sábado, 13 de octubre de 2012

EXPERIMENTOS, CON GASEOSA


Ecuador de campaña. Fin de semana de sondeos.  Se está haciendo largo. Quince días oficiales mas la tralla de los mese anteriores resulta un exceso. Sería bueno que los partidos políticos se pusieran de acuerdo y limitaran más la duración de  la campaña. Con una semana sería suficiente. Si la cuestión fundamental es contrastar propuestas, seguro que en siete días  las formaciones políticas se las apañaban para presentar en el escaparate público sus alternativas. Y se ahorraba dinero, que es lo que ahora toca.

 Al fin y a la postre, cuando se convocan unos comicios , hay una parte muy importante del electorado que ya tiene definida su opción. Las campañas van dirigidas, básicamente a los “indecisos”, que el último momento decidirán si irán a votar o no y, si optan por participar,  determinarán a qué opción entregan su confianza.

Estamos ya con la encuestas. Los partidos manejan en su ámbito reducido las propias. El Gobierno vasco y los medios de comunicación  hacen públicas las suyas. “Gara” y el CIS lo hicieron la pasada semana.  Este “finde” lo hacen Vocento y el Grupo Noticias.

Todas presentan horquillas de escaños amplias que,  analizadas en sus mínimos o en sus máximos, auguran panoramas bien distintos.  Más importante que saber quien ganará y con qué diferencia,  es conveniente observar datos en principio no tan lustrosos como pueden ser la previsión de participación y el número de indecisos.

Empezando por lo segundo,  quienes no tienen decidido aún si votarán o no, y a quien lo harán , constituyen  una porción significativa del electorado. De su activación o no dependerá  el nivel de abstención y de este dato podremos prever  varias consecuencias.

La primera de ellas, si la participación es baja (cercana al 60% o inferior), los partidos pequeños tendrán mayores posibilidades de estar en la próxima Cámara Vasca. Parece evidente que hay una parte del electorado vasco –que anteriormente pudo haber votado a opciones tales como el PSE, PP o incluso Aralar-  que puede cambiar su sufragio hacia formaciones de “izquierda”. Ezker Batua, Ezker Anitza, e incluso UPyD  pueden ser su refugio.  Para contar en el recuento definitivo y optar a escaños, deberán superar en cada circunscripción, el 3% de los votos emitidos. De ahí la importancia de la participación final.

Las “izquierdas” cuentan con un hándicap añadido. Su división y la difícil identificación de cada alternativa por parte de los votantes. Decidir bien a quien de estas opciones se quiere votar sin equivocarse exige , casi, hacer un master, lo que les penalizará gravemente.

La segunda consecuencia que puede extraerse de una baja participación es que ésta puede beneficiar a EH Bildu, una formación  que pese a no tener nada que ver con las anteriores marcas de la Izquierda Abertzale (parece más un partido hippie que otra cosa) , mantiene un electorado fiel y activado como pocos. Es la herencia de un pasado de “prietas las filas”  que aún conserva y que todavía no se ha visto afectado por las contradicción de su reinserción democrática.

Si, por el contrario, la participación electoral es elevada, cabe pensarse que el  “constitucionalismo”, finalmente, se ha activado, ante una amplia mayoría abertzale en el nuevo Parlamento. Otra consecuencia de la mayor votación sería que, probablemente, el PNV afianzaría su papel de líder, distanciándose de Bildu, tanto en votos como en escaños.

Digo esto, porque, todos los sondeos, señalan a la candidatura de Iñigo Urkullu, no ya como la opción ganadora de los comicios del domingo, sino también con la que más confianza genera entre el universo electoral, incluidos los “indecisos”.

En resumen, cuidado a la hora de interpretar los guarismos de las encuestas publicadas. Una “cojonésima” de participación arriba-abajo  puede hacer que unos salgan a escena o no, que unos ganen con suficiencia o se queden justos,  y ello provocará, en cascada, que la posibilidad de un gobierno de izquierdas (PSE,Bildu, Ezker Batua-Anitza) se verosímil, o que las fuerzas constitucionalistas (PSE-PP) puedan tener opción de tener un nuevo lehendakari si en la primera votación parlamentaria, quien gane, no obtenga la mayoría absoluta.

Todo abierto e incierto a la espera de una semana más de mensajes y actos, poco o nada seguidos por una ciudadanía preocupada básicamente por si situación laboral, familiar, por su economía doméstica o por la afección de los recortes a su bolsillo.

Una ciudadanía que  penalizará gravemente a quien le mienta y que se lo pensará dos veces antes de depositar su voto, porque esta vez sí, se juega su interés y su futuro.  Lamentarse después por haberse equivocado ya no saldrá gratis.

 Experimentos, con gaseosa
 

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