Donato, mi padre, ya sentenció que las avispas eran los animales “que ponían los huevos más grandes”. “Que te pique una en un huevo –decía- y verás cómo se pone de gordo”.
Hacer frente al desafío que supone la proliferación de esta especie, que del campo se ha propagado al mundo urbano, quita el sueño a administraciones y a baserritarras . El objetivo de todos, detener su destructor avance.
En ello está también, según me ha contado, el portavoz del grupo vasco en el Congreso, Aitor Esteban quien además de atender a sus labores parlamentarias, electorales y con las naciones nativas norteamericanas, ha asumido el compromiso de combatir los efectos de esta especie “invasora” que, de un tiempo a esta parte, ha proliferado en nuestro territorio siendo una amenaza para el hábitat tradicional, y en especial, para las abejas.
Sí, es el tiempo de hacer frente a la “vespa velutina”, nombre científico del “avispón” que diezma nuestras colmenas y coloniza nuestros montes y prados.
¿Por qué ahora es el momento? Porque en este tiempo emergen las “avispas reina” para comenzar a edificar sus nidos. A finales de verano, las jóvenes hembras y los machos salen del nido para aparearse. Y, entrado el otoño, según me contó el portavoz parlamentario nacionalista, los enjambre s desaparecen. Las “obreras” mueren y las hembras fecundadas entran en lo que se llama “diapausa”, un estado de inactividad o letargo del que salen en estas fechas para fundar una colonia.
Por eso, antes de que comience la puesta de huevos y la creación de un nuevo nido, es conveniente atraparlas. Y en ello está el bueno de Esteban. Tras asistir a una charla-cursillo con técnicos forales, se ha aprestado a colocar “trampas” para diezmar a las avispas reina que osen cruzarse en su camino.
Los recipientes para atrapar avispas simulan a los butrinos de pesca. Botellas de plástico a las que se les corta el cuello y se reposiciona a modo de embudo para permitir el fácil acceso del insecto al interior evitando ulteriormente su salida.
Para atraer a la avispa hay que preparar un mejunje a modo de néctar que el insecto considera irresistible. En el fondo de la botella –ojo al dato- se incorporará; una cerveza negra, un txikito de vino blanco y una cucharada de jarabe-puré de arándanos. La botella habrá de colgarse en la rama de un árbol en flor o en un lugar elevado en el campo para posibilitar el acercamiento y captura de avispones.
El brebaje será efectivo durante dos semanas, tras las cuales se recomienda limpiar el recipiente y verter una nueva mezcla para que ésta sea efectiva.
La “vespa volutina” tiene su ámbito de procedencia en la India o China, siendo totalmente ajena a los ecosistemas europeos. Su tamaño es considerablemente superior al de sus parientes autóctonas. Su dieta se compone de frutas y néctares, amén de otros insectos (proteínas) que sirven para fortalecer a las crías, alimentadas por sus progenitores. Entre sus víctimas favoritas están las abejas, atacadas en la puerta misma de las colmenas. Colmenas que arrasan en un santiamén privándonos, no sólo de la dulce miel, sino poniendo en grave riesgo la fertilidad de las plantas ya que las abejas son las principales responsables (en un 70%) de la polinización de los cultivos consumidos por los humanos.
Una “leyenda urbana” atribuye falsamente a Einstein la cita de que “si las abejas desaparecieran del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”. Esta mención inventada fue utilizada por primera vez en 1994 por apicultores belgas en una protesta. Ya entonces se utilizaban las “noticias falsas” para acojonar al personal, luego la deriva de falsedades encubiertas que hoy vivimos proviene de tiempo atrás.
Una de las mentiras que más ofendió en este país fue la lanzada por los sublevados franquistas contra el lehendakari Agirre y el Gobierno vasco responsabilizados de la masacre provocada en Gernika por la “Legión Cóndor” alemana. La “oficialidad” golpista de antaño, lejos de asumir una acción indiscriminada de guerra contra la población civil achacó “el incendio” de la villa foral a “los rojos separatistas”.
Aquella ignominia, mentiras y falsedades contra las víctimas, se ha vuelto a reproducir en nuestros días por un individuo que diciéndose “historiador” ha sostenido que el bombardeo de Gernika fue “un mito construido por Inglaterra por el diario Times para justificar el programa de rearme británico”. El “fabulista” cuyo nombre no reproduciré para no darle resonancia, será cabeza de lista por Albacete al Congreso del partido de los caballistas ultras. Y entre otros méritos atesora ser un reconocido homófobo y un negacionista del holocausto. Todo un pimpollo curtido en las tertulias televisivas de “El gato al agua”.
Pero éste no es un caso aislado. La formación de “Leónidas y los espartanos” ha cerrado ya candidaturas sin “progres, comunistas, separatistas ni miedosos".
Entre los fichajes destacan cinco ex altos mandos militares a los que ha situado estratégicamente en cabeza de diversas candidaturas para la Cámara baja. Con su apuesta, Vox envía un mensaje nítido al electorado. Frente a la creciente “desintegración de España”, ahí están ellos como garantía de unidad, de fortaleza y de firmeza. Ellos son Viriato, el Cid, don Pelayo y la reconquista. Y en esa idea de la “España monolítica” frente a Catalunya, los vascos y las autonomías, la competición por ser “más español que nadie” también ha atrapado al PP y los “naranjas” en una estúpida competición en la que se alardea, por ejemplo, de presentarse por Barcelona sin saber una sola palabra de catalán.
El riesgo de esa deriva “patriótica” es que los socialistas que se han encontrado gratuitamente, y sin moverse, jugando en solitario en la centralidad, tengan la tentación de sumarse al coro cometiendo insensateces tales como la que llevó a Idoia Mendia a acusar al PNV de “poner estrellas de David” a los que no se identifiquen como nacionalistas. Lamentable. Pero un desvarío más en su palmarés.
Vox se ha convertido hábilmente en la atracción de las próximas elecciones generales. Ha “colonizado” la opinión publicada y pese a que sus apariciones sean limitadas, los partidos de la derecha han caído en su centro gravitatorio en una pugna en la que los de Abascal no hacen sino crecer y fagocitar a todo aquel que se le aproxima en emulación. Y como las avispas asiáticas, terminará por destruir la colmena popular, y, probablemente, la de Ciudadanos.
No necesitan programa. Ni debate. Simplemente la ocupación física del espacio – llenar España de listas- para, por efecto disolutivo de la ley electoral, fulminar y diezmar a los de Casado y Rivera convertidos en “tonto útiles” que pagarán cara su falta de previsión. Con la ocupación del terreno como objetivo, el nuevo populismo xenófobo, autoritario y nacionalista (español) solo precisa seguir las estrategias de comunicación dictadas por Steve Bannon, el ex asesor de Trump, para ganar notoriedad. La técnica es sencilla, se provoca desde las redes sociales con propuestas radicales y se espera pacientemente la reacción. Primero fueron las tradiciones. La navidad. La semana santa. La caza. Los inmigrantes. La violencia de género. La desintegración de la familia. El feminismo. Ahora le toca el turno a la seguridad con la legalización de las armas de fuego. Materias trufadas de falsedades y de demagogia que son lanzadas a las redes como piedras en un estanque y cuyas ondas han terminando por acorralar, sin necesidad de debate ni de menaje ideológico, a sus competidores de PP y Cs.
Huyendo del tremendismo y con inteligencia es necesario hacer frente a esta amenaza. Encontrar la tecla para desactivar la plaga. La clave, en Euskadi, es defender lo propio para evitar infecciones externas. Poner en valor nuestra sociedad, nuestra capacidad de diálogo y acuerdo, nuestra tolerancia y nuestro autogobierno frente al populismo destructivo que todo lo invade. De nosotros depende que la polinización de nuestro espacio natural continúe. Y así, nuestros manzanos seguirán floreciendo y dando frutos. A salvo de avispas destructivas. Es el afán de nuestro tiempo
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