lunes, 5 de septiembre de 2011

QUE LA IZQUIERDA ABERTZALE TERMINE EL TRABAJO QUE SE COMPROMETIÓ

Se cumple un año desde que ETA hiciera público su compromiso de no llevar a cabo “acciones armadas ofensivas. Un parón en la actividad terrorista que fue confirmado más tarde como "general, permanente y verificable".


A lo bueno nos acostumbramos rápidamente y a vivir sin el sobresalto de la violencia mucho más. Cualquier paso atrás en este sentido sería un drama y un profundo fracaso por parte de todos. Pero de manera especial de quienes nos convencieron de que este proceso era “unilateral” y que surgía por propia convicción.

Si algo habíamos aprendido en tantos años de búsqueda de la paz era el determinar que su consecución no debía estar condicionada por la oferta de contrapartida alguna. La paz no tenía moneda de cambio que certificara su conquista. Ni la legalización de la Izquierda Abertzale, ni el inicio de un proceso de diálogo político, ni el cambio de la política penitenciaria.

Solo la unilateralidad de los pasos a dar podía convencernos de que, esta vez sí, el horizonte de una Euskadi sin violencia comenzaba a disiparse.
Y, en este sentido, he de reconocer que se ha avanzado mucho. Pero queda mucho camino aún por desbrozar.

La presencia de la Izquierda Abertzale en el juego democrático – a través de Bildu- no es sino una estación tránsito, una escala pragmática, en la normalización política.

Habiendo reconocido que su futuro está de espaldas a la práctica de la violencia, la Izquierda Abertzale emancipada tiene todo el derecho del mundo a poder ejercitar su actividad con la misma libertad y condicionantes que el resto de formaciones políticas. De ahí que la legalización de “Sortu” resulte una obviedad democrática.

Pero los éxitos electorales cosechados por “Bildu” y los pronunciamientos post mantenidos por sus dirigentes, hacen sospechar que, superadas, y con nota, las “urgencias” de hace meses – legalización, presentación de listas…- la Izquierda Abertzale ha olvidado en parte el discurso regenerador que le trajo hasta aquí.

Se han olvidado de reclamar, día sí y día también, a ETA de que su tiempo se ha acabado y que es necesario que explicite la irreversibilidad de su abandono y su carácter definitivo.

La Izquierda Abertzale debe seguir dejando constancia de que es ella quien lidera el proceso, que no hay tutela ni contrapartida que ofrecer al final de ETA. No hay balones en tejados ajenos ni exigencias de legalización de o de otro tipo que contrapesar a su decisión “unilateral”.

Rentabilizar los frutos de la nueva estrategia está bien. Proseguir en su búsqueda de “acumulación de fuerzas” (el retorno de Aralar a la casa del padre), resulta lógico. Pero que el descanso en el collado para observar la grandeza del paisaje no distraiga a quienes se han comprometido a subir a la cumbre para atravesar definitivamente la frontera de la discordia y el odio en este país.

Caben reproches a este tránsito. Quienes han acompañado durante decenios a los protagonistas de causar tanto dolor en este Pueblo no pueden pretender su resurrección sin que nadie les recuerde su responsabilidad en el calvario que hemos vivido.
Tampoco es de recibo que intenten revalorizar el país y las instituciones que tanto denigraron como milagro de su sola presencia, hoy y ahora, en dichas instancias. Y mucho más.

Pero, un año después de la inactividad armada confesada, hoy, me quedo con la buena noticia del tiempo ganado para la concordia.
Que la Izquierda Abertzale termine el trabajo que se comprometió. Suya es la responsabilidad. De nadie más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario