.- Le ha dado un infarto –me dijo-. Llevaba el hombre unos días quejándose de dolores en la espalda, en el pecho. Decía que se cansaba mucho y, mira, la dio un infarto. Parece que se recupera bien.
.- Ojala, le dije. Espero que se recupere bien y pronto.
.- Mira por dónde – continuó Miguel- mañana cumplirá 47 años. Es joven todavía, se cuida mucho, no fuma, hace deporte pero, ya se sabe. Toda la vida trabajando.
.- Mañana?. Mañana también es mi cumpleaños y mañana, también, tengo cita con el cardiólogo. Madera!. Dónde hay madera?.
Toqué hasta el mango del cuchillo. Bueno, en cuanto llegué a casa, cogí un trozo de rodapié que había suelto en un armario y me lo guardé en el bolsillo de la chaqueta. Me faltó dormir con él.
No soy aprensivo. Quizá todo lo contrario. Voy al médico por Santa Bárbara, cuando truena y cuidar me cuido poquito. Debe ser producto del “ambilismo”.
Donde soy especialmente suspicaz es en lo de los aniversarios, cumpleaños y celebraciones diversas.
.-“Zorionak! Que cumplas muchos más” –me felicitó a media mañana un pelota contumaz (dícese del espécimen que se arrastra hasta cuando duerme)-.
.-“Eskerrik asko. Que Santa Lucía te conserve la vista” –le contesté-.
.-“Enhorabuena! – me espetó rotundo un parasitador de emociones- Ya te pagarás algo”.
.- Sí –respondí irónico-. Tienes pagado un chupito de lejía.
Un heredero de neandertal –los científicos han revelado esta semana algo que yo ya sabía desde hace mucho, que esta especie se cruzó con los sapiens y evolucionó hasta el hombre moderno- me gruñó en el pasillo. “UUUmmm” y me tiró de la oreja hasta casi amputarla. Moví la cabeza y sonreí. “Suelta que no tengo recambio”.
Cerró el turno de felicitaciones presenciales una simpática compañera. “No sabía que eras tan joven.” (hay que joderse con el cumplido) “Si casi tienes mi edad… “ . Terminó la frase y salió volando en su escoba.
El móvil hierve. Mensajito por aquí, sms por allá. Euskatel encantada por tanta onomástica.
Si yo, un simple náufrago de blog, he tenido tantas llamadas y tantos compromisos que atender no quiero pensar lo ocupado que habrá estado Patxi López, nuestro lehendakari, en el primer aniversario de su gobierno.
Ha tenido que terminar deslomado de contestar a la legión de pelotas, chupasangres, aduladores, palmeros e interesados de todo tipo que se le habrán acercado para conmemorar la efeméride.
Sólo ha bastado ojear los periódicos para darse cuenta de la trascendencia del evento. Páginas y más páginas de glosario del primer año de la “normalización”. Entrevistas, reportajes, crónicas y editoriales al servicio del “cambio” y del “nuevo tiempo” que vive Euskadi.
Solo ha faltado el Euskobarómetro para unirse a la celebración. Pero no seamos aguafiestas que la encuesta llegará cuando toque y sus resultados los colgaremos en la tarta de cumpleaños del gobierno popular-socialista.
El lehendakari, a tenor de lo leído y escuchado, está satisfecho. Está bien que le gente se sienta reconfortada. Salimos ya de la crisis. El terrorismo se acaba. La bronca política ha desaparecido. Se ha instalado el diálogo y el acuerdo entre diferentes. Las transferencias pendientes vendrán, no se sabe cuando, pero vendrán…Y todo, en un solo año. Para qué más. Así que, mientras dure la fiesta, a aprovecharse del diván y de la candidez del hilo musical del Ipod mediático amigo.
A mí me ha pasado algo parecido. Qué felicidad. Pescaba plácidamente en un día radiante en plena naturaleza, cuando en el aparejo se enganchó un salmón de ocho kilos. Pugna épica en el Cares. Pero, en el preciso momento de que el pez estaba a punto de ser derrotado y echado a tierra, ¡zas!, un sonido desagradable evaporó la armonía del momento. La estridencia del despertador evaporó el sueño. Uno no puede pescar ya ni durmiendo.
P.D. Después de unos días con molestias, me he dado cuenta de que éstas provenían de un tablón que llevaba en el bolsillo. Seré gilipollas. El médico me ha tratado muy bien –siguiendo los consejos de sus asistentes que le pidieron que así fuera pues me leían los sábados en DEIA-. El corazón, en su sitio. Las válvulas, perfectas. No necesito ni valvulina. Un toque de dinitrol. Chapa y pintura, y a tirar millas.
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