viernes, 26 de noviembre de 2010

PATXI BASAGOITI


Bandazo de marketing político en Ajuria Enea. Los asesores del lehendakari López siguen sin acertar con la estrategia de comunicación. Lo están intentando todo. Y no dan con el efecto deseado. Las encuestas y estudios sociológicos que llegan hasta sus manos repiten machaconamente que pese a la notoriedad adquirida por el lehendakari, la valoración que de él hacen los encuestados es negativa e insuficiente.

En una primera etapa, tras las elecciones y el acceso al gobierno de la mano del PP, los asesores de Ajuria Enea pivotaron su acción de cara a consolidar la imagen del “cambio tranquilo”, de la “modernidad transversal” de un nuevo ejecutivo en contraposición al “tripartito identitario” precedente. La foto del diván de las vanidades representa aquella etapa que las malas notas del euskobarómetro obligaron a reorientar.


La presencia pública permanente y la interlocución política y social del nuevo lehendakari fueron a partir de entonces los objetivos a trabajar. El lehendakari se reunía – por primera vez-, con los diputados generales, con Eudel, con los sindicatos, con los empresarios, con los dirigentes políticos… Un encuentro y no más. Un amplio álbum de instantáneas sin continuidad ni contenido. Y, además, actos de todo tipo. Inauguraciones, conferencias, congresos, seminarios, premios, visitas, etc. Fotos y más fotos. Actividad presencial frenética con apoyo logístico de los medios de comunicación públicos. El lehendakari ganó en conocimiento, pero la nota siguió sin crecer. La zozobra volvió a cundir en las esferas socialistas. El papel de “reina madre” no daba réditos.


Así se planificaron “golpes de efecto” vinculados a la gestión. Se trataba de escenificar que el Lehendakari había abandonado el sofá y gobernaba. El pleno de política general, a finales de septiembre, marcaba el inicio de la nueva ruta. Como decía un comentarista político de Vocento, el énfasis se volcaba en la gestión. Pero el acuerdo del PNV con Zapatero en la transferencia de las políticas activas de empleo fue como un torpedo en la línea de flotación del nuevo barco. Hundido antes de su botadura.


La percepción de que el PNV gobernaba desde la oposición, como meses atrás había vaticinado, había calado en la opinión pública, y el lehendakari López volvía a quedar en tierra de nadie, como un “Tancredo” al paso de la actividad política que se movía, aquí y en el Estado al margen de su presencia ornamental.


El acuerdo de estabilidad alcanzado entre Zapatero y Urkullu, las expectativas de pacificación en las que el lehendakari se ha vuelto a quedar fuera de juego, han terminado por sacar de quicio a los estrategas de comunicación. Se impone un nuevo viraje y, con determinación, se ha dispuesto un nuevo rol para Patxi López.


Como decía recientemente Tonia Etxarri en un artículo que confirma el cambio de tendencia, se acabó el tiempo en el que el lehendakari “ponía la otra mejilla”. “Se acabó. El aguante tiene un límite. Es la hora del contraataque”. Y, en dos días, López tiró de sal gorda para denunciar un “boicot del PNV a EITB” y para, pretendiendo censurar a los jeltzales, cometer su primera torpeza comunicativa en esta nueva singladura.


Así, el lehendakari Patxi López, acusaba al PNV de "venderse al mejor postor" con tal de acabar con él, porque ese es su "único objetivo" en política. "No van a tener –continuaba- ni mi cabeza ni el Gobierno y vamos a demostrarles que el cambio que hemos iniciado en Euskadi no tiene marcha atrás; al revés, vamos a extenderlo a diputaciones y ayuntamientos, porque es lo que necesita la sociedad vasca".


¿Venderse al mejor postor? ¿Pero el pacto del PNV no ha sido con Zapatero? ¿Acaso López interpreta que ZP pretende quitarle del medio?. Quizá sus fieles correligionarios vascos se hayan sentido aliviados por el nuevo talante combativo de su secretario general, pero en su arranque dialéctico ha herido con fuego amigo al presidente de su gobierno. Además, ha dado la munición que necesitaban a quienes han utilizado y ahora utilizarán con mayor fuerza el argumento de una coalición de facto entre el Partido Socialista y el PP contra el nacionalismo vasco. Dos errores imperdonables en política. Imperdonables salvo para su aliado Antonio Basagoiti, para quien errar o acertar en el mensaje está demás. Lo importante es encajar un buen titular, aunque para ello se invente declaraciones estrafalarias o salidas de tono.


Tonia Etxarri, tan acertada como siempre, aseguraba en su escrito, que la nueva política comunicativa de López será más “contundente” y que “quizás necesite ir acompañada de un «plante» a Zapatero”. (Lo mismo que viene reclamado Basagoiti desde hace meses).



El lehendakari lo ha intentado ya. El pasado lunes, en Madrid, media hora antes de comenzar la Comisión Mixta del Concierto y ante la falta de acuerdos puntuales entre la delegación española y la de la Comunidad Autónoma –formada por el Gobierno y las diputaciones-, el Consejero Aguirre planteó a los diputados generales levantar el campamento y desairar al equipo de Elena Salgado impidiendo la reunión. Había que “plantar” al Gobierno español en “defensa de los intereses de Euskadi”. ¿Curioso, verdad?. Sin embargo, fueron las diputaciones –gobernadas por el PNV radical- quienes llevaron al ejecutivo de López a la mesa de negociación y allí, se firmaron los aspectos en los que hubo acuerdo. Las desavenencias quedaron para ser pactadas otro día, porque el consenso también llegará.


Atentos por lo tanto al cambio de perfil mediático del lehendakari. Patxi va a ser, cada día menos López y más Basagoiti. ¿Será por el orden alfabético en el cambio de apellido?. O ¿ por los eternos problemas de “comunicación?. Tiempo al tiempo, pero algún asesor parece pretender que el lehendakari se haga el harakiri.




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