sábado, 23 de marzo de 2019

AVISPAS Y MANZANOS

Un buen amigo echaba mano de un aforismo para contextualizar los temas. “Cada tiempo –solía decir- tiene su afán”.  Cuanta razón tenía. Y es que  hay circunstancias que  sólo se pueden dar  en determinadas condiciones. Pasados los “idus de marzo”,  ha llegado el tiempo de, entre otras cosas, atacar la plaga de la avispa asiática. Este insecto, notablemente más grande y agresivo que sus congéneres  vulgares, resulta toda una amenaza para la biodiversidad. 

Donato, mi padre, ya sentenció que las avispas eran los animales “que ponían los huevos  más grandes”. “Que te pique una en un huevo –decía- y verás cómo se pone de gordo”. 
Hacer frente al desafío que supone la proliferación de esta especie, que del campo  se ha propagado al mundo urbano,  quita el sueño a administraciones y a baserritarras .  El objetivo de todos, detener su destructor avance. 

En ello está también, según me ha contado,  el portavoz del grupo vasco en el Congreso, Aitor Esteban  quien además de  atender a sus labores parlamentarias, electorales y con las naciones nativas  norteamericanas,  ha asumido el compromiso de combatir los efectos de esta especie “invasora”  que, de un tiempo a esta parte, ha proliferado en nuestro territorio siendo una amenaza  para el hábitat tradicional, y en especial, para las abejas.

Sí, es el tiempo de hacer frente a la “vespa velutina”, nombre científico del “avispón” que diezma nuestras colmenas  y coloniza nuestros montes y prados. 
¿Por qué ahora es el momento? Porque  en este tiempo emergen  las “avispas reina”  para comenzar a edificar sus nidos. A finales de verano, las jóvenes hembras y los machos salen del nido para aparearse. Y, entrado el otoño, según me contó el portavoz parlamentario nacionalista, los enjambre s desaparecen. Las “obreras”  mueren  y las hembras fecundadas  entran en lo que se llama “diapausa”, un estado de inactividad o letargo del que  salen en estas fechas para fundar una colonia. 
Por eso, antes de que comience la puesta de huevos y la creación de un nuevo nido, es conveniente  atraparlas. Y en ello  está el bueno de Esteban. Tras asistir a una charla-cursillo con técnicos forales, se ha aprestado a colocar “trampas”  para diezmar a las avispas reina  que osen cruzarse en su camino. 

Los recipientes para atrapar avispas  simulan a los butrinos  de pesca.  Botellas de plástico a las que se les corta el cuello y se reposiciona  a modo de embudo para permitir el fácil acceso del insecto al interior evitando ulteriormente su salida. 

Para atraer a la avispa hay que preparar un mejunje  a modo de néctar que el insecto considera irresistible.  En el fondo  de la botella –ojo al dato- se incorporará;  una cerveza negra, un txikito de vino blanco y una cucharada de jarabe-puré de arándanos.  La botella habrá de colgarse en la rama de un árbol  en flor o en un lugar elevado en el campo  para posibilitar el acercamiento y captura de avispones. 

El brebaje será efectivo durante  dos semanas, tras las cuales se recomienda  limpiar el recipiente y verter una nueva mezcla para que ésta sea efectiva.

La “vespa volutina”  tiene su ámbito de procedencia en la India o China, siendo totalmente ajena a los ecosistemas europeos.  Su tamaño es considerablemente superior al de sus parientes autóctonas. Su dieta se compone de frutas y néctares, amén de otros insectos (proteínas) que sirven para fortalecer a las crías, alimentadas por sus progenitores. Entre sus víctimas favoritas están las abejas, atacadas en la puerta misma de las colmenas. Colmenas que arrasan en un santiamén privándonos, no sólo de la dulce miel, sino poniendo en grave riesgo la fertilidad de las plantas  ya que las abejas son las principales responsables  (en un 70%) de la polinización de los cultivos consumidos por los humanos. 

Una “leyenda urbana” atribuye falsamente a Einstein la cita  de que “si las abejas desaparecieran del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”. Esta mención inventada fue utilizada por primera vez  en 1994 por apicultores belgas en una protesta.  Ya entonces  se utilizaban las “noticias falsas” para acojonar al personal, luego la deriva de falsedades encubiertas que hoy vivimos proviene de tiempo atrás. 

Una de las mentiras que más ofendió en este país fue  la lanzada por los sublevados franquistas  contra el lehendakari Agirre  y el Gobierno vasco responsabilizados de la masacre  provocada en Gernika  por la “Legión Cóndor” alemana.  La “oficialidad” golpista  de antaño, lejos de asumir una  acción indiscriminada de guerra contra la población civil achacó  “el incendio” de la villa foral a “los rojos separatistas”. 

Aquella  ignominia, mentiras y falsedades contra las víctimas, se ha vuelto a reproducir en nuestros días por un individuo  que diciéndose “historiador”  ha sostenido que el bombardeo de Gernika fue “un mito construido por Inglaterra por el diario Times para justificar el programa de rearme británico”. El “fabulista” cuyo nombre no reproduciré para no darle  resonancia, será cabeza de lista  por Albacete al Congreso    del  partido de los caballistas ultras. Y entre otros méritos atesora  ser un reconocido homófobo y un negacionista del holocausto.  Todo un pimpollo curtido en las tertulias televisivas de “El gato al agua”.  

Pero éste no es un caso aislado. La formación de “Leónidas y los espartanos”  ha cerrado ya candidaturas  sin “progres, comunistas, separatistas ni miedosos".

Entre los fichajes destacan  cinco ex altos mandos militares a los que ha situado estratégicamente  en cabeza de diversas candidaturas para la  Cámara baja.  Con su apuesta, Vox envía un mensaje nítido al electorado. Frente a la creciente “desintegración de España”, ahí están ellos  como garantía de unidad, de fortaleza y de firmeza. Ellos son Viriato, el Cid, don Pelayo y la reconquista.  Y en esa idea de la “España monolítica”  frente a Catalunya, los vascos y las autonomías,  la competición  por ser “más español que nadie”  también ha atrapado  al PP y los “naranjas” en una estúpida competición  en la que se alardea, por ejemplo, de presentarse por Barcelona sin saber una sola palabra de catalán.

El riesgo  de esa deriva “patriótica”  es que los socialistas  que se han encontrado  gratuitamente, y sin moverse, jugando en solitario en la centralidad, tengan la tentación de sumarse al coro cometiendo insensateces tales como la que llevó a Idoia Mendia a acusar al PNV de “poner estrellas de David” a los que no se identifiquen como nacionalistas. Lamentable. Pero un desvarío más  en su palmarés.

Vox se ha convertido hábilmente  en la atracción de las próximas elecciones generales. Ha “colonizado” la opinión publicada y pese a que sus apariciones  sean limitadas, los partidos de la derecha han caído en su centro gravitatorio en una pugna en la que los de Abascal  no hacen sino crecer  y fagocitar  a todo aquel que se le aproxima  en emulación. Y como las avispas asiáticas, terminará por destruir la colmena popular, y, probablemente, la de Ciudadanos.

No necesitan programa. Ni debate. Simplemente la ocupación física del espacio – llenar España de listas- para, por efecto  disolutivo de la ley electoral, fulminar  y diezmar a los de Casado y Rivera convertidos en “tonto útiles”  que pagarán cara  su falta de previsión.  Con la ocupación del terreno como objetivo, el nuevo populismo xenófobo, autoritario y nacionalista (español) solo precisa seguir las estrategias de comunicación dictadas por Steve Bannon, el ex asesor de Trump,  para ganar notoriedad. La técnica es sencilla, se provoca desde las redes sociales con propuestas radicales  y se espera pacientemente la reacción. Primero fueron las tradiciones. La navidad. La semana santa. La caza. Los inmigrantes. La violencia de género. La desintegración de la familia. El feminismo.  Ahora le toca el turno a la seguridad con la legalización de las armas de fuego. Materias  trufadas de  falsedades y de demagogia que son lanzadas  a las redes como piedras en un estanque y cuyas ondas han terminando por acorralar, sin necesidad de debate ni de menaje ideológico, a sus competidores de PP y Cs.

Huyendo del tremendismo y con inteligencia es necesario  hacer frente a esta amenaza. Encontrar la tecla para desactivar  la plaga. La clave, en Euskadi, es defender lo propio para evitar infecciones externas. Poner en valor  nuestra sociedad, nuestra capacidad de diálogo y acuerdo, nuestra tolerancia y nuestro autogobierno frente al populismo destructivo que todo lo invade. De nosotros depende que la polinización  de nuestro espacio natural continúe. Y así, nuestros manzanos seguirán floreciendo y dando frutos. A salvo de avispas destructivas. Es el afán de nuestro tiempo

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