Hay quien piensa que sólo los tejados ajenos tienen balones que descolgar. Y sobre sus cornisas hay colecciones de pelotones a la espera de que alguien los baje de allí.
La Izquierda Abertzale es un caso paradigmático en esto.
Siempre hay alguien o algo del que depende que la evolución de la pacificación, de la normalización o de le que fuere no avance adecuadamente.
Tras el éxito electoral de Bildu, cuyos factores de premio son adjudicables a múltiples patrones –recuperación de militancia, rentabilización del victimismo, el órdago del PNV a Zapatero para su legalización definitiva, la apuesta por vías civiles…-, retomamos la situación del final de la violencia con nuevas demandas por parte de los “emancipados”.
Según diversas fuentes consultadas, la izquierda abertzale, para que el proceso siga avanzando, estaría emplazando al Gobierno español a que comenzara a dar pasos para facilitar el final de ETA. Para ello, primero había pedido al PNV que, nuevamente, suministrara a Zapatero el poco tiempo que éste puede llegar a disfrutar hasta el final de su mandato.
Tiempo, en forma de apoyos parlamentarios, que le impidan caer y provocar unos comicios anticipados.
Lograda esta temporalidad, la Izquierda Abertzale requerirá del Gobierno español una mayor implicación para “convencer” a ETA de que “esto va en serio y no tiene vuelta atrás”. Para ello, creen necesario un contacto “técnico” con ETA, con materias de análisis tasadas (verificación internacional del procedimiento, colectivos “represaliados”, interlocución, etc).
No hay vía política. Eso tendrá que venir más tarde, una vez de que Sortu se legalice, y de la mano de las formaciones políticas, en consonancia con las tesis del “doble carril” de Anoeta o de manera más explícita en la Declaración de Gernika.
Además, para que los pasos sean firmes, los actores de la Izquierda Abertzale emancipada creen que el Gobierno español debería ya presentar soluciones, tanto a la ilegalización de Sortu, como a la continuidad de la denominada “doctrina Parot” en el ámbito Penitenciario. “Dos balones” que también sitúan en el tejado de Zapatero y confían en ser despejados tras el verano.
Como contrapartida ¿qué?. Pues poca cosa. Su firmeza en y convicción de que ETA no volverá a actuar, aunque no esperan un pronunciamiento “oficial” de considerar el “cese de actividades” de manera “definitiva”. Por lo tanto, no se espera un comunicado de cierre ni ahora ni en los próximos meses.
Tampoco, de momento, tienen decidido articular un gesto que reclame de ETA ese paso. Esa petición, unánime, en el escenario político democrático, no encontrará eco. Lo harán cuando tenga una “influencia positiva” para el conjunto del proceso. Dirán lo que tengan que decir cuando ellos lo decidan.
Los meses pasan, la percepción de que el cambio político llega a España más pronto que tarde y las consecuencias que para este final de la violencia puede tener, no son ajenas a la Izquierda Abertzale emancipada. Tienen presente el fracaso del 2006 y en su agenda de hoy también está que el “actual proceso sea compartido”. Compartido por las “cuatro familias que conviven en Euskadi; socialistas, populares, PNV y la Izquierda Abertzale”.
La designación de Martin Garitano como Diputado General de Gipuzkoa podía haber sido un punto en el calendario en el que colocar un ladrillo en la nueva edificación de Euskadi que se pretende. Pero no. Sólo ellos esperan respuestas de los demás. Ellos no tienen ni tejados ni balones. Sólo exigencias.
Hoy, sin ir más lejos, nos han emplazado a manifestarnos en Donostia el próximo 2 de julio como protesta del proceso “Bateragune”. Mañana reclamarán que nos sumemos a la petición de libertad de Otegi. Y pasado que, con nuestros votos, le hagamos lehendakari.
¿Cuándo les tocará a ellos mojarse?. El día que se dejen de parapetar en el tejado ajeno lo sabremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario