martes, 19 de julio de 2011

BUACHAVAL, QUE FUERTE

Quien lo hubiera dicho. Cada día que pasa, descubro una nueva tecnología que me deja boquiabierto. Y eso que creo ir retrasado en eso de los nuevos aplicativos.
Ahora he encontrado algo que se llama “Wahtsapp” y que yo pronuncio como los niños pijos inician sus conversaciones ; “buachaval”.

Se trata de un “Messenger” gratuito para la telefonía móvil que te permite chatear con los contactos que ya lo han instalado en su terminal. Sin comerlo ni beberlo, he visto que más de cincuenta “contactos” que tenía en mi móvil, disponían de ese programa.
Y claro, como si fuera un juguete, he empezado a utilizarlo. Como un niño en la madrugada de reyes o de olentzero.

Lo anterior fue el “skype”, otro programa que te permite videoconferencias on-line con cualquier parte del mundo.

La época de la comunicación tradicional se ha acabado. Ya no hay emisores fijos que envían un mensaje unidireccional que la audiencia capta gracias a las grandes redes-canales de comunicación. Ahora todo tiene su respuesta. Desde el “me gusta” del “feisbuk” al “tuit” corporativo o al sms movilizador. Una aldea global interconectada.
Cualquiera  es protagonista y opina. Algo impensable hace apenas unos años, cuando los primeros teléfonos móviles eran un lujo, además de tener un tamaño que ni móvil ni portátil.

Ahora todo es inmediato, estresante. Si no hay conexión, si no hay cobertura, se nos cae el mundo. Si olvidamos el celular es como si fuésemos desnudos, como si fuéramos vulnerables.

Recuerdo con nostalgia aquellas tardes en las que mi madre se asomaba a la ventana de casa y utilizaba el método de comunicación más asequible; el grito. “Koldoooooooooooo!!!!!. A cenarrrrrrrrrrrrr”. El mensaje se repetía dos o tres veces. Para que no me quejara de la falta de cobertura.
Y si te hacías el sordo, al legar a casa, se te disipaba la sordera rápidamente.

Buachaval, que dirían los de hoy,  que rayada.
Cada cual tendrá su opinión sobre la benevolencia de unos tiempos u otros, sobre los beneficios y perjuicios de tanto avance tecnológico. Lo que resulta inexorable es la necesidad  de asumir la revolución comunicativa que se impone. Comunicación democrática, participativa. En la que nadie tiene la última palabra ni el control de los mensajes.

También aquí llega un nuevo tiempo. Pongámonos al día.
Antonio Núñez es uno de los valores emergentes en la comunicación de nuestro tiempo. Le conocí hace un par de años y sus enseñanzas en relación al “relato” y el “storytelling” me parecieron reveladoras.  Este gaditano, contratado por las principales corporaciones económicas y políticas del momento, ha escrito un magnífico libro titulado “la estrategia del pingüino”. También, hace unos meses, publicó un artículo en “El País” anunciando anticipadamente el fracaso electoral del PSOE, más allá de la desafección de su electorado. Un buen escrito que animo a analizar y que explica, con imágenes cautivadoras, la realidad de esa nueva comunicación que he pretendido resaltar en este post. Buachaval, que fuerte. http://www.elpais.com/articulo/opinion/Arrojarse/agua/hace/elpepuopi/20110523elpepiopi_4/Tes

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