viernes, 16 de septiembre de 2011

EL LEHENDAKARI LÓPEZ Y EL CIERRE DE ESCUELAS Y HOSPITALES

Hacía tiempo que no escuchaba unas declaraciones más irresponsables y llenas de soberbia. Las hizo quien ostenta la máxima representación de este país, el Lehendakari Patxi López. El presidente del Gobierno vasco exigió el pasado jueves a la Diputación de Bizkaia que "reconsidere" su rechazo a la reforma fiscal que él propugna en solitario o, en caso contrario "que nos diga qué quiere recortar, qué escuelas y hospitales quiere cerrar". Bochornoso, sin más.



Resulta impropia de un dirigente institucional una afirmación semejante. Primero, porque, al día de hoy, nadie conoce pormenorizadamente cual es la reforma tributaria que propugna. Nadie lo sabe –creo que ni él- porque ni la ha detallado, ni ha presentado propuesta alguna más allá de la propaganda y la demagogia discursiva de “ricos y pobres”.


En segundo término, porque sus vagas intenciones propagandísticas, no han gozado de ningún apoyo concreto, más allá de una ambigua sintonía de los dirigentes de Bildu (qué casualidad, que las posiciones más cercanas sean las de quienes no han precisado aún sus objetivos de gobierno).


En tercer lugar, porque el cargo de Lehendakari debe ser mucho más que un mero observador que cuan predicador se dedique a abroncar o a aconsejar a los demás sobre lo que deben o no hacer. Y el presidente López lleva más de dos años de legislatura leyendo papeles y haciendo declaraciones sobre lo que, según su guión, toca hacer a los demás. A las Diputaciones, a los empresarios, a los partidos políticos, a la sociedad…A todos menos a su gobierno


Algún día dirá qué va a hacer él y su equipo.


Cuarta reflexión. Sus palabras de anteayer denotan una ignorancia sonrojante en relación a la situación económica y la crisis. López desconoce lo básico. Los recursos públicos han caído porque la actividad económica no genera los excedentes que hacen posible una mayor recaudación. Es decir, que si no hay pedidos, no hay trabajo, no hay facturación, no hay beneficios. No hay retenciones, no hay consumo y no hay dinero para las arcas públicas.


El sistema tributario sirve para redistribuir la riqueza generada. Si no hay riqueza no hay nada que repartir. (Se lo ha dicho todo el mundo. El más claro Lazpiur, pero López ni ha escuchado ni quiere hacerlo).


Quinta consideración. Un lehendakari debiera saber que por mucho que se ordeñe veinte veces a la misma vaca ésta no dará más leche si no se ha alimentado. Un lehendakari que se precie de serlo debe conocer que las Haciendas forales no son el banco emisor de moneda, que no tienen la máquina de fabricación de billetes que tira de tinta y papel a su antojo y los convierte en euros.


Sexta impresión. Un lehendakari debe ser algo más que un consultor recostado en el diván. El gobierno que preside forma parte del entramado institucional de este país que durante años de autogobierno ha funcionado bajo el principio de riesgo compartido. Es decir que mientras las cosas vayan bien, lo irán para todos, pero que cuando se tuercen, cada cual debe asumir su responsabilidad y las medidas correspondientes a adoptar.


En este sentido cabe indicar que en el Consejo Vasco de Finanzas del pasado año, fue el Gobierno del lehendakari López quien pidió a las diputaciones forales que hicieran un esfuerzo y elevaran la tasa, el nivel de recaudación previsto para este ejercicio. Un incremento difícil de creer, a tenor de la coyuntura económica, pero que su ejecutivo consideró imprescindible para cumplir con sus compromisos de gasto. Es decir, que quiso hacer las cuentas al revés. Pienso gastarme tanto y necesito tanto para cuadrar, luego recaudaremos lo que haga falta. Impresentable. Hasta la última familia de este país sabe que tendrá que adecuar sus gastos a los ingresos que consiga y no a la inversa. El Gobierno de López no y ahora culpa a otros de cerrar escuelas y hospitales.


Séptima reflexión. La política económica de derroche y desfase del lehendakari López ha hecho multiplicar por seis el endeudamiento de su gobierno. Ha dilapidado los excedentes y ha convertido unas cuentas saneadas en una deuda galopante. Y dice necesitar más.


Octava cuestión. Su soberbia le lleva a reprochar a la Diputación de Bizkaia la responsabilidad de su lamentable balance económico, cuando la Hacienda de este territorio es la que más se ha aproximado a las estimaciones de recaudación y su equipo foral ha encaminado sus deberes para ajustar el gasto a sus compromisos.


Novena consideración. Hemos pasado el ecuador de la actual legislatura y el lehendakari sigue sin presentar un plan económico. Un año desde la transferencia de las políticas activas de empleo y seguimos sin noticias de Lanbide. Llevamos más de dos años de discurso permanente. De “consejos vendo” y de nada más. Dos años pasados de tiempo perdido, de incapacidad, de insolvencia.


Décimo y último considerando. En los próximos días, el Lehendakari López deberá comparecer ante el Parlamento en el Pleno anual de política general. Comienza a ser hora de que él y su gobierno comiencen a conjugar la primera persona del singular y el plural para presentar a la ciudadanía un compromiso y una responsabilidad que les vincule. Y es hora también para el rigor, aunque , a tenor las bochornosas palabras escuchadas el pasado jueves de boca del lehendakari, mucho me temo que dicho concepto – rigor- ni esté ni se le espere en el hemiciclo de Gasteiz.



1 comentario:

  1. Lo que debe cerrar el Sr. López es su gobierno y Ajuria Enea, convocar nuevas elecciones autonómicas y marcharse definitivamente a su casa. Un individuo que ocupa injusta e ilegítimamente un cargo político de tanta responsabilidad, que ha demostrado su incapacidad para... prácticamente todo lo que se le supone, que además de conducirnos a la ruina económica solo sabe plantear incrementos en la presión fiscal y recortes sociales, no merece ser el lehendakari de Euskadi. Cada vez que abre la boca, además de irritar a la mayoría social del país, nos hace sentir vergüenza ajena. Ya casi nadie duda de que se trata de un patán arrogante, un impresentable inútil y una gran desgracia para nuestro país. La sociedad vasca lo exige: ¡López dimite ya!

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