viernes, 8 de julio de 2011

ASAMBLEA GENERAL, RETOS Y DESAFÍOS DEL PNV

Los días 13, 14 y 15 de enero del próximo año, el Partido Nacionalista Vasco desarrollará en el BEC de Barakaldo su Asamblea General. Se trata del hito interno más importante de la formación jeltzale en cuatro años.

En dicha asamblea, el PNV renovará sus bases programáticas y adaptará su estructura, un tanto anquilosada y estéril, a las nuevas necesidades y desafíos que la realidad impone. Y es que, pese a tener articulada una organización descentralizada y profundamente democrática, ésta ha demostrado carencias sustanciales a la hora de afrontar los problemas del siglo XXI, problemas que imponen toma de decisiones inmediatas, ámbitos de decisión compartidos así como una redefinición del rol militante habida cuenta de la crisis generalizada que la acción política padece.

Retos y desafíos programáticos y organizativos en un país que cambia de manera trepidante. Cambia en lo político, en lo económico, en lo cultural y en las relaciones humanas. De ahí que, como el símbolo ateniense de la lechuza –siempre con los ojos bien abiertos-, el PNV se mantenga alerta de lo que le rodea para adaptarse rápidamente a cada circunstancia. Sólo así se entiende su papel de liderazgo a lo largo de su más de un siglo de historia en Euskadi.

Pero, junto a la adecuación de las bases ideológicas y programáticas, el PNV deberá renovar buena parte de los recursos humanos que le representan. Tanto la presidencia como el resto de dirigentes del Euskadi Buru Batzar deberán pasar por el tamiz de la confianza de la militancia en una elección democrática que confirme al equipo que personifique al PNV del próximo lustro.

Con posterioridad, serán los Consejos territoriales los que deban ser renovados para afrontar como reto fundamental el fortalecimiento del partido ante la pujante irrupción de la Izquierda Abertzale y la cita con las urnas en los comicios autonómicos previstos para el 2013 (anteriormente, si nada cambia, se celebrarán las elecciones generales).

A nadie se le oculta que cuando una organización no cumple con las expectativas que se había propuesto aparecen las diferencias internas. Y si a dichas diferencias se añaden desencuentros precedentes acumulados como capas de una cebolla, cabe la previsión de que la paz interna pase a transformarse en una abierta crisis.

Una parte del PNV ha vivido, en los últimos años, en una realidad virtual. En un mundo de “Matrix” en el que se identificaba la percepción particular como la apreciación innegable de la realidad. Hegemonía territorial, liderazgo institucional, músculo organizativo…Todo eso se ha esfumado, se ha aclarado felizmente para que cada cual pueda contemplarse en el espejo en ropa interior y sin maquillaje. Para que se pueda, por fin, hacer un ejercicio de realismo y de sinceridad con la propia organización

Así, cualquier observador objetivo apreciará las carencias de un PNV con desigual peso territorial. Un PNV con síntomas de fatiga en la militancia. Con falta de dedicación en algunos casos. Con nulo diálogo interno en otros. Y con limitada acción política-institucional en la actual coyuntura.

El problema de las crisis en los partidos políticos, y en especial en el PNV, es que en la mayoría de los casos termina por convertirse en un zafarrancho de combate en el que el sentido común es relegado por la visceralidad, el enfrentamiento personal y el traslado a la opinión pública de un espectáculo poco edificante.

Además, cada vez que en el PNV se habla de “procesos internos” parece activarse en su “corpus” una especie de “gen cainita” autodestructivo. Es como si para llegar a un acuerdo, lo mejor fuera romperse la cara a golpes en el escaparate público.

Algunos creen que para forzar el cambio en determinados ámbitos es necesario librar una cruenta campaña interna en la que la “filtración” al “medio amigo” juegue como elemento desequilibrante de su estrategia en beneficio propio. Y no. La experiencia demuestra que el “juego sucio” jamás obtiene réditos sino perjuicio para el conjunto de la organización del PNV cuya imagen de marca referencial será la única dañada.

La renovación de hoy en el PNV no pasa por el cobro de facturas particulares sino por el diagnóstico sincero, por la lealtad y por la integración. Por la asunción colectiva de éxitos y fracasos. Por el establecimiento de nuevos compromisos de trabajo común y compartido. Sin exclusiones. Sin sectarismos.

Ante su próxima Asamblea General, el PNV se enfrenta con un doble reto; refrescar su mensaje de servicio a la sociedad vasca y a la construcción nacional de Euskadi y establecer nuevas pautas de funcionamiento interno que le hagan sumar voluntades y personas en una estructura eficaz y moderna. Una estructura que se enfrente con realismo a los problemas auténticos y no viva en la ficción de los guetos creados por nosotros mismos.

Quien quiera ser Caín que sepa que su comportamiento no tiene cabida en el nuevo PNV que deberá surgir de la próxima Asamblea General. Conmigo, por lo menos, que no cuente para ello.

1 comentario:

  1. Estimado Koldo,
    Te suelo leer asiduamente y me parece interesante la visión que sueles aportar en tus opiniones.
    Estoy bastante de acuerdo con lo que comentas en tu artículo de la Asamblea Nacional ... pero desde mi punto de vista hay un aspecto que me gustaría matizarte.
    Hablas de las carencias de nuestra estructura, de renovación de recursos humanos, incluso de falta de dedicación de las personas, y del riesgo de provocar un zafarrancho de combate.
    Mi opinión, y desde la visibilidad que se puede tener como afiliado de base, creo que la raíz del problema es otro; desde las estructuras municipales (que esas creo conocerlas) hasta las nacionales pasando por las territoriales, hemos creado una "puestocracia" difícil de desarmar. Es bastante demostrable que en la mayoría de las veces las personas representantes en los diferentes órganos internos, tienen una dependencia laboral "parainstitucional". Una dependencia que sin lugar a dudas restringe de manera notable la capacidad de crítica. A su vez las antiguas incompatibilidades internas, han saltado por los aires, y ,no la concentración de poder, pero sí la manejabilidad de las estructuras se garantizan. No quiero decir que no exista "fair play", tan solamente que afortunadamente tenemos muchísima gente en nuestra organización que podrían aportar aire fresco, ideas y en definitiva debate.
    El hecho de promover debate, no implica para nada oposición. Todo lo contrario. Yo en concreto promuevo el debate, y sin embargo, me considero al cien por cien en la línea tanto del BBB como de EBB.
    Cuando dices que posiblemente falte dedicación, creo que lo que falta es frescura, ilusión y en algún caso valía personal.
    Creo que deberíamos valorar en cierta medida la hoja de servicio de las personas, y no su asentamiento en las estructuras.
    Un saludo
    Jabi Loroño

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