolas estén especialmente diligentes y atajen de
raíz cualquier simpatía corporativa. Y, cuando menos, se acabe con las subvenciones
públicas a una asociación como la Asociación de Militares Españoles, que
continúan haciendo apología del franquismo,
Los ex militares no están solos. El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 23 de Madrid ha acordado suspender el cambio de nombre de ocho calles de la capital, como Comandante Zorita, Millán Astray o Caídos de la División Azul que había sido aprobado por el Consistorio en virtud de la Ley de Memoria Histórica.
En una sentencia, el magistrado titular del Juzgado ha estimado parcialmente un recurso interpuesto por la Fundación Nacional Francisco Franco contra el acuerdo del Gobierno municipal que en 2017 aprobaba el cambio de nombre de 52 vías de la ciudad.
El juez afirma en la sentencia que en el caso del cambio de las denominaciones no admitidas tiene que ver con "la falta de motivación suficiente" por parte del Comisionado de la Memoria Histórica, exigiendo que en para promover un cambio en el callejero debería argumentarse "un plus adicional de participación o significación" de los afectados con la guerra civil o la dictadura franquista.
Sin embargo, lo más grave del auto publicado los pasados días hace mención a la legitimación de la Fundación Francisco Franco como acusación particular en el procedimiento. El magistrado en particular, Alberto Palomar, reconoce a ficha fundación por “ser una persona jurídica con plenitud de derechos que en sus estatutos y actuación quiere preservar la memoria y consideración que, a su juicio tiene un jefe del Estado de otra época histórica”. Tal apreciación simple y llanamente es una infamia. En Alemania o Italia una apreciación similar hecha en relación a Hitler o Mussolini sería penalmente perseguible y punible. Pero aquí no.
Y para terminar de cerrar el círculo tenemos a un representante de la iglesia católica, el obispo de Valencia y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Cañizares.
Cañizares ha aprovechado su último escrito del mes de
julio para advertir sobre la apocalíptica situación que, a su criterio,
vive el mundo en general y España en particular.
En ese relato
catastrofista, el cardenal incide en una “memoria histórica para dividir, para
reabrir de nuevo heridas ya curadas, para confrontarse”. España atraviesa una
situación de “división” y “desconcierto”. “No encontramos la unidad, no
hallamos la paz, ni alcanzamos la reconciliación entre nosotros”, subraya. Y
carga las tintas contra quienes reivindican el de derecho a decidir. “La unidad
de la ‘casa común’ que es España” se encuentra actualmente “amenazada de
destrucción por secesionismos y nacionalismos que apoyan intereses particulares
y, se diga lo que se diga, no son más que ideología”. “Esta situación surge
cuando se opone al bien común y al bien de la persona y de la verdad, intereses
particulares, ideológicos, de poder; o cuando todo esto está alimentando y
conducido por falsos pastores o guías, conductores de los pueblos que en lugar
de reunir dispersan, en lugar de servir al bien común de las personas, de los
hombres, utilizan, se sirven de ellos, los instrumentalizan”.
Un amigo me dijo recientemente que “los fatxas han vuelto”. Yo le corregí. No han vuelto, siempre han estado aquí. Lo que ocurre es que ahora encuentran las condiciones externas e internas para intentar recuperar un espacio que perdieron afortunadamente con la democracia. Los populismos, la demagogia y una comunicación en la que proliferan falsedades, bulos, aprovechando la debilidad de un sistema que creyó que la “transición” pondría punto final a los franquistas, han hecho que reverdezca el revisionismo histórico y el auge de los nostálgicos. Urge, por lo tanto, una decidida acción política consensuada entre las formaciones democráticas que actualice-modifique la ley de memoria histórica. Que penalice a quienes argumentan y hacen apología del franquismo, Que persiga e ilegalice las formaciones que fomentan el odio y que impida la instrumentalización del estado de derecho para acabar con él.
Creo que estamos a tiempo para detener la acometida de los “fatxas”. En ello nos va el futuro.
No hay duda de que los territorios borbonicos son los únicos en Europa occidental en los que el fascismo nunca fue derrotado y se nota. No es la judicatura , la media ni los partidos politicos(salvo minoritarios)sino todo el espectro español que es esencialmente fascista y solo el paso del tiempo demostrara que el pensamiento racional y equilibrado tiene lugar también en el estado borbonico.
ResponderEliminarDe acuerdo en q los "fatxas" han podido estar como los caminantes blancos de juego de tronos dormidos. Pero han despertado y tienen una enfermedad muy contagiosa y peligrosa la de "ESPAÑA UNA Y GRANDE" Ay los de fuera y los separatistas son lo peor incluso peor q lo peor , porque unos vienen a vivir de ellos y los otros son insolidarios y se quieren ir porque tienen dinero q no quieren compartir . Ahora les toca s los Catalanes y nosotros estamos un poco como el TIO TON q colaboramos y somos el negrito bueno, pero a poco s nos movemos con el preámbulo del nuevo estatuto nos vuelve a crecer el "rabo" ( q no estaría mal, pero no es ese favor en q habkan) y los cuernos y echamos fuego por la boca, somos el demonio al q hay q aplastar. No hay nada más ultramontano y cerril q un nacionalista español q como Atina no ha crecido la hierba por donde han pasado. Koldo, lo q no estoy de acuerdo es q tengamos tiempo para neutralizar lo q nos viene, quizás estemos a tiempo de minimizar daños, pero empezando ya , y sin especulaciones.
ResponderEliminardemasiado cagon eres tu
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