sábado, 17 de febrero de 2024

TIEMPOS DE CARNAVAL

A pesar del tiempo transcurrido,  la tradición judeocristiana  ha conseguido que en nuestro calendario vital sigan teniéndose en cuenta  tradiciones que antaño marcaron las vidas de las generaciones anteriores.  Ahí está, por ejemplo, el carnaval, en contraposición a la cuaresma, los cuarenta días  de vigilia y reflexión previos a la llamada “semana santa”. 

 

El carnaval tiene como elemento distintivo de su origen el desfogue social,  y dentro del mismo  la transformación  de los individuos  que mutan su personalidad escondiéndola bajo ropajes y máscaras.

 

Todos en algún momento hemos tenido la necesidad  de disfrazarnos para, aunque sea por un momento, dejar de ser unos mismos  y transformarnos  en otra cosa. Atavíos  variopintos. Clásicos, vinculados a la actualidad, a personajes “famosos”.  Hay quienes  no necesitan gran cosa para transformarse.  Tuve un amigo –ya desaparecido- que era feo de narices. Feo no, difícil de mirar. Era, como definiera Quevedo a Góngora; “un hombre a una nariz pegado”.  Tenía unas fosas nasales prominentes y adosadas a ellas un bigote que le llegaba a ambos lados de la cara.  A eso se le unía que el sujeto  era miope  por lo que tenía la necesidad de portar gafas. Total,  que él, que era una buenísima persona al tiempo que un tipo muy gracioso, solía decir que  en carnaval no necesitaba  ni careta, ni antifaz. Le bastaba con la goma elástica que sujetaba  la máscara a las orejas.  Sus compañeros de cuadrilla, cabrones ellos, le llamaban “nocheviejo”.  Siempre parecía disfrazado. Humor de país.

 

La imagen, la percepción que una estampa genera en los demás, es fundamental  en todos los ámbitos de la vida que tengan que ver con el público.  En ocasiones no nos damos cuenta  pero por mucho que valoremos  la profundidad, la idoneidad o la equivocación de unas ideas expresadas verbalmente, nuestro subconsciente  atiende más al envoltorio, al continente que al fondo o contenido de lo que contempla. Según todos los expertos en comunicación, en un discurso, el 55% de la audiencia retiene las sensaciones transmitidas por la información no verbal.  Es decir, lo que percibe visualmente. 

Otro 38% de los espectadores se queda con el tono del orador y solamente el 7% del público  valora el contenido de lo dicho. Solo el 7% valora y señala el fondo del mensaje emitido verbalmente.   

De ahí la importancia  por controlar todos los elementos sensitivos de una aparición pública.

 

Marta Pontnou es la profesional estilista que  desde hace un tiempo ha conseguido que la imagen pública de los representantes  de EH Bildu haya cambiado  sustancialmente. Ella, una profesional  que ha transformado la estampa de dirigentes catalanes como el president Aragonés o los más destacados  portavoces de Esquerra Republicana , es plenamente consciente de que  la percepción y el aspecto con  que los representantes políticos  se presentan al público es fundamental en la comunicación política moderna.  Más allá del discurso, la imagen es lo primero que se tiene en cuenta. El envoltorio del mensaje  debe ser atractivo si se pretende  el interés de la gente.

 

Pontnou ha sido, junto la disciplina interna de una organización que no admite errores, la responsable del éxito en conseguir  un nuevo “look” en la Izquierda abertzale. Según ella, los dirigentes de EH Bildu “han tomado conciencia de que son un partido moderno y progre y entienden que la vestimenta es muy importante. Están haciendo una transformación grande. Apuestan por un look ejecutivo, más profesionalizado.”.

 

No hay duda del cambio. La radicalidad  ha adoptado aires burgueses. Americanas por doquier. Nada de sandalias o de zapatillas deportivas o de montaña. Siempre zapatos  y, además, de cordones o de hebilla. Tampoco calcetines multicolores. Fuera el negro en las camisetas, abrigos o en las corbatas.  Ese es un color está reservado al luto o a la noche. Y, sobre la gestualidad, nunca deben esconderse las manos en la espalda. Deben mostrarse siempre  pero no cruzar los brazos en las fotografías; es un síntoma de enfado y de inaccesibilidad. 

 

El nuevo porte de la imagen pública de “Izquierda independentista” se aplica a rajatabla. No hay mitin  sin las camisas bien puestas. Sin el público conjuntado. Sin un “tiro de cámara”  estudiado y una grabación editada  que aportar a los medios de comunicación. Especial  cuidado, como era de esperar,  han tenido  a la hora de  construir y cuidar la imagen, la apariencia, del “candidato”.

 

Arnaldo Otegi  repitió hasta seis veces en uno de los últimos actos públicos,  la palabra “profesor” para identificar a Pello Otxandiano. Y ese atributo de docente es el que  se ha pretendido  acentuar en su presencia pública.  Ya no es el dogmático analista elegido en 2016 para alimentar la “refundación” de  Sortu.  La chaqueta,  la camisa en tonos claros, las gafas  con montura estilizada, refuerzan su perfil de doctor ingeniero en telecomunicaciones, un cliché que pretende obviar –y en ocasiones lo consigue- la tradición política e histórica de la que procede y forma parte destacada.

 

En lo que respecta al discurso,  éste es una continuidad  del cliché de docente. Parece buscar aguas no agitadas  por la radicalidad. Apelaciones generalistas  a grandes acuerdos de país, a necesidad de consensos , a objetivos “bienquedistas” de cambios tranquilos, de alternancia en el poder  y vocación  por denunciar los fallos del sistema –siempre achacables al partido gobernante- sin plantear fórmulas concretas  para su posible resolución. Música armoniosa, sin letra que la ajuste,  surfeando una ola con el viento a favor,

 

Será difícil  encontrar  puntos débiles en un planteamiento tan abierto.   La falta de definición  de medidas, el “cómo” llevar a cabo la transformación pretendida es una carencia criticable pero también  es un  rasgo populista que le permite salidas fáciles y no demasiado exigentes

 

Sin embargo, en ese afán  de poca concreción se aprecian vacíos. En su intervención en el Forum de Nueva Economía  el denso discurso  de Otxandiano, plagado de citas que buscaban titulares periodísticos, no mencionó  en ninguna ocasión el término “personas”. Es como si su programa estuviera  dirigido y pensado en la colectividad, no en los individuos.  Y es que la “inhumanidad”  que subyace en sus intervenciones, su falta de empatía con lo individual, esconde un dogmatismo ideológico innato en el personaje.

 

Por no hablar del jardín  en el que él solo se metió al calificar a ETA de un “ciclo político en este país”, si bien matizó “que afortunadamente se ha dejado atrás”.

ETA, su violencia, el injusto daño provocado  por su acción terrorista,  puede  ser muchas cosas pero nunca un ciclo, y mucho menos político. Se esperaba más claridad  en quien pretende ser  la “nueva cara” de la Izquierda Abertzale. De momento,  no lo ha sido.

Pero quien piense  que ahí va a encontrar la brecha en la que pretender  resquebrajar la opción electoral de EH Bildu se equivoca.  Trece años después de la desaparición de ETA de la escena vasca, ha hecho que en muchos pensamientos su traumática intervención  haya pasado al registro del pasado. Por suerte o por desgracia, ni ETA ni la violencia por ella ejercida son un factor  que determine el comportamiento electoral de los vascos. Para una mayoría, su mención suena como  quien cita a Franco, a  los reyes católicos o a Juan Sebastían Elcano. Historias  del pasado que en nada influyen en sus inquietudes de hoy.

 

El problema que puede encontrar esa aparentemente exitosa “nueva marca” que luce  una EH Bildu  estilizada  es, quizá, su artificiosidad. Nadie duda de que el papel que ahora interpretan  tenga un buen relato, una buena imagen, una buena publicidad. Pero, en el fondo de su sentido político, en su alma  organizativa está la tutela de “Sortu”.  El abrigo de quienes, como respuesta a la problemática de la vivienda  no han dejado espacio a Otxandiano y no han tenido  complejo de “okupar” a la fuerza dos pisos en Donostia.  Es la custodia  de la heredera del MLNV, la misma Sortu de Ernai.

 

Detrás  del “moderado” Otxandiano  y de su campaña electoral está Larraitz Ugarte, la directora de comunicación  de la formación. Larraitz Ugarte, la misma que  provocó  la denuncia  falsa e injustificada del “caso Bidegi” ahora exonerado en vía judicial.  Y en el fondo de armario donde se guardan  las chaquetas americanas de hoy, está  la misma Sortu  que lideró Pernando Barrena y que hoy le mantiene  en su candidatura europea.

 

Vivimos tiempos de carnaval. Momentos de imagen, exposición  y de impostura. Pero no olvidemos que tras el martes de carnaval siempre  llega el miércoles de ceniza.

 

 

2 comentarios:

  1. El caso Bidegi no está, todavia, exonerado en via judicial y ademas es otro de tantos casos de intentar cerrar en falso un caso por la evidente connivencia entre vuestro partido y una parte del poder judicial. Hay que recordar que la jueza de Azpeitia se nego a hacer no se que nuevo informe o prueba porque era demasiado cara. Tócate los guits. Demasiado cara y demasiada jeta

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  2. La Audiencia de Gipuzkoa ha atendido al recurso y obliga a reabrir la investigación de la querella por presuntos pagos por obras falsas en la AP-1 (el llamado ‘caso Bidegi’). Se cerró en falso en septiembre sin realizar siquiera el informe pericial independiente que planteaba la Fiscalía.

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