PENTECOSTÉS

Es como si el Espíritu Santo hubiese llegado de repente y todo lo que hasta ahora era abominable y maligno se viera purificado. Un milagro indescifrable e incuestionable. Como si con una simple imposición de manos  por parte de un sanador milagrero– las suyas, las de Bildu- lo hasta ahora pecaminoso se santificara en un simple acto.

Sí, hasta la bandera española ondea sin algaradas ni bronca en el ayuntamiento de Donostia. ¿Dónde quedan aquellas imágenes de guerrilla urbana de cócteles molotov y tiragomas contra la colocación de la enseña rojigualda en los consistorios? ¿Dónde aquellas marchas reivindicativas que terminaban con el cántico a coro de “PNV español”?.

Bildu lo cura todo, como el “Vicks VapoRub” que se aplicaba en mi infancia y que servía para una tos o para una neumonía. Santo remedio.

Hasta Martín Garitano, el Diputado General de Gipuzkoa, ha dado una respetuosoa bienvenida a los Príncipes de Asturias que el próximo lunes llegarán a este territorio para inaugurar el Basque Culinary Center en San Sebastián, “Damos la bienvenida al que venga con buena voluntad», declaró Martin Garitano, quien señaló que actuará sin «aspavientos» y desde el «respeto mutuo».

Garitano  estaba poseído por el "Espíritu Santo" renovador. Pero no pasaron veinticuatro horas y las tinieblas volvieron a su ser. Era demasiada "perestroika" para su mundo. Y "donde dije digo, digo Diego". A volver a empezar. Esquizofrenia bipolar. Como "Gollum" y  "Sméagoll"  en "El señor de los anillos". Renovadores e integristas al mismo tiempo.

Revivir estos momentos me llenan de nostalgia. “Nostalgia” de las ostias que ha recibido tanta gente de bien por parte de quienes hoy se apuntan a una “normalidad” institucional y gestual que pasma. Nostalgia con ironía. Nostalgia indignada de ver a tanto ángel exterminador convertido en querubín por efecto catártico.

Cuanta falsedad e impostura. Cuantos años perdidos en la intolerancia y el odio. Cuanto sufrimiento baldío. ¿Para qué tanta “socialización del sufrimiento”?. Para tragar carros y carretas sin parpadear. Y sin vergüenza.

Quien os ha visto y quien os ve. Bendito Pentecostés.