sábado, 14 de octubre de 2023

LAS PUERTAS DEL INFIERNO

Los acontecimientos nos atropellan y cuando pensábamos que la convulsión mundial provocada por la invasión rusa de Ucrania comenzaba a buscar puertas de salida al margen de la fuerza bruta, cuando nos recuperábamos de los efectos de la pandemia mundial, ha irrumpido por sorpresa y desestabilizándolo todo, la crisis de Oriente Medio con el insospechado ataque  militar de Hamas a Israel y su posterior respuesta, que aún  no hemos conocido en su magnitud.


Todavía no nos hacemos idea de la gravedad y la trascendencia que este hecho tendrá en la geoestrategia mundial ni el impacto que  tendrá para todo el mundo.


La insólita acción terrorista protagonizada por Hamas coincidiendo con el 50º Aniversario de la guerra de Yom Kippur  provocó, en un primer momento  cerca de un millar de víctimas israelíes y el secuestro de un número indeterminado de personas que la organización militar yihadista ha amenazado con ejecutar de persistir los bombardeos indiscriminados  del ejército israelí  contra los núcleos urbanos de Gaza tras la declaración del “estado de guerra” por parte del gobierno que preside Benjamin Netanyahu.


El escenario a futuro de este escenario aún en crecimiento  no puede ser más desolador. La acción terrorista de Hamás, al margen del sufrimiento incoado entre la población judía, ha venido a romper el mito  del Estado-protector y de seguridad que Israel  había conseguido construir frente a la persistente amenaza externa.  


La acción de guerra del pasado fin de semana ha sido para Israel, salvando las distancias, como su “11-S” particular,  su “Pearl Harbor” traumático. Y la respuesta esperada estará en consonancia a tal magnitud. Su superioridad militar  incontestable y su contrastada  e indubitada reacción de fuerza, hacen pensar que nos aguardan  nuevos tiempos duros. 

Tiempos de excesos, de vulneración de los derechos humanos. Tiempos de crímenes y de pérdida de vidas inocentes que serán sacrificadas bajo excusas nobles como la libertad o la seguridad pero que esconderán  la bajeza de una violencia indiscriminada  incapaz de respetar el derecho a la supervivencia  de inocentes ciudadanos. Tiempos duros , principalmente, para los 2,3 millones de habitantes de Gaza  a quienes, además de los bombardeos indiscriminados, el gobierno israelí ha dejado sin luz, agua, gas y alimentos en un asedio extremo. Encerrados en una exigua franja de terreno. Sin escape posible. Utilizados por activistas de la “yihad”  como  escudos humanos de su retaguardia terrorista y catalogados “simplemente”como “enemigos” por quienes  pretenden sacudir su ira tras sentirse  atacados. 


Netanyahu ha adelantado, en un discurso  a su pueblo, las consecuencias que tendrá  la réplica israelí. “Hamás entenderá que, al atacarnos, ha cometido un error de proporciones históricas. Exigiremos un precio que ellos y los demás enemigos de Israel recordarán durante las próximas décadas”. Y concretó su amenaza un poco más; “todos los lugares desde los que opera Hamás se convertirán en ruinas” Preparémonos pues para una masacre de proporciones desconocidas.


La indiscriminada respuesta del ejecutivo israelí puede hacer que el foco del conflicto se extienda e desestabilice la zona. Quizá esa haya sido una de las pretensiones originarias de los causantes del ataque terrorista.  La chispa del polvorín  se ha encendido cuando Arabia Saudí había anunciado la proximidad del reconocimiento del Estado de Israel. Anteriormente, en ese universo árabe, había sido Marruecos el país que había restablecido relaciones  con el estado judío y desde 2020  otros tres países  -Emiratos Árabes, Baréin y Sudán- lo habían hecho ya.  Romper esa red de “normalización de relaciones” que dejaría  aislada a Irán  frente a Israel,  ha podido ser una de las razones  que ha provocado el ataque. 


El riesgo de que la escalada violenta incendie la región desde Siria hasta el Líbano pasando por Irán debe  hacer trabajar intensamente a las Naciones Unidas, la Unión Europea y a la comunidad internacional en general,  para que con su intervención detengan esta situación  poniendo fin a la masacre de la población de Israel y Palestina.  Porque es la población de ambas realidades nacionales la que está sufriendo el horror. Urge acabar con el bloqueo, abrir corredores humanitarios y atender  a los desplazados por la acción militar. 


En determinados ámbitos de nuestra opinión publicada existe una percepción  que culpabiliza al estado hebreo  de todos los males que existen a la zona. Se incrimina a Israel  de todo y aunque es cierto  que en muchas ocasiones sus reacciones  son extralimitadas  y superan el ámbito  de los derechos humanos, es preciso recordar  que Israel es el único estado de la zona, de todo el oriente medio, que representa un sistema democrático homologable.  Ningún país de su entorno puede decir lo mismo.  Ahora bien, Israel no es Netanyahu ni Palestina es Hamas.


¿Por qué luchan los palestinos? No es lo mismo la lucha de Al Fatah –que gobierna en Cisjordania y que preside la Autoridad Nacional Palestina de Mahmud Abbas- que Hamas –organización que controla la franja de Gaza-. 


Fatah,  organización de carácter laico, nacionalista  y revolucionario, fue fundada por Yaser Arafat en los años cincuenta y durante  varios años representó la lucha  por la independencia de Palestina . Con el paso del tiempo  pasó de negar la existencia del Estado judío a admitir su derecho a existir  y sus líderes fueron los encargados de defender  en los procesos negociadores  la solución de dos estados en base a las fronteras de 1967.


Desde la muerte de Arafat en 2004 su popularidad  en las calles ha ido cayendo y en 2006 sucumbieron al liderato de Hamás. Pese a ello, cuentan con el apoyo de la comunidad internacional , mantienen un acuerdo de seguridad con Israel y gobiernan en Cisjordania. Fatah y la Autoridad Nacional Palestina han renunciado a la lucha armada a favor de la negociación política  como medio para obtener la paz con Israel y llegar a la formación  de un Estado palestino. Para ello y ante el fracaso reiterado de las negociaciones bilaterales ha optado la internacionalización del conflicto a la espera de que por esta vía  sea posible  su aspiración identitaria. 


El actual ataque a Israel lo ha ejecutado Hamas, un grupo salafista, es decir sumita cuya intervención está inspirada en la religión. Su nombre responde a las siglas de Movimiento de Resistencia Islámico y es el brazo palestino de los Hermanos Musulmanes, fundado por el jeque Ahmed Yasín en 1987. Apuesta por el islam político como forma de gobierno y emplea la lucha armada contra Israel . En su carta fundacional Hamás establecía sus objetivos; borrar a sus enemigos de los mapas. “Israel existirá y continuará existiendo hasta que el Islam lo destruya, tal como ha borrado a otros antes” “No existe ninguna solución al problema palestino que no sea la Yihad”.


Occidente –Estados Unidos, Canadá, Japón, la Unión Europea y hasta el vecino Egipto– consideran a Hamás una “organización terrorista” que sigue negándose a aceptar las exigencias de la ONU. Principalmente, el reconocimiento del derecho de Israel a existir, la renuncia a la violencia terrorista y a aceptar los Acuerdos de Oslo de 1993 por los que el entonces líder palestino, Yasir Arafat, y el primer ministro israelí, Isaac Rabin, recibieron el Premio Nobel de la Paz. 


En 2006 Hamás obtuvo una sorprendente victoria en las elecciones generales celebradas en Palestina  pero ni Fatah, ni Israel, ni la comunidad internacional aceptaron tal resultado  y estalló la guerra interna entre los dos grandes partidos que provocó la división entre Gaza, bajo control de Hamás, y Cisjordania, territorio de Fatah. 


Desde entonces no ha habido más elecciones. En 2007, y ante el gobierno de Hamás en la franja, Israel decretó un bloqueo por tierra mar y aire impidiendo a los gazatíes, a sus bienes y servicios, entrar o salir libremente del territorio. Una situación de castigo inhumano prorrogado durante 16 años  que ha convertido Gaza en un infierno. 


Los ataques  de las milicias de Hamás contra la población hebrea producidos la pasada semana, la brutalidad y el escarnio demostrado por los combatientes de la yihád no han hecho sino abrir la puerta de ese infierno. Más de dos millones de personas hacinadas en condiciones infrahumanas, condenadas por la estrategia suicida de sus fanáticos gobernantes, aguardan a ser sacrificadas como castigo exterminador que recuerda pasajes bíblicos. Trescientos mil soldados judíos acechan en las puertas de Gaza para entrar en el infierno y convertirlo en cenizas. 


2 comentarios:

  1. Por qué tengo la impresión de que Koldo olvida el origen de este conflicto?

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  2. Bueno. Ellos sabrán. El PNV siempre ha sido y será un partido al servicio de los yankees

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