domingo, 17 de julio de 2011

“NUEVA FENICIA”, UN ESTADO VASCO BAJO PROTECCIÓN NAPOLEÓNICA (2)

Mientras Dominique sufría en Iparralde el azote destructivo de la Revolución – llegó a ser desterrado- , su hermano menor Joseph  Garat comenzaba una intensa actividad política. El 9 de Octubre de 1792,  tomaba el relevo de Georges Danton en el Ministerio de Justicia. Garat, pese a ser contrario a la sentencia, fue quien personalmente, como ministro,  tuvo que notificar a Luis XIV su condena a muerte en la guillotina.

Desde Enero a Agosto de 1793 fue ministro del Interior en plena guerra entre jacobinos y girondinos y el mes de Octubre, durante el periodo del Terror, fue arrestado acusado de girondino, siendo liberado pronto por su amistad con los sanguinarios Robespierre y Beltrán Barère de Vieuzac. Este último,  fue el más duro enemigo de toda lengua que no fuera la lengua francesa.

La revolución y su sanguinaria puesta en escena se extendió por todo el hexágono, sin escatimar en crueldad. Así, la “limpieza lingüística” que pretendía imponer “una Nación, una lengua”, llevó a miles de labortanos a los campos de concentración para “salvaguardar la revolución”.  Toda lengua distinta del francés  fue considerada “patois” – una especie de lengua corrompida alejada de la cultura  y de las nuevas ideas-El 27 de Julio de 1794 Joseph Garat votó a favor del arresto de su antiguo amigo Robespierre (responsable de la ejecución de Danton) y se le concedió una cátedra de Filosofía en la Escuela Normal Superior. Cuatro años más tarde fue nombrado embajador en Nápoles y tras el golpe de estado de Napoleón, el general corso le designó senador.

El menor de los Garat siguió la estela del Bonaparte emperador. Es entonces cuando desarrolla su proyecto de “Nueva Fenicia”, un Estado Vasco que agrupaba los territorios del Seur y los continentales  bajo el imperio napoleónico,  siguiendo el modelo  de la Confederación Helvética y la Confederación del Rhin.

A la caída de Napoleón, Joseph Garat, miembro de la Legión de Honor y Conde del Imperio se retiraba de la política activa en el castillo Urdains en Basusarri (cerca de Uztaritze). El más joven de los Garat fallecía en diciembre de 1833, siendo  testigo de excepción de las aboliciones forales de vascas, tanto de Iparralde como del comienzo de fin del régimen foral en el sur de los territorios de Euskal Herria.

El proyecto de Joseph Garat se basa en el mito del vasco-cantabrismo, que consideraba a los vascos descendientes de los antiguos cántabros de la era romana. La aportación de Garat es que consideraba los cántabros como herederos de una colonia fenicia y es por ello que dio el nombre “Nueva Fenicia” a su proyecto de Estado. El proyecto de Nueva Fenicia se desarrollará en tres partes.

La primera comienza en 1803, después de la pérdida de los fueros en Iparralde en 1789, y después de la dura represión que vivió el País Vasco continental como consecuencia del brutal nacionalismo jacobino francés. En tal fecha, Garat era senador y desde Ustaritze escribía una carta a Napoleón advirtiéndole que  en los territorios vascos “la revolución francesa ha pasado como un gran fenómeno que apenas han comprendido y les ha dejado como eran antes”.

La segunda fase coincide con la ocupación  española por parte de las tropas napoleónicas. En ese contexto, Garat envía un informe al comandante en jefe de las tropas francesas en España ( “Breve exposición de un proyecto de reunión de algunos cantones de la España y de la Francia para hacer más fáciles la sumisión de España y de la creación de una máxima potencia”). En  dicho escrito, el político de laburdi afirma textualmente:
“En las laderas y los valles de los Pirineos, tanto en el lado de Francia, como en el lado de España, viven unos pueblos a los que se les llama vasco-franceses y vasco-españoles y que tienen entre ellos todas las relaciones que los hombres pueden tener entre sí y que no las tienen casi, ni con los españoles los que están unidos a éstos, ni con los franceses los que forman parte de éstos. Esa separación entre los vasco-franceses y los vasco-españoles procede de cuando se agotó la primera raza de los reyes de Francia y quizá de antes y, sin embargo, aunque durante estos siglos han obedecido a potencias distintas y aun enemigas entre sí, a pesar de que han pertenecido a pueblos con lenguas y costumbres distintas y hasta contrarias, ni los vasco-franceses han adoptado las costumbres y la lengua de Francia, ni los vasco-españoles las costumbres y la lengua de España. Tanto unos como otros… han continuado siendo vascos. Las leyes locales que tenían los vascos en España y en Francia, que se llamaban costumbres en Francia y fueros en España, eran muy parecidas entre ellas y muy distintas de todas las leyes españolas y francesas”

El informe también menciona la organización vasca y legislación vasca foral, común al norte y al sur del País Vasco, basada en la igualdad y el trabajo, la nobleza universal, del poco aprecio al servicio militar y la capacidad marítima de este territorio que podría servir a los intereses napoleónicos en su sempiterno enfrentamiento con Inglaterra.

Así, el núcleo de la propuesta de Garat se centraba en reunir a todas las provincias vascas en un Estado que serviría como Estado neutral entre Francia y España bajo la protección de Napoleón:

La última fase del proyecto de “Nueva Fenicia” se desarrollaba en 1811, en plena guerra napoleónica con España. La propuesta de Garat  abordaba la complejidad lingüística del País Vasco y sus dialectos así como la singularidad de “sus leyes, de sus costumbres, de sus juegos que son también los mismos.”  Finalmente, a modo de conclusión, proponía la unificación institucional de todos los vascos en dos o tres departamentos “del imperio: de sus destino exclusivo en el servicio marítimo. De la enseñanza de su lengua en las escuelas y los liceos”

Estos departamentos se denominarían “Nueva Tiro y Nueva Sidón” y el conjunto de todos “Nueva Fenicia”, cuya bandera y escudo serían los de Navarra.


La caída de Napoleón  hizo que el proyecto de Garat sucumbiera, siendo “Nueva Fenicia”  una de las primeras propuestas conocida de unidad política de los vascos. Nacido como repuesta al centralismo de la revolución francesa, el proyecto de Garat, responde claramente al germen de una contestación social vivida en el País Vasco tras la abolición del régimen foral, tanto en Iparralde como posteriormente en los territorios del sur. Una levadura ideológica que a finales del siglo XIX llevará, de la mano de Sabino Arana, a alumbrar el nacionalismo vasco que hoy conocemos.

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