viernes, 17 de junio de 2011

ESPAÑA SE PARECE, CADA VEZ MÁS, A GRECIA

Hacía tiempo que no tenía un escritorio tan limpio. Apenas dos papeles. Es una de las cosas buenas que aportan los cambios. Cuentakilómetros a cero.


Ya tendré tiempo en convertir la mesa en una especie de caos universal. Papeles y expedientes desorganizados y revueltos, pero siempre detectables.


El curso político, una vez pasadas las elecciones y transcurrido el tiempo de las constituciones municipales y de las Juntas Generales, también aborda una nueva etapa.
Durante unos días, las formaciones políticas han estado ocupadas en la dialéctica de los pactos, de la suma de votos, de la configuración de mayorías y minorías.


Hemos asistido a disparates mayúsculos. “El PNV tiene un pacto vergonzante y clandestino con Bildu” (PSE). “El PNV ha pactado con el PP y los socialistas para sacarnos de la mesa de juntas” (Bildu). “Tengo constancia del pacto entre el PNV y Bildu” (Lehendakari López). “El PNV ha sumido a las instituciones en una crisis de inestabilidad” (Rodolfo Ares).
Hemos escuchado una cosa y su contraria en el mismo momento en un frontón de declaraciones que debiera hacer sonrojar a más de uno. Pero la humildad no es elemento que caracterice a determinada clase política.

Faltan aún por configurarse los equipos de gobierno de las diputaciones. Y mientras eso no suceda, tendremos la desdicha de continuar escuchando, de vez en cuando, mensajes similares a los soportados hasta ahora. Son cosas de “la política”.

Mientras, la situación económica de crisis se agudiza. Grecia en bancarrota total amenaza seriamente a la economía del euro, y el Reino de España es estrangulado por los mercados que imponen el pago de su deuda soberana por encima de los doscientos ochenta puntos básicos. Además, los “deberes” que la Unión Europa impuso a Zapatero, no terminan de cumplirse plenamente. La reforma del mercado laboral inconclusa, la negociación colectiva, las pensiones, el recorte del déficit público, la reconversión del sistema bancario (cajas), el establecimiento de un techo autorizado de gasto, etc no terminan de hacer frente a la gravísima situación de la economía española.

Dicen que España no es Grecia pero las imágenes de la Plaza de Catalunya se parecen mucho a las que de Atenas hemos observado meses atrás que a la Barcelona que creíamos conocer. No, España no es Grecia, pero cada vez se le parece más.

A la “pulmonía” económica se le añade el rumor de que uno de los nuevos bancos surgidos de las fusiones de cajas, no podrá hacer frente definitivamente a la dotación de fondos necesaria para su salvación. Además, Botín y los suyos –que magnífico apellido de banquero-, referencia de “solvencia” para algunos “entendidos”, pasarán por la Audiencia Nacional por presunto delito de fraude contra la Hacienda pública y blanqueo de capitales.

No hay más que desgracias económicas. España vuelve a asomarse al precipicio. Se habla –lo ha dicho Felipe González- de la necesidad de achicar espacio institucional (suprimir las diputaciones provinciales), de agrupar ayuntamientos, de recortar autonomías, de generar un pacto global sanitario. Medidas extraordinarias para tiempos excepcionales.

Sí, parece que llega “Paco con la rebaja”. Y el “patriotismo constitucional” de vacaciones. PSOE y PP a la greña para ver quien, en su pulso político, rentabiliza más de cara a las elecciones generales en ciernes. España moribunda y sus dos principales partidos, como en los aguafuertes de Goya, a cachiporrazo limpio.

Que Euskadi no es una isla lo sabíamos, y la tendencia económica general sigue teniendo su reflejo aquí. Baja el IPC lo que evidencia que el consumo se ha retraído. La recaudación pública se resiente. Grandes empresas, de especial trayectoria en este país, se han visto obligadas a vender su inmovilizado para, en alquiler, superar el charco de la falta de liquidez. Hasta el Gobierno vasco, imposibilitado de acrecentar su endeudamiento, ha tenido que echar mano de un crédito puente (se habla de 300 millones de euros) para aliviar su agotada tesorería.

Momentos duros e intensos. La crisis no se va. Se queda y parece que para tiempo. Aunque determinada clase política no se entere, impostando la realidad con mensajes de “galgos o de podencos”. De “escoltas” o de “condena del victimario pasado”. Es como si lo político y lo institucional fuera una trifulca en la que lo importante es molestar al adversario. Peleas de patio de escuela mientras el fuego está a punto de llegar a las aulas.

Confío que los nuevos gobiernos forales que se generen en los próximos días distingan lo relevante de lo aleatorio. Espero, que las nuevas diputaciones pongan también su contador a cero y centren su impulso en afrontar la crisis económica. Si queremos resistir, no nos queda otra, deberemos hacer un nuevo agujero en el cinturón, un nuevo ajuste, y, con austeridad en el gasto, establecer prioridades y, a dar pedales sin extenuación para generar actividad y empleo.

España se parece, cada vez más, a Grecia. ¿Euskadi?

1 comentario:

  1. Je, je.... verdades como puños. Así que la solución a la crisis según el máximo dirigente de los Gal pasa por unificar el país y así no saber exactamente de donde se saca la pasta para ponerla en dónde... muy hábil,... si no hay mal que por bien no venga, para algunos. Me parece que al PNV le va a tocar el diseño de una defensa espartana frente a los envites que se avecinan contra el autogobierno. González y Aznar ya se han puesto de acuerdo en algo.

    Solamente tienen un pequeño problema en su panacea para el estado todo (crisis, "problema vasco",...). Y es muy sencillo mientras que la voz popular (indignados) clama por una representación más directa del pueblo incluso a niveles de asambleas vecinales para de esta manera tener un mayor control sobre ciertas decisiones y acciones de determinados rufianes disfrados de políticos. Los adalides de la España universal proponen todo lo contrario. Ojos que no ven hoss.. que se meten.

    Va a ser como poco tan entretenido como algo que pasó allá por 1789.

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