sábado, 29 de septiembre de 2018

PREPARADAS Y PREPARADOS PARA TODO


Estamos preparadas y preparados. Atentos ante cualquier vicisitud.  Hay que andar vivos porque en cualquier momento se puede armar  parda. La política en España  está desquiciada. Nadie parece conocer el significado de la palabra “responsabilidad”. Se impone la trifulca, la descalificación y la zancadilla.

Por mucho que los problemas  aprieten –y hay algunos como el de la convivencia política en el Estado de las naciones históricas que hierve en olla exprés- nadie hace uso del diálogo, de la capacidad de negociación o de la búsqueda de aproximaciones para  resolver los conflictos. Todo pasa por descreditar al adversario, bloquear  sus movimientos e imposibilitar  una acción normalizada  del sistema parlamentario.

La derecha, batida en duelo  internamente para determinar  cual de sus  representantes  es el “macho alfa” que les represente, ha optado  por boicotear cualquier posibilidad  de iniciativa que se pretenda llevar al parlamento. Y, en paralelo, ha desplegado  toda su capacidad mediática para doblegar  a quienes  censuraron y sustituyeron a su gobierno, caído tras una sentencia judicial que reconocía al PP como beneficiario de un  “sistema de corrupción institucional”.

Ante ese bloqueo activo que cuenta con mayoría absoluta en el Senado y con la militante defensa de la mesa  del Congreso de los diputados, el gobierno minoritario  de Pedro Sánchez  no encuentra aire político que le permita  estirar su complicado mandato.  La supervivencia del gabinete socialista depende  de su capacidad de mantener  todos los apoyos que posibilitaron la caída de Rajoy. Todos; Podemos, catalanes –ERC y PdCat-, PNV y, llegado el caso, hasta EH Bildu. El esfuerzo por tejer acuerdos, algo inusual en la política española, aventura un corto episodio de legislatura. Además, el inicio de una subasta  de propuestas que pretende identificar quien es el “más progresista” del arco parlamentario, en lugar de establecer límites de prudencia  a las  reivindicaciones particulares,  hace suponer  que lo que está en juego no es la estabilidad ni el bien común, sino una imagen y una estrategia de tipología electoral.

Araban bagare...
Todo este cuadro de indicios, a los que se suma el primer sondeo  del CIS que augura un triunfo de Pedro Sánchez –insospechado hace apenas tres meses- hace pensar que nos encontramos a las puertas de unas nuevas  elecciones generales. ¿Cuándo? La imposibilidad real de llevar adelante un proyecto de presupuestos, el desgaste de la imagen de gobierno y el calvario que supondrá no poder aprobar nada, bien por bloqueo o por falta de acuerdo suficiente,  parece vislumbrar que la convocatoria electoral será inmediata. Así lo estiman reputados analistas políticos y  se lo ha pedido a Sánchez buena parte de su grupo parlamentario.

En público, y también en privado, el dirigente socialista ha negado cualquier posibilidad de adelanto electoral –“aguantaré hasta el 2020”- . Pero esa resistencia formal contrasta con la convicción íntima de quienes rodean y asesoran  al presidente de que la política es mucho más que una comunicación afortunada. Por eso creen que va siendo hora de rentar los beneficios obtenidos tras los tres últimos meses  de cambio en la Moncloa y fijar retos y posiciones en un nuevo mapa postelectoral.

 Mayo, fecha en la que están previstos los comicios municipales, europeos y en muchos casos autonómicos (aquí también forales), está muy lejos.  El único “pero” a que el encuentro con las urnas  sea inmediato reside en la posible coincidencia de fechas con el adelanto electoral andaluz. A Susana Díaz no le gusta la idea de que “sus” elecciones autonómicas coincidan con unos comicios generales. Ella quiere medirse por sí misma para mantener las distancias con el actual inquilino de la Moncloa. Por el contrario, a Pedro Sánchez le puede convenir la confluencia en fechas ya que  una victoria en Andalucía le impulsaría externa e internamente.

Lo que está claro es que los comicios andaluces  se adelantarán para evitar el impacto que en las urnas pueda llegar a tener la sentencia judicial sobre los “ere”, cuyo fallo se estima pueda estar dictaminado para el próximo mes de marzo, plazo en el que, en condiciones normales debiera finiquitar la actual legislatura. De ahí  la anticipación en las votaciones.

Así las cosas, según diversas previsiones conocidas, las elecciones autonómicas andaluzas  podrían celebrarse el próximo 29 de noviembre. Si Pedro Sánchez quisiera que los comicios generales coincidieran con aquellas debería disolver las Cortes generales 54 días antes de dicha fecha; es decir el martes 2 de octubre (la semana que viene). Por lo tanto, en una semana y, en el caso de aplazar  a diciembre el encuentro con las urnas, en dos, se despejará la duda para poner en marcha toda la maquinaria electoral.

Quien no contemple esta hipótesis puede  verse sorprendido por un calendario intenso. Eso no le ocurrirá al PNV que desde  tiempo atrás viene asistiendo a la actividad política en el Estado con la minuciosidad de quien atiende al criterio de “minuto y resultado”. Buena muestra  de esa concentración a la cambiante coyuntura fueron las sucesivas decisiones  que los nacionalistas vascos adoptaron en relación a los presupuestos generales del Estado y, posteriormente a la moción de censura. Decisiones adoptadas bajo el principio de defensa de los intereses de Euskadi. La misma premisa desde la que los jeltzales contemplan  el inmediato horizonte.

Unas elecciones generales  anticipadas no despejarán el horizonte político español. A buen seguro, el mapa partidario resultante será muy parecido al actual. Probablemente, en tal conjetura los socialistas pueden ser  la principal opción en votos y escaños pero se quedarán muy lejos de la mayoría absoluta. La derecha de PP y Ciudadanos – tal vez aparezca Vox- tampoco sumará votos  y escaños suficientes. Ambos ejes necesitarán el apoyo de terceros. Y en ese  grupo de “apoyos determinantes”, el PNV volverá a tener un poder decisivo.

Quien quiera contar a futuro con el PNV  deberá hacerlo con hechos, no sólo con compromisos públicos cuyo cumplimiento se dilata permanentemente. Compromisos de boletín oficial, de comisión de transferencias, de inversión real. No solo de buenas palabras y voluntad política que se duermen posteriormente  al ritmo que marcan los altos funcionarios del Estado.

 Por supuesto que al PNV le preocupa e inquieta  lo que pase en España ¿Cómo no hacerlo si, querámoslo o no,  lo que allí pase nos terminará afectando? Por eso el compromiso del PNV  para colaborar en la mejora de la democracia, de las libertades, del bienestar de las personas. Para buscar ámbitos de respeto  y reconocimiento a las naciones que coexisten en el Estado. Y también para defender los derechos e intereses de los vascos y las vascas allí donde estén en juego.

Que nadie lo olvide; el compromiso del PNV está con Euskadi. NO con una fórmula de gobierno en España. En la defensa de esos principios, de esos objetivos, el PNV está preparado, dispuesto. Prest!

Bajo esa llamada de atención y despiertos a cualquier acontecimiento, el próximo domingo, el Partido Nacionalista Vasco celebrará en Foronda (Araba) el “Alderdi eguna”. Desde que en Aralar, en 1977, los nacionalistas  vascos  decidiéramos  emerger a la actividad pública tras años de represión y dictadura, han sido ya 41 las ediciones en las que el principal partido del país ha llamado a su base social y militante a concentrarse  anualmente en un acto único en el panorama político occidental. Miles y miles de personas  esperan en Euskadi al último domingo de septiembre para manifestar su compromiso político. Para calzarse unas zapatillas y disponerse a reencontrarse al aire libre con amigos/as y compañeros/as con los que compartir la voluntad de construir, en paz y en libertad, la nación vasca.

Recordaremos a los que no están. Con la nostalgia de aquellos años
con las tortillas, el lomo con pimientos y las familias alrededor de los coches.
El Alderdi eguna  es, al mismo tiempo, actualidad política, jornada festiva, ámbito de encuentro e intercambio de emociones. Cada año es distinto porque diferente es la situación. Aralar, Olarizu, Itziar, Aixerrota, Aiegi, Salburua, Altube, Foronda. Días de emoción desbordada. De reivindicación. De unidad, y también de ruptura. Discursos llenos de  contenido. La “bota de Madrid”. “Manzana de discordia”.  “Un pueblo en marcha”. “I am Basque”.  Recuerdo a los que ya no están y bienvenida a los que llegan por primera vez. Una gran familia que con su halo vital a ras de campa, impulsa una organización política que no se detiene. Un partido centenario que sigue muy vivo. Preparado. Dispuesto  y presto a seguir caminando para que los vascos y las vascas  alcancemos nuestros sueños en un futuro  que nosotros mismos decidamos.  Preparados para todo.

 

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