Los antiguos romanos eran muy dados a las premoniciones y a establecer implicaciones sobrenaturales o
esotéricas a su vida diaria. Los “idus”
eran, en el antiguo calendario latino, una referencia especial..
De todas estas fechas, los “idus de marzo”, cobraban especial
significación. Marzo, Marte, dios de la guerra,
recreaba en su decimoquinto día una jornada de buenos augurios. Buenas
noticias que marcarían la tendencia de
vida de la colectividad de la “urbs”, siendo Roma, la “ciudad de ciudades por antonomasia”.
Los “idus de marzo” eran, por lo tanto, una cita con la
fiesta y las buenas noticias. Hasta que en el año 44 antes de Cristo, Julio
César fuera asesinado en tal fecha, marcando tal hito como punto de inflexión
en el tránsito político de la república al
imperio.
El escritor griego Plutarco reseñó que Julio César fue
advertido por un vidente del trágico futuro que le aguardaba en su camino hacia
el Senado. “Guárdate de los idus de marzo”,
le espetó el vidente. César,
sonriente, contestó al adivino menospreciando su vaticinio; “los idus de marzo
ya han llegado”, a lo que el vidente contestó compasivamente; “si, pero aún no
han acabado”. Y César cedió a su destino.
El pasado día 15 de este mes de marzo de 2015, informaciones
periodísticas revelaban que en la agenda electoral del Partido Socialista de
Euskadi sólo había un objetivo estratégico a combatir de cara a los próximos
comicios municipales y forales; el PNV.
Cabía esperar que ante la falta de perfil, la amenaza de los
“emergentes”, la fragilidad interna y la ausencia de signos identificativos, el
partido socialista buscara afianzar su
centralidad perdida o la tradicional imagen de “opción de gobierno” que durante
tantos años cultivara desde la oposición responsable. Pero no. Lejos de
resituarse en la vorágine, el PSE
determinó que en su diana de campaña estaría “el soberbio e
intransigente” PNV de Ortuzar y Urkullu.
La “hoja de ruta” electoral del partido de Idoia Mendia ha
comenzado a implementarse. Y el flanco de ataque es el Gobierno vasco. Que si
el ejecutivo autónomo no comunica al Parlamento
sus contratos –aunque on line pueda tenerse información inmediata y
exhaustiva de esta materia-, que si oculta datos sobre la publicidad (basta ver los informes remitidos a la Cámara
para afirmar lo contrario). Que si deben comparecer en el Parlamento los
sindicatos de la Ertzaintza –mejor que fueran a la mesa de negociación-.Que si
Urkullu deberá aclarar qué hacía su secretario de Paz y convivencia visitando a
un condenado por terrorismo (Díez Usabiaga).
Leña y más leña. Rayando el absurdo y el ridículo. Aunque esto último a
Pastor, que confundió las imágenes de la sede de EITB en Miramon con la cárcel
de El Dueso, le importe un bledo. Es, como diría nuestro “Uzturre”, la
“libertad del bufón”.
Cualquier observador, más o menos avispado, habría creído
que el PSE, cuyo futuro resulta tan incierto en Euskadi, se alejaría de la melé
que contra el PNV se ha configurado en las vísperas de las elecciones
municipales y forales. Porque su fuga de voto no está ahí sino en sus propias
carencias. Pero no. La formación de Idoia Mendia ha caído en la tentación fácil
de intentar abatir a los nacionalistas en el tumulto, como a César a las
puertas del Senado. Aunque en el intento, poco o nada de provecho propio consiga.
No es de extrañar que Eguiguren, ese espíritu libre abandonado por los suyos
haya dicho eso de que "El futuro del PSOE no lo veo tan negro,
pero el del PSE sí está más complicado". Cada cual tiene su vidente.
Por lo menos, hasta el momento, los socialistas no han
cometido el error de utilizar dardos envenenados con estiércol en su interés por abatir al
PNV.
Que la Izquierda Abertzale quisiera enfangar al PNV,
intentándole pringar con acusaciones y difamaciones que buscaran su descrédito, estaba descontado en el guión
político-electoral. Cuando alguien pretende enfrentarse a una formación cuyo
principal valor es la credibilidad pública de su gestión, lo lógico y lo fácil
es tratar de minar ese potencial. Para ello,
EH Bildu ha tirado de manual, intentando extender la sospecha, la duda,
en relación a esa supuesta buena gobernanza. Demanda por aquí, denuncia por
allá. Aunque no haya pruebas. Y aunque se sepa de antemano que la imputación
resulte fraudulenta. Como en el denominado caso Bidegi, en Gipuzkoa, donde, de
la mano de una inquisidora Larraitz
Ugarte –y con la oposición interna de una buena parte de la Izquierda Abertzale-
se ha urdido una comisión de investigación express a modo de tribunal
revolucionario que, eludiendo las pruebas y la verdad, conduzca al patíbulo a
los dos principales candidatos del PNV en aquel territorio; Markel Olano y,
fundamentalmente, Eneko Goia.
No se ha tenido en cuenta ni la investigación judicial en
curso –impulsada por la
propia Ugarte-, ni las pruebas periciales, ni la información
de los técnicos de la Diputación, de la dirección de la obra o de las empresas
ejecutoras de los trabajos. Y los datos, los informes, las fotos de los
rellenos, los muros de carga, los nuevos taludes, resultan incontestables. Pese
a todo, en tres días de “comisión investigadora” ha llegado a una conclusión.
Guillotina y punto.
Ahora bien, lo que nadie esperaba es que al borde del
cadalso prefabricado por Ugarte, se encontrara como co-verdugo, el Partido
Popular de Bárcenas, de “el bigotes” o de
Juan Carlos Cano. Ese peón de Quiroga, Maroto o Semper, que tuvo la
ocurrencia de decir que los candidatos del PNV Olano y Goioa “apestan”. El
mejor aliado de Permach o de Martin
Garitano en su emboscada contra los jeltzales.
El Partido Popular vasco, tras el 24 de mayo, puede llegar a ser tan irrelevante en Euskadi
que, perdido el norte y la perspectiva, ha comenzado a perder hasta la dignidad.
Lo de Sortu, EH Bildu o como se le quiera llamar a la Izquierda Abertzale
organizada, es otra cosa. No es una
cuestión de dignidad o de vergüenza. La vergüenza la tienen intacta. De no
usarla.
Su problema es el miedo escénico a perder espacio. Más allá
del “otro modelo”, de la “otra Gipuzkoa” o de la inescrutable “vía vasca”, han
sido incapaces de explicitar una propuesta, una iniciativa concreta para
afrontar los problemas reales del país.
Toda su estrategia pasa por zarandear al PNV. Golpearle con patadas y golpes de
todo tipo. Corruptos, chorizos, defraudadores. Amiguismo, clientelismo,
nepotismo. Manguis sistémicos en
definitiva.
Pero, hete aquí que, al mismo tiempo, mientras arrecia la
socialización de la porquería, desde esa misma Izquierda Abertzale se pida ayuda a los supuestos corruptos para fijar
una estrategia común que “desatasque” el “proceso de paz”. Con una mano te
sacudo y con la otra te pido ayuda. Abstraerse de una situación así resulta
prácticamente imposible. ¿Qué acordar con quien te quiere derribar a toda
costa?. ¿Cómo creer en la bondad, en la sinceridad de una propuesta compartida
cuando, en paralelo, se te denigra, insulta y agrede?.
Decir lo evidente, que las dos cosas a la vez no se
compadecen, ha provocado una nueva jugada sucia en el escenario. La
falsedad emitida en comunicado de que el
PNV reclamaba de Sortu el cese de las denuncias como condición previa para un
acuerdo en materia de paz y convivencia.
Mucho miedo tiene la Izquierda Abertzale
de perder terreno para caer tan bajo en su práctica política. Poco creen en su
futuro cuando toda su acción bascula en la difamación y la calumnia. Odio y
falseddad en lugar de política.
El PNV no es ingenuo. Ni echa en saco roto cuantas
agresiones está sufriendo por parte de la Izquierda patriótica. Pero quienes
crean que no dará una respuesta a los problemas del país, a la consolidación de
la paz y la convivencia, por despecho, se equivocarán. Ni Franco, ni ETA, ni
los actuales provocadores de la
difamación harán que el nacionalismo democrático abdique de su responsabilidad
de seguir sacando adelante a este país, a esta sociedad.
Los augurios vaticinan la peor tormenta que pudiera
pronosticarse. Pongámonos los chubasqueros y eludamos la confrontación. Sigamos
nuestro camino. Todos aguardan a César a las puertas del Senado. Cuchillo en
mano. Guardémonos de los idus de marzo.
Esquivemos el barro. Hagamos oídos sordos
a quienes desestabilizan en el Parlamento y a quienes enfangan la
convivencia normalizada fuera de él. Démosles una lección más. Lleguemos a
mayo. Allí, la ciudadanía emitirá su veredicto y pondrá a cada cual en su
sitio.
Grande! Es verdad!! Pero los anómimos luchadores, por desahogo personal más que nada, a lo mejor seguimos cantando las 40 a algún Bildurti si se nos cruza por algún blog que otro...
ResponderEliminarKoldo, en este suma y sigue nos encontramos solos y nunca un dicho fue tan acertado "mejor solos que mal acompañados" o le sumamos otro "las cosas a medias, a medias se quedan". No obstante, Kontuz tenemos ante nosotros un nuevo reto y vosotros representantes del pueblo lo sabéis. La juventud cada día. demuestra su interés por una Euskadi de pleno derecho y es mas, le suma una Euskal Herria de pleno derecho. Nabarra va ser en breve un herrialde a sumar , no cabe la menor duda, y entonces todos nosotros provincianos, decidiremos realmente nuestro futuro, lejos de la Marca España. Digo provincianos porque es el calificativo con el que nos pretenden atacar. Pues si, Provinciano; Aldeano, separata....o como les de la gana. Nosotros no estamos tan lejos de exigir nuestros derechos y para eso confiamos en vosotros . Jo ta Su.
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