El PP va a recoger firmas en Euskadi para cambiar la ley que
regula los requisitos de acceso a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) a
través de una Iniciativa Legislativa Popular (ILP) en el Parlamento Vasco, tal
y como ha anunciado el alcalde de Gasteiz y parlamentario vasco, Javier Maroto.“Voy
a promover una recogida de firmas en la calle para conseguir modificar esta ley.
Vamos a ir a las tiendas, a los bares, a los centros comerciales y a los
barrios para pedir a la gente que si cree en lo que les digo, que firme”.
Resulta inaudito que un parlamentario vasco diga que va a acudir a la recogida de firmas
para presentar una iniciativa en la Cámara
en la que él está presente y en la que puede, junto a su grupo, presentar cuantas
iniciativas le venga en gana sobre las
materias que considere oportuno.
Acudir a estas prácticas sólo tiene una justificación; populismo y demagogia
barata. Nadie le impide al parlamentario
Maroto ejercitar sus facultades representativas
en la Cámara legislativa, ni mucho menos
convertir un debate en una pieza de sesgo electoral. Lo que resulta
impropio de un cargo de representación popular es convertir la actividad
parlamentaria en un show, en una campaña
publicitaria que pretende revestir sus posiciones sectarias como una
reivindicación social de apoyo ciudadano.
Maroto quiere ser más populista que los seguidores de Pablo
Iglesias pero concitando en la calle un
debate sesgado e incompleto – el del supuesto
fraude de las ayudas sociales por los colectivos inmigrantes- que merecería tener el rigor y el contraste debido para no caer
en conclusiones viscerales y xenófobas. Quiere hacer que las leyendas urbanas no contrastadas
impulsen una modificación legal. Y eso es gravísimo.
Lo que Maroto debería hacer, que no hace, es clarificar qué
datos tiene y con qué contraste cuenta para afirmar, con pruebas reales, dónde está el fraude en las prestación de
servicios sociales y quienes la cometen. Debería , si tiene pruebas, poner a los
presuntos defraudadores en conocimiento
de los responsables de Lanbide para que
allí, de confirmarse los hechos, se
expedientara y quitara las ayudas sociales
fraudulentamente cobradas.
Pero Maroto no lo hace. Quizá porque sus denuncias no están
probadas. Y si no tiene pruebas, también podría dedicar a la Policía Municipal
–que es de su competencia- para que
investigara si hay o no empadronamientos falsos o si se está engañando o no a
las instituciones a la hora de cumplir los requisitos que marca la ley.
Ni lo uno ni lo otro.
Ni en el ayuntamiento ni en el Parlamento. Maroto prefiere la demagogia. La
publicidad y el postureo. Populismo de
la peor condición.
Maroto, ¿dónde vas con esa moto?.
“cómo es posible que la Diputación no actuara ante la situación que vivía la sociedad pública cuando los responsables de Ibarzaharra no iban a trabajar y cobraron más de 200.000 euros en el caso de Nieves y 80.000 euros en el caso de Camino”.
ResponderEliminarJajajaj eso tambien es populismo lo tenias a huevo chaval pero estate atento por que te vas a equivocar....hay sentencia o algo similar. Empieza el baile señores, una vez mas, leña al mono es decir leña al PNV que es lo que toca..Gu Geurea
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